En Antioquia, que entren los godos y escojan

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Los conservadores en Antioquia están a punto de elegir candidato entre un godoruribista, una desconocida heredera de parapolítico y un político de carrera.

Una foto del ex presidente Álvaro Uribe con un precandidato conservador a la gobernación de Antioquia le está subiendo la temperatura a la convención azul del viernes, pues muestra que hay una posibilidad real de que el candidato oficial conservador termine con el uribismo.

La foto, que se tomó Uribe con el ex diputado César Eugenio Martínez el jueves pasado en Medellín, encaja en la postura política de Martínez, quien ha dicho que si es elegido el domingo, buscará una coalición con el uribismo.

El mismo Uribe reiteró esa posibilidad en un trino público dirigido a la candidata de su partido a la Gobernación

Esa cercanía entre uribismo y conservatismo en Antioquia no es nueva y, de hecho la candidata del Centro Democrático, Liliana Rendón, viene del conservatismo. Pero cuando su padrino, el ex gobernador Luis Alfredo Ramos se fue con Uribe solo se llevó su estructura.

Por eso, si se da una alianza entre uribismo y el oficialismo conservador a través de Cesar Eugenio Martínez, la candidatura de Rendón (que seguramente sería la que seguriía adelante, dado que es más conocida y lleva más tiempo en campaña) tendría un nuevo empujón. Podría contar con una parte importante de las maquinarias políticas antioqueñas que se está disputando con Luis Pérez Gutiérrez.

 

Pérez ya tiene el aval de Cambio Radical, la promesa de aval liberal y amigos en La U y entre los conservadores. Pero hasta hace tres semanas, no tenía cómo conseguir el aval conservador. Ahora sí lo tiene, con una aspirante prácticamente desconocida pero impulsada por un padrino poderoso.

Como el futuro político inmediato de Antioquia está en juego, esta foto con Uribe tiene a la clase política paisa más pendiente de lo que pase el viernes en la convención de los conservadores.

Y entra el parapolítico

El ex senador Óscar Suárez Mira salió de la cárcel en diciembre, con libertad condicional, tras haber purgado parte de su pena por parapolítica. Y ya está haciendo campaña política con toda, lo que muestra que definitivamente los parapolíticos siguen políticamente vivos.

Suárez, que ha construido poder político a través de un férreo control del municipio de Bello, impulsa a la ex contralora de ese municipio, Eva Inés Sánchez, a quedarse con el aval conservador a la Gobernación. Y lo hace de frente, como muestran estas fotos de un encuentro político el sábado pasado en la sede de Compensar en Apartadó

Ese impulso de Suárez y de su grupo político (que incluye a su hermana la senadora Olga y al representante a la Cámara Germán Blanco, que ha hecho reuniones permanentes los últimos días con los miembros de directorios municipales) tiene a Sánchez con opciones para ser elegida en la convención conservadora del viernes.

Eso a pesar de que Sánchez llegó a la carrera apenas hace dos semanas -gracias a que el directorio departamental permitió su inscripción extemporánea-, que nunca se ha lanzado a un cargo de elección popular y que solo ha tenido cargos de nivel directivo en Bello, de donde fue Secretaria de Hacienda entre 1990 y 1992 y contralora municipal entre 2004 y 2008 (cuando Olga Suárez era alcaldesa), y de nuevo entre 2012 y octubre de 2014, cuando renunció para no inhabilitarse.

La fuerza política de su padrino es tal que esa aspiración fue uno de los motivos que llevó al retiro de otra precandidata, la ex representante Marta Cecilia Ramírez, que tenía el apoyo de la ex candidata presidencial Marta Lucía Ramírez y del empresario Manuel Santiago Mejía, pero poca fuerza en la estructura azul.

De ganar Sánchez el viernes, se abriría una puerta para que el Partido Conservador termine impulsando la candidatura de Luis Pérez.

Y es que Óscar Suárez Mira y Luis Pérez ya han actuado en llave en el pasado. En el fallido intento del ex alcalde de volver a administrar a Medellín en 2011, Suárez fue uno de los barones políticos que lo apoