En titulares, la considerada obra eterna de Cartagena: Transcaribe, va en que el alcalde Dionisio Vélez reiteró hace dos días que después de nueve años de desgreño por fin en noviembre entrará en funcionamiento el esperado sistema integrado de transporte. Pero no sólo ese anuncio no es tan exacto, sino que al megaproyecto lo acecha una pelea que eventualmente podría significar más retrasos: el pulso por quién se queda con la gerencia. Uno de los protagonistas de esa puja es, de nuevo, la cuestionada casa García Zuccardi.
La sombra de los García vuelve a rondar Transcaribe (y su negocio)
En titulares, la considerada obra eterna de Cartagena: Transcaribe, va en que el alcalde Dionisio Vélez reiteró hace dos días que después de nueve años de desgreño por fin en noviembre entrará en funcionamiento el esperado sistema integrado de transporte. Pero no sólo ese anuncio no es tan exacto, sino que al megaproyecto lo acecha una pelea que eventualmente podría significar más retrasos: el pulso por quién se queda con la gerencia. Uno de los protagonistas de esa puja es, de nuevo, la cuestionada casa García Zuccardi.
La silla del gerente de Transcaribe es hoy más clave que nunca porque quien la ocupe tendrá que ver con unos 450 mil millones de pesos, que es más de lo que se ha invertido en obras desde 2004.
“Ahora es que se viene el negocio para algunos”, le dijo a La Silla un técnico que conoce bien el proyecto.
El clan García, liderado por el exsenador condenado por corrupción Juan José ‘Juancho’ García y su esposa la exsenadora (en juicio por parapolítica) Piedad Zuccardi, mantuvo ese cargo desde 2012 cuando el entonces alcalde Campo Elías Terán nombró a José ‘Pepe’ López Amarís. Él es el hijo del excongresista condenado por parapolítica Alfonso López Cossio, quien hizo fórmula y es cercano a ese grupo.
A los García les interesa tanto el puesto que venían moviéndose para obtenerlo desde 2010, cuando se posesionó el presidente Juan Manuel Santos, de quien son tan amigos que hasta han compartido en parrandas.
Ese año comenzaron las llamadas desde Bogotá a la Alcaldía de Cartagena para sugerir el nombre de Carlos Otero Gerdts en la gerencia del ente rector del sistema integrado de transporte. Éste nunca se concretó porque la mandataria de la época Judith Pinedo consideró mejor dejar allí al ingeniero Enrique Chartuni.
Otero es de la cuerda de los García. Es tan cercano a ellos que, cuando falleció Campo Elías Terán y el Presidente lo nombró alcalde encargado, dejó 13 altos cargos de la Administración en manos de allegados a los García Zuccardi.
La ‘coronita’ de Transcaribe que obtuvieron por fin con Pepe López la perdieron, sin embargo, hace poco más de dos meses por decisión de Dionisio Vélez.
El Alcalde se movió en la junta directiva de la empresa para remover la carta de Juancho García, a pesar de que la mantuvo durante sus tres primeros años de Gobierno.
La movida de Dionisio fue anunciada oficialmente como un paso para darle dinamismo al proyecto y acelerar su puesta en marcha.
No obstante, algunos en la Cartagena política creen que el mandatario quiere además dejar a un funcionario amigo a la cabeza que le asegure crédito en la obra que ha sido su bandera y alguna representación. Evidencia de ello es que armó una terna para reemplazar a López con tres cercanos suyos.
Transcaribe es timoneada desde una junta directiva de cinco funcionarios, que entre otros asuntos decide el nombre del gerente, presidida por el Alcalde pero en la que la Nación tiene la mayoría.
Y aunque el Gobierno Nacional no se resistió a que saliera Pepe López, quien es reconocido por haber demostrado un carácter de técnico más que de político, ahora se ha movido para que le devuelvan la cuota burocrática a la casa política más poderosa de Bolívar. Es decir, a los García.
Sucedió poco antes de la última junta directiva de Transcaribe, el pasado agosto. Tres fuentes distintas, todas con acceso privilegiado a la Alcaldía, le aseguraron a La Silla que en esa ocasión de la Vicepresidencia llamaron a Dionisio para pedirle que ayudara en la junta a nombrar a un gerente del grupo de los García.
“Llaman a Dionisio y le dicen ‘ayúdanos que el gerente también te va a copiar a ti y además a Juancho (García) no se le ha dado nada’. Ante eso, ¿qué podía hacer el Alcalde? pues obedecer una orden que es claro que viene de Presidencia”, detalló una de esas fuentes.
Justo después de eso, y aunque el tema de la gerencia no estaba en el orden del día, en esa junta el viceministro de Transporte Enrique Nates Guerra, quien actúa allí en representación del Presidente, presentó el nombre del almirante José Alfonso Díaz Gutiérrez de Piñeres para ser nuevo gerente.
Con eso, desconoció la terna que había presentado el Alcalde, terna que está hoy descartada, como se lo explicó el propio Viceministro a La Silla.
Aunque ese día no se votó ni se llegó a una decisión definitiva, al Alcalde y a su gente les quedó claro que la tendrán cuesta arriba para poner el reemplazo de Pepe López como querían.
“El tema quedó como en stand by, como en un tira y afloje. Dionisio está parao en la raya e insiste en presentar una terna, pero obviamente no quiere pelear ni con el Presidente ni con el Vicepresidente”, nos dijo una de las fuentes cercanas al mandatario con las que hablamos.
Por su parte el Almirante le negó a La Silla que pertenezca al grupo de los García y nos aseguró que se enteró por los medios locales que su nombre estaba sonando. Sin embargo, sí llama la atención que venga de ser la cabeza de una entidad en la que tiene gran influencia ese clan, como lo contó La Silla: la Cámara de Comercio de Cartagena.
Se espera que en la próxima junta directiva de Transcaribe, este mes, se defina esta puja en la que el Gobierno ya escogió su esquina. Por ahora, el secretario Carlos Coronado, una de las manos derechas de Dionisio, seguirá en encargo.
Si el pulso por la cabeza del ente rector del sistema se extiende o se resuelve sin consenso, se corre el riesgo de sumar atrasos al megaproyecto debido a que ese nuevo jefe podría llegar a empaparse de los temas justo en la desafiante época de la puesta en marcha. Y también porque el nuevo alcalde que saldrá de las regionales de octubre podría entrar con ánimo de poner a alguien de su cuerda.
El gran negocio del atrasado Transcaribe se viene ahora con la inversión de 223 mil millones de pesos (125 mil de ellos aportes de la Nación) contemplados en un Conpes de diciembre pasado para el patio portal El Gallo, que será la sede de los tres operadores del sistema, y otras obras de infraestructura que faltan.
También, con la chatarrización de los buses viejos de la ciudad, que se calcula costará unos 118 mil millones de pesos más. Y por último con la licitación que está en curso para la compra de los buses de Transcaribe en su rol de tercer operador (los otros dos operadores, privados, ya tienen su flota). Ese contrato asciende a 68 mil millones de pesos.
Es, precisamente, esa licitación la que evidencia que no es tan exacto que la entrada en operación el próximo 11 de noviembre “no tiene reversa”, como anunció hace dos días el Alcalde.
En esa fecha, si todo sale bien, saldrán a las calles apenas 40 de 658 vehículos que en total tendrá el sistema integrado en un operativo pedagógico. La jornada seguro servirá para la foto oficial, pero en la práctica no se tratará aún del proyecto que promete ordenar el caos del transporte público cartagenero. Aunque obviamente sí es un gran avance.
Para que toda la iniciativa se vea, falta que se cierre el proceso licitatorio de los buses de Transcaribe operador que debió entregarse, según los anuncios de esa empresa, en mayo pasado. El cronograma va en que se cerrará a mediados de este mes y se adjudicará el 9 de octubre. A partir de allí, deberán correr unos siete meses más mientras llega el pedido de los vehículos.