La cuentas que no cuadran de los Juegos Nacionales en Santander

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Camilo Rincón, director del Indersantander.

Aunque el Indersantander pagó $2.791 millones para que los deportistas del departamento asistieran a los Juegos Nacionales en 2015, varios cientos de millones no se habrían invertido.

Aunque el Indersantander pagó $2.791 millones para que los deportistas del departamento asistieran a los Juegos Nacionales en 2015, varios cientos de millones no se habrían invertido.

Atletas que se seleccionaron bajo criterios autoimpuestos que no se habrían cumplido, una licitación que estuvo marcada por presuntas irregularidades y direccionamientos, y una delegación cuyos integrantes existen en el papel pero que no fueron a competir, hacen parte de la cuantiosa inversión.

La Silla rastreó cómo se ejecutaron los recursos destinados a apoyar a los deportistas de la región para que compitieran en las máximas justas deportivas del país en 2015, y esto fue lo que encontró.

El criterio que no se cumplió

En enero de 2015, cuando los torneos clasificatorios para los Juegos Nacionales, estaban en su apogeo, y los atletas del departamento se preparaban para lograr un cupo en los Juegos Nacionales de ese año, una regla autoimpuesta por el Instituto de Recreación y Deporte de Santander, Indersantander, sacó de tajo de la competencia a varios de los que para ese entonces se perfilaban como posibles representantes de la región.

Bajo la premisa de llevar “calidad y no cantidad” a los Juegos, el entonces director de ese instituto, Camilo Rincón, anunció que solo los atletas santandereanos ubicados en los cinco primeros puestos del ranking nacional de cada categoría deportiva serían inscritos para competir por el departamento

La decisión se basó, según dijo Rincón, en que el presupuesto no era suficiente para llevar a todos los clasificados y a que en esa medida era mejor para Santander apostarle a las medallas seguras en las pruebas en vista de que “en las competencias de alto rendimiento los resultados son matemáticos y siempre, si se mira el promedio, los primeros cinco son los que obtienen medalla”.

No obstante, a la hora de preseleccionar a los competidores otra cosa fue lo que pasó. La Silla habló con varios deportistas y ligas del departamento,  quienes denunciaron que el criterio que pesó a la hora de elegir solo se utilizó  selectivamente para los del ranking.

“Eso jamás se llevó a la realidad, los metodólogos éramos los encargados de revisar bajo esa regla el número de deportistas que iban a ir, y lo que verdaderamente pasó fue otra cosa.  En realidad todo dependía de quién le caía bien al director. Solo para darle un ejemplo, en Taekwondo solo hubieran podido ir tres, pero terminaron yendo 10 porque alguien entró a decirle  a él que por favor se los dejara llevar”, aseguró Rubén Pulgarín, metodólogo de deportes de combate.

Intenté de todas las maneras que me dejara competir. Yo le dije que no diera el apoyo económico y que yo me pagaba mi estadía y todo lo que necesitara, pero que por favor me inscribiera porque si el Inder no me inscribía no podía competir. El director me dijo que no y yo perdí el entrenamiento de todos estos años

Álvaro Prada, karateka.

El caso fue el mismo en Squash y de los ocho competidores que asistieron, solo dos estaban dentro del ranking; en Badminton la historia también se repitió.

“Le habíamos apostado a tres oros, y solo nos llevamos uno porque el director llevó a las personas que le dio la gana, y lo peor a muchas que  no llevaban un proceso. Lo del ranking fue puro cuento y solo aplicó cuando él quiso hacerlo”, indicó Manuel Vargas, entrenador de Badminton.

Aunque decenas de deportistas más habían logrado un cupo en los juegos,  y según le dijeron a esta redacción, intentaron pedirle que los llevara pese a que no estaban en los primeros lugares del ranking, tal y como estaba haciendo con varias disciplinas, eso tampoco sucedió.

De hecho La Silla conoció la versión de un deportista, quien intentó que lo inscribieran sin darle el apoyo económico, y Rincón tampoco accedió.

“Intenté de todas las maneras que me dejara competir. Yo le dije que no diera el apoyo económico y que yo me pagaba mi estadía y todo lo que necesitara, pero que por favor me inscribiera porque si el Inder no me inscribía no podía competir. El director me dijo que no y yo perdí el entrenamiento de todos estos años”, relató Álvaro Prada, karateka.

Al ser consultado por La Silla, Rincón negó que fueran ciertas las declaraciones y se las atribuyó a intereses políticos.

“Hay una diferencia entre los hechos y los resultados y yo hablo con resultados. Bajo el criterio que determiné logramos mejores resultados, lo que pasa es que aquí hay intereses políticos y personales porque me imagino que a mucha gente le debe parecer interesante el Indersantander”, precisó.

Y agregó: “No hay ningún deportista clasificado en los primeros lugares del ranking nacional que no haya asistido a los Juegos Nacionales”.

La controvertida licitación

Con ese telón de fondo, el 23 de septiembre de 2015 Camilo Rincón abrió la licitación para contratar la logística de la delegación del departamento en los Juegos Nacionales.

El proceso de selección, que fue llamado por un valor de $2.791 millones, tenía  como fin desplazar a una delegación de 708 santandereanos (436 a los Nacionales y 272 a los Paranacionales, eso teniendo en cuenta que pesas y patinaje ya habían competido), entre deportistas, equipo médico, entrenadores, delegados, prensa y administrativos a las justas deportivas.

Aunque el objeto es relativamente común, y varias empresas en el país pueden ofertar por ejecutar labores de logística,  el proceso cerró, como ya era costumbre en la contratación de la Gobernación de Santander, con la propuesta de un solo oferente.

La irregularidad está clarísima en este proceso y evidentemente vamos a recurrir a los entes de control para que indaguen, porque hay razones suficientes para que se investigue de fondo.

María Juliana Acebedo, vocera Transparencia por Santander.

La Silla revisó el pliego de condiciones  y encontró que las condiciones fueron formuladas con criterios de experiencia tan específicos y requisitos de clasificación en el registro único de proponentes, RUP, tan detallados, que llevaron a interesados en ofertar a denunciar presuntos direccionamientos.

“Tras una revisión al pliego se hacía muy evidente que esos requisitos no contribuían de fondo con la licitación y sí eran excluyentes. En los clasificadores del RUP la cosa es tan detallada que les piden hasta clasificador para entregar domicilios. Eso carece de sentido”, explicó María Juliana Acebedo, vocera de Transparencia por Santander.

Sin embargo, y además de fijar esos criterios, que entre otras cosas limitaban la experiencia en tiempo y espacio (la reducían a solo contratos con máximo de cuatro años de antigüedad y en ciudades específicas del país), el Indersantander también decidió calificar la idoneidad de los potenciales proponentes otorgándoles puntaje a las certificaciones que aportaran como constancia de su experiencia, algo que por ley no estaría permitido.

“Por definición la experiencia es un requisito habilitante y en esa medida no se puede calificar, aunque el exdirector del Indersantander diga que hay una diferencia entre idoneidad y experiencia son conceptos íntimamente ligados y más por la manera en la que los presentan en esta licitación. La irregularidad está clarísima en este proceso y evidentemente vamos a recurrir a los entes de control para que indaguen, porque hay razones suficientes para que se investigue de fondo por lo que podría ser un direccionamiento”, agregó Acebedo.                                                    

Así las cosas, la única propuesta que se presentó fue la de una unión temporal denominada ‘Grandes eventos deportivos’, que estuvo integrada por la Corporación Orgullo Santandereano con el 95% de participación y por la firma SL Grandes Eventos y Soluciones Logísticas SAS con el 5%, esta última empresa se estrenó en las ligas de la contratación estatal para esta licitación y curiosamente se inscribió en el RUP –requisito indispensable para participar por la ejecución de los recursos del Estado- solo dos días antes de que el Indersantander publicara el proceso de selección.

Para el caso de la corporación, cuyo representante legal es Luis Fernando Naranjo, La Silla encontró que ya era una tradicional contratista del Indersantander y que solo en los últimos cuatro años ha recibido directaramente cuatro contratos (la operación de los intercolegiados 2012, 2013 y 2015 y de los juegos de playa 2015) que ascienden a $2.622 millones.

Aunque en el papel, esa corporación es una organización autónoma, La Silla encontró que funciona en la misma sede de otra corporación denominada ‘El poder de la comunidad’, que además de tener en común el lugar de domicilio, teléfonos y hasta algunos de sus socios, también es contratista de Indersantander y de hecho ejecuta ‘en llave’ con Orgullo Santandereano los contratos que esta última obtiene.

“Lo que pasa es que mi corporación es más artística y cultural y Orgullo Santandereano es más de logística, y por eso no nos consorciamos. Nosotros nos colaboramos mutuamente, el contrato de Juegos Nacionales yo lo ejecuté con esa corporación, miramos precios hoteles y estuve pendiente de toda la logística”, señaló Wilson Cartagena, representante legal de ‘el poder de la comunidad’.

