A Juan Carlos Martínez le fue menos mal de lo que parece

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A Juan Carlos Martínez le fue menos mal de lo que parece

 

 

Juan Carlos Martínez, el ex senador condenado por parapolítica, no logró colmar su ambición de convertirse en el líder político más votado del país. Sus tres partidos, el PIN, el MIO y Afrovides, habían inscrito en el país más de 17 mil candidaturas para todos los cargos que había en juego, todo con el propósito de quedar como una de las fuerzas políticas con mayor influencia. Los resultados del domingo no se lo permitieron: no ganaron los cargos de mayor importancia y perdieron el dominio en su natal Valle del Cauca. Pero lo que parecería un rotundo fracaso en realidad no lo es tanto porque, entre los tres partidos, lograron posicionarse en varios departamentos y localmente Martínez quedó representado en casi todas las regiones como se aprecia en el siguiente mapa.

Los partidos de Martínez alcanzaron dos Gobernaciones, las del Casanare y el Valle. También habían firmado acuerdos programáticos con otros ganadores, como Santander y Meta y, por primera vez, se quedaron con la Alcaldía de una capital de departamento, la de Mitú. Pero además, con el PIN, el MIO y Afrovides, Martínez consiguió 81 alcaldías en todo el país y en todos esos municipios logró curules en los concejos, además de las asambleas departamentales.

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A lo que aspiraba Juan Carlos Martínez:

Pase su cursor por encima del departamento para obtener información específica sobre los candidatos que apoyaba Martínez para estas elecciones, varios de los cuales no ganaron.

 

Las pérdidas

En general, perdió poder en Santander y Valle –la cuna de las dos raíces de los partidos pues el PIN nació de Convergencia Ciudadana que había nacido en Santander y el MIO es vallecaucano-, aunque logró representación en varios departamentos del norte del país.

Estas dos pérdidas se explican por fenómenos diferentes. En Santander, que era el departamento más fuerte para el PIN, pues allá había nacido y luego se había consolidado en el resto del país, Martínez no controla el partido. El origen inicial del PIN fue Convergencia Ciudadana, el partido del ex senador Luis Alberto Gil Castillo, también preso por parapolítica. En Santander, aunque el nuevo Gobernador Richard Aguilar se lanzó por firmas, firmó un acuerdo programático con el PIN y el partido concentró sus esfuerzos en sacar adelante su candidatura, lo que llevó a una reducción en el número de alcaldías y concejales afines.

Pero el PIN en todo caso se considera ganador. Mantuvieron su presencia en el escenario político, específicamente en 13 departamentos y 37 alcaldías. El presidente de la colectividad, Ángel Alirio Moreno, le dijo a La Silla Vacía que ellos intentaron desprenderse de la imagen de Martínez y por eso no firmaron coalición con el candidato del Valle.

Aunque Moreno insiste en que el PIN y Juan Carlos Martínez no tienen nada que ver, en los departamentos donde más crecieron fueron Meta y Casanare, los mismos que, sumados, fueron los mayores triunfos para Martínez.

El caso del Valle fue diferente. En ese caso, Martínez ganó con su candidato a la Gobernación, Héctor Fabio Useche, pero la reducción en el número de alcaldías y concejos bajo su influencia fue notable. Los voceros de los tres grupos políticos habían dicho que ellos tenían el 35 por ciento de los cargos locales, pero que pretendían aumentar esa posición en un diez por ciento. Lo cierto es que la redujeron pues sólo obtuvieron seis alcaldías de las 16 que pretendían.

La explicación de esta derrota es el fracaso de su estrategia, la llamada “operación avispa”, que consistía en tener candidatos de los tres partidos para todas las corporaciones. Con eso, Martínez lograba la mayor cantidad de líderes para llevar hacia su candidato a la Gobernación, cosa que efectivamente logró. Sin embargo, produjo un efecto contrario en las alcaldías y concejos, pues dividió los votos tradicionales de Martínez y de su gente, dándole el triunfo a terceros. Por eso es que Martínez perdió Buenaventura, su cuna política. La Alcaldía fue para el Partido Liberal.

Las ganancias

Aunque estas derrotas han sido destacadas por los medios, que han declarado a Martínez como uno de los perdedores de la contienda, lo cierto es que el ex senador preso logró posicionarse con mucha fuerza en otras zonas del país. Prácticamente se tomó el Casanare y en el Meta logró ubicar a su gente en prácticamente todos los municipios.

El Casanare es el ejemplo de que los resultados para Martínez no fueron una derrota. Ese departamento quedó completamente “tomado” por los partidos de Martínez. Ganó la gobernación con Nelson Mariño, candidato de Afrovides, también obtuvo tres curules en la Asamblea y siete de las doce alcaldías municipales. Además de tres curules en la Asamblea Departamental.

Mariño causó escozor desde que lanzó su candidatura puesto que ningún partido aceptó darle el aval. Pero logró que Afrovides se lo entregara, según dijo una fuente a La Silla Vacía, a cambio de 500 millones de pesos. Lo que se dice en Casanare es que los avales del PIN, Afrovides y el MIO fueron comprados y eso hace que –de una u otra forma– Martínez termine como dueño de la representación.

Las ganancias en Casanare, como en el Meta, donde obtuvo cuatro alcaldías, significan una presencia en una zona donde hay muchos recursos de las regalías. Allá, la operación Avispa sí le permitió ganar porque, aunque parezcan diferentes partidos, si se suman los ganadores de los tres movimientos, significan una fuerza importante.

Un militante del  MIO en el Valle dijo que no se siente derrotado y, por el contrario, siente que pasaron la prueba de fuego porque lo importante para Martínez y sus seguidores es mantenerse y aumentar, aunque sea a paso lento, pero seguro.

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