Las reventada en la bancada de Opción Ciudadana - el viejo PIN- en el Congreso quedó en evidencia con la reacomodada de las directivas de ese partido, en el que el 'Tuerto' Gil es el amo y señor.
En PIN dividido, el ‘Tuerto’ es rey
Édgar Artunduaga, Milene Jarava, Doris Vega, María Irma Nore?a y Édgar Espíndola, copresidentes de Opción Ciudadana (el viejo PIN).
La reacomodación de las cabezas del viejo PIN en la reciente convención de ese partido, ratifica la división que hay entre un grupo de congresistas y los aliados del parapolítico Luis Alberto ‘el Tuerto’ Gil, quien sigue de amo y señor de su propia colectividad.
En una convención de dos días en Bogotá, en donde los asistentes eran afines al ‘Tuerto’ y a sus aliados en su mayoría, el grupo de senadores descontentos con él (como lo contó La Silla) resultó perdiendo a la hora del nombramiento de las nuevas directivas.
El amo y señor
Aunque el viejo PIN tiene dentro de sus estatutos tres órganos de mando: una dirección nacional que incluye 119 miembros, un comité ejecutivo que tiene 21 miembros y una junta directiva que tiene cinco presidentes y cinco vicepresidentes, en la práctica, para tres militantes del partido que hablaron con La Silla, el poder está concentrado en ‘el Tuerto’ Gil.
La principal razón está en que además de que Gil es el dueño del partido, algo que de por sí lo pone por encima de cualquier militante, tiene ubicada a su gente en todos los cargos estratégicos.
Por ejemplo, en la presidencia tiene a su esposa Doris Vega, en la vicepresidencia tiene a Celestino Mojica, un político de Santander que toda su carrera política ha militado en ese partido y es uno de sus ahijados; en la representación legal tiene a Álvaro Caicedo, un exconcejal de Bogotá que es conocido por hacerle caso a ojo cerrado a Gil; como director político tiene a Juan Roberto Rico, quien arrancó con Gil desde que fundó Convergencia Ciudadana en Santander; y en el comité ejecutivo también tiene a Alfonso Riaño, un exrepresentante a la Cámara de Santander que al igual que él terminó condenado por parapolítica.
Además, aunque Gil no quedó formalmente en ninguno de los 10 renglones de la junta directiva (que en teoría es el máximo órgano de decisión), sí figurará con nombre propio en otro de los cargos del Partido: ‘La comisión de organización’.
“Ese es el cargo que se encarga de estructurar el camino que vamos a tomar y proyectar el futuro de Opción Ciudadana”, le contó a La Silla Celestino Mojica, vicepresidente del viejo PIN.
A la ubicación de sus cuotas directas en lugares estratégicos de su colectividad, se suma el hecho de que en el tejemaneje del partido, según tres fuentes de adentro de Opción Ciudadana, que pidieron la reserva de su nombre, todo está dado para que el ‘Tuerto’ haga su voluntad.
“Desde que nos cambiamos el nombre a Opción Ciudadana ninguno de los órganos ha funcionado. Jamás se convocó a la Dirección Nacional porque hacer que coincidan 120 personas es casi imposible. El Comité Ejecutivo (21 miembros) pero se llamó en varias ocasiones nunca tuvo quórum, entonces lo que pasaba era que las decisiones las tomaba el representante legal del partido en época no electoral y Gil directamente cuando se venían las elecciones”, le explicó a La Silla
Las regionales de 2015 fueron precisamente el botón de la muestra del autoritarismo que ejerce Gil en el viejo PIN: Mientras que en Sucre Álvaro ‘El Gordo’ García, perdió su dominio por el acercamiento de Yahir Acuña con el ‘Tuerto’, en Santander el exgobernador de ese departamento condenado por parapolítica, Hugo Aguilar, terminó buscando avales en otras colectividades -Centro Democrático y la ASI- para avalar a sus candidatos.
La apartada tanto del grupo de García como del de Aguilar, se dio pese a que cada uno tenía bajo su ala congresistas, y por lo menos en el papel, tenían poder para hacerle contrapeso a Gil.
Por eso, aunque la semana pasada y esta semana se eligieron a todos los miembros de los tres órganos de poder y se repartió la representación entre las casas políticas regionales que son aliadas del viejo PIN, en la realidad la percepción es que quien manda es el Tuerto.
“Lo que dice Gil se hace. Ahí no hay de otra. Nadie se atreve a proponer algo diferente porque no hay manera de hacerlo. Eso de los cargos directivos es un caramelo para entretener”, le dijo uno de los militantes de ese partido a La Silla.
La expansión
Las elecciones locales de 2015 no solo reacomodaron el mapa político en las regiones del país, sino también al interior del viejo PIN.
Como lo contó La Silla, la bancada de ese partido está reventada y gran parte de sus militantes está barajando opciones para saltar a otros partidos sin inhabilitarse.
En medio de esa reorganización interna, según una fuente de adentro del viejo PIN, ya se está mirando la manera de compensar los votos de los que van a salir y de los que se van a consolidar como los nuevos socios de Gil para las legislativas de 2018 y las locales de 2019.
Las cuentas alegres que nos hizo informalmente un aliado del Tuerto señalan que a los Aguilar los podría reemplazar Acuña (cuya esposa sacó 180 mil votos a la Gobernación el año pasado) y a los García alguna otra ficha. “Y (Antonio) Correa si se queda bienvenido, sino, lo reemplazamos por otro”, señaló la fuente al mencionar tres de las votaciones más fuertes del PIN.
En las sumas y restas que ya empezaron a hacer en el viejo PIN para captar votos y superar el umbral, algo que en las legislativas de 2014 los tuvo en ascuas en el escrutinio porque por poco no superan el 3 por ciento de los votos por lo que se habría quedado sin personería jurídica, lo que quedó claro es que están actuando con miras a expandirse y que para eso están echando mano de políticos de diferentes regiones del país.
A los Aguilar los podrían reemplazar Acuña y a los García alguna otra ficha
Uno de los más sonados, que llegó a engrosar las filas del partido del ‘Tuerto’, es el del periodista y exsenador liberal, Édgar Artunduaga, quien además de ser director de la cadena radial Todelar (emporio que tiene 41 emisoras en todo el país), es vicepresidente de contenidos del portal de internet KienyKe.
Artunduaga, quien llegó al viejo PIN recomendado por el parapolítico Alfonso Riaño, hizo su entrada al partido por la puerta grande: no solo se quedó con una de las cinco presidencias, sino que en su discurso en la convención anunció que utilizará su influencia en los medios de comunicación para cambiar y renovar su imagen.
Adicionalmente, en esa colectividad están buscando la manera de atraer votos en Risaralda y nombró dentro de la presidencia a María Irma Noreña, una política de esa ciudad que salió de Aguas y Aguas (la empresa que maneja el acueducto de Pereira) en medio de denuncias sobre un carrusel de contratación y que el año pasado buscó la Alcaldía de Pereira por firmas pero terminó adhiriéndose a la aspiración de Juan Pablo Gallo, el candidato del viejo PIN.
Los vientos de expansión del ‘Tuerto’ Gil también soplan en el Valle, departamento en el que tiene viejos conocidos, entre esos el parapolítico Juan Carlos ‘el negro’ Martínez, quien también fue condenado por fraude electoral y está siendo investigado por sus presuntas relaciones con narcotraficantes.
De ese departamento ingresó como secretaria de la junta directiva del partido Mariela Hinestroza Hinojosa, quien fue funcionaria en la administración del destituido exgobernador del Valle, Juan Carlos Abadía, y quien a su vez era un aliado político del ‘Negro’ Martínez.
Otra de las presidencias se la quedó un viejo conocido del PIN. Édgar Espíndola, el exsenador cristiano que se hizo famoso en todo el país por plagiar un estudio de la Universidad de los Andes y presentarlo como propio en un proyecto de ley para reformar el colapsado sistema penitenciario y por radicar otro proyecto que buscaba se sancionara la infidelidad en el país, y quien se quemó en las legislativas de 2014.
Los que se consolidaron en el Caribe
En el Caribe, lograron un puesto decisivo el único representante del PIN en el Magdalena: Franklin Lozano. Un joven político local que este año se ha vuelto uno de los principales aliados del poderoso clan Cotes (que tiene la Gobernación en cabeza de Rosa Cotes Vives), incluso con una secretaría propia.
Lozano es tan cercano a ese grupo, que suena como una de sus cartas al Congreso en las próximas legislativas, en fórmula al Senado con Avo Cotes, que es sobrino de la Gobernadora y hermano gemelo del saliente mandatario, Luis Miguel ‘el Mello’ Cotes.
Con Jorge David ‘el Davo’ Pastrana, el viejo PIN quiere poner un pie con fuerza en Córdoba, la tierra de los senadores más votados del país: los llamados ñoños, Bernardo ‘el Ñoño’ Elías y Musa Besaile.
Pastrana es un exdiputado, que en las pasadas regionales administró los avales de Opción Ciudadana en ese departamento y además él mismo fue candidato a la Alcaldía del pueblo de Sahagún, en una movida en la que le disputó el poder sin éxito al poderoso Ñoño Elías.
Después de la convención en la que su esposa, Milene Jarava, fue escogida como copresidenta del PIN, Yahir Acuña quedó graduado como el principal socio del Tuerto Gil en ese partido.
Como lo hemos contado en La Silla Caribe, Milene fue la carta con la que Yahir le apostó sin éxito a la Gobernación sucreña el año pasado.
El aval que le dio el PIN a Jarava fue una contundente victoria de Yahir sobre algunos de los senadores de la colectividad, quienes querían otro candidato porque localmente son rivales del yahirismo.
Entre esos senadores está nada menos que Teresita García, la hermana del parapolítico (condenado por la masacre de Macayepo) Álvaro ‘el Gordo’ García, otrora mandamás de Sucre. Y también Julio Miguel Guerra, hijo del patriarca liberal sucreño Julio César Guerra Tulena.
Sin embargo, la influencia de Acuña llegó más allá. El controvertido excongresista que está siendo investigado por parapolítica y que fue descubierto a dos días de las elecciones del año pasado con $498 millones en efectivo, también se quedó con un asiento dentro de las directivas del viejo PIN.
Acuña fue nombrado miembro del Comité Nacional (integrado por 21 miembros que fueron elegidos en la convención de la semana pasada) y se quedó con la tarea de articular las relaciones del viejo PIN en “asuntos gremiales y empresariales”, lo que en términos prácticos lo encarga de la financiación de los candidatos que ese partido pondrá a competir en las legislativas de 2018 y en las locales de 2019.
La convención y la elección de directivas del viejo PIN cerró con el anuncio de que presentarán candidato presidencial para 2018 con el que seguramente podrán ‘negociar’ con uno de los presidenciales fuertes de los grandes partidos de la Unidad Nacional. Sin embargo, habrá que ver si la división con la que el Tuerto sigue reinando solo no debilita la colectividad y la movida de ahora termina yéndose en su contra.