Pese a que las licitaciones están pensadas para que el Estado adquiera servicios al menor precio posible promoviendo la competencia entre empresas privadas, el valor de la oferta de la única unión temporal que se presentó fue exactamente el mismo por el que el Indersantander abrió el proceso.

Al respecto, Rincón negó que se hubiera presentado algún tipo de irregularidad en la licitación. “La exigencia de ese pliego fue mucha porque no nos podíamos arriesgar a que nos dejaran botados en la mitad de los Juegos, y querer hacer las cosas bien es algo que no se le puede reprochar a la administración pública. Cada cosa que pedimos fue porque se necesitaba, buscábamos un operador idóneo y eso fue lo que conseguimos”.

Las cuentas que no cuadran

El contrato fue firmado el 4 de noviembre a solo 3 días de que iniciaran las competencias en Chocó, Tolima, Cali y Bogotá, y se pactó que 708 personas se desplazarían.

Precisamente este medio comparó el número de deportistas consignados en el contrato con el que verdaderamente fue inscrito y con los reportes de las ligas del departamento, y encontró que las cifras no cuadran.

Por una parte, en el contrato quedó consignado que 299 deportistas irían a competir en las justas representando a 38 disciplinas diferentes; no obstante, según los registros que reposan en la página oficial de los Juegos Nacionales, solo 223 aparecen inscritos y en representación de solo 30 disciplinas (descontando pesas y patinaje que habían competido varias semanas atrás), es decir, de  entrada hay 76 que no aparecen reportados y que en esa medida no compitieron.

De ese número que jamás se presentó, 42 corresponden a cinco ligas que ni siquiera fueron inscritas o no clasificaron: fútbol femenino, ciclismo MTB, Fútbol Sala Masculino y Natación en la modalidad de clavados y esgrima.

De los 34 restantes hay varios que aunque aparecen contabilizados en el contrato no fueron. Solo por nombrar algunos, en boxeo se contrató el apoyo económico para 5 deportistas pero realmente asistieron solo 2, en natación contabilizaron 8 pero solo 1 viajó a representar al departamento, en canotaje pagaron 13 pero compitieron 8, en Judo pagaron 20 pero fueron 16, en ciclismo de ruta pagaron 10 pero fueron 7 y en actividades subacuáticas de aguas abiertas nadie llegó a competir.

El caso es similar para los Juegos Paranacionales. Pese a que el Inder tasó en el contrato que 190 deportistas asistirían, en los registros oficiales de esas competencias solo aparecen inscritos 121. Es decir, para estas justas existió un desfase de 69 deportistas.

Solo contando los pasajes aéreos que se pagaron, y que en promedio, según el contrato, ascendieron a $615 mil, por los 76 deportistas que asistirían a los nacionales y los 69 que llegarían a los Paranacionales pero que jamás se presentaron hay poco más de $89 millones que no están justificados en el contrato solo en transporte.

Si a esa partida se le suma lo correspondiente a hospedaje, que en promedio costó $160 mil por noche y se multiplica por los seis días que en promedio duraron los deportistas en cada ciudad, las cuentas suman $140 millones más. 

Sin embargo, el Indersantander pagó también alimentación y destinó $60 mil por día para cada uno de los asistentes, esa partida por los 145 deportistas que dejaron de asistir asciende a los $52 millones. Teniendo en cuenta también los gastos de hidratación y refrigerios que fueron pagados,  habrían $18 millones más cuyo pago se quedaría sin justificación.

Como el instituto también compro uniformes y calzado para todos los deportistas, de ese rubro sobraría dinero. La Silla hizo las cuentas y encontró que el mayor valor pagado por este concepto para los Juegos Nacionales llegaría a los $29 millones y para los Paranacionales a los $17 millones.

Sin embargo, las presuntas irregularidades en la destinación y ejecución del dinero no solo estarían relacionadas con los deportistas.

Pese a que el exdirector del Indersantander puso en el contrato el pago de un equipo de apoyo que incluía entrenadores, médicos, delegados, prensa y administrativos, que suman un total de 219 asistentes, las cifras tampoco cuadrarían.

Por una parte el equipo biomédico que asistió fue de solo 8 personas; en cuanto a los delegados y entrenadores, según las versiones de los deportistas, el promedio de asistencia fue de uno por cada disciplina; es decir, si compitieron 30 deportes, realmente habrían viajado 60 personas adicionales a las del equipo biomédico.

Para el caso de los Paranacionales la regla se repitió y el promedio de entrenadores y delegados que viajaron se redujo a uno por cada disciplina (la cifra de asistentes rodearía las 24 personas teniendo en cuenta que 12 disciplinas compitieron por Santander), más el equipo biomédico de 8 personas; no obstante, en estas competencias, hubo una excepción y en algunos casos auxiliares acompañaron a los deportistas.

“Los casos se presentaron en natación con dos auxiliares, atletismo un auxiliar y boccia con 4 auxiliares”, aseguró Ismael Vega, entrenador de personas en condición de discapacidad.

(el supervisor del contrato) no quería firmar la liquidación y por eso dejó de venir los últimos días del año

Así las cosas, de los 219 integrantes de equipo de apoyo, solo un aproximado de 108 corresponderían a asistentes vinculados directamente con el deporte. Los 111 restantes están justificados en prensa y administrativos del Indersantander, quienes tomaron los cupos de los atletas santandereanos que aunque lograron clasificarse no les fue permitido viajar.

No obstante, La Silla estableció que solo 17 personas integran el personal de planta del Indersantander, y que el personal administrativo contratado por prestación de servicios asciende a cerca de 20 personas, por lo que quedarían 74 cupos adicionales para prensa. Si bien La Silla no logró establecer el número exacto de periodistas deportivos que viajaron por el departamento a cubrir los Juegos, la cifra, según reporteros consultados por este medio y que estuvieron en los Juegos Nacionales, no fue esa y osciló entre 20 y 30.

Este medio también conoció versiones provenientes de la planta administrativa de ese instituto que señalaron que la dotación que les correspondía no les fue entregada en su totalidad. 

El contrato fue liquidado el pasado 30 de diciembre, luego de un cambio de última hora del supervisor, quien fue retirado del cargo, según las versiones de varias fuentes de adentro del Indersantander consultadas por La Silla, "porque no quería firmar la liquidación y por eso dejó de venir los últimos días del año".

Este medio intentó en repetidas ocasiones contactarse con Ángel Salcedo quien fue el supervisor que terminaron retirando pero nunca contestó las llamadas.

Por su parte, Rincón corroboró la versión en cuanto a que Salcedo se había ausentado de su lugar de trabajo; no obstante, respecto a los motivos que lo llevaron a separarlo de la supervisión de ese contrato aseguró: “el supervisor anterior tenía mucha carga laboral porque estaba encargado de la liquidación de casi todos los contratos. También lo hice porque tengo la discrecionalidad para hacerlo”.

Sobre las cuentas finales y el pago al contratista Rincón indicó: “Hicimos las cuentas y revisamos los soportes y eso deja al Indersantander con un saldo a favor de $166 millones”; sin embargo, a renglón seguido explicó que de esa suma, que según las cuentas de ese instituto fue la única que no se justificó, solo serían reintegrados $103 millones al departamento debido a que “había que descontarle el IVA”.

Aunque el principal argumento del exdirector del Indersantander para preseleccionar a los competidores fue que no había presupuesto, La Silla comparó el contrato que se suscribió en 2012 para este mismo fin con el que se ejecutó en noviembre pasado, y encontró que para 2015  esa entidad pagó más y llevó a menos deportistas. Hace tres años se proyectó el viaje de 602 deportistas (257 más que en 2015) y  de 11 delegados de equipo médico.

“Nosotros tuvimos que ir a cinco departamentos y eso nos costó $2700 millones, en los pasados ellos fueron solo a dos. Ahora, en esta ocasión viajaron los deportistas a hoteles de las mejores categorías cuando hace tres años se hospedaron en moteles, y todos viajaron en avión, si eso no es optimizar recursos entonces quisiera que me contaran qué es optimizar. Yo liquidé unilateralmente el contrato de 2012 porque ese operador no justificó $800 millones que tendrán que ser devueltos al departamento”, concluyó.

La participación de Santander en los Juegos Nacionales cerró con 13 medallas de oro, dos más de las que obtuvo en 2012 pero cinco menos de las que ganó en 2008. Ese resultado dejó al departamento en el séptimo lugar del ranking nacional, dos puestos arriba de su clasificación en 2012, pero, también, dos puestos por debajo de su resultado en 2008.

"El resultado es mediocre y con esto queda en evidencia que la decisión de no llevar a todos los deportistas, muchos de los cuales sí tenían opción de medalla, fue un capricho y nada tuvo que ver con criterios deportivos serios", aseguró Karol González, squashista y deportista élite en Santander.

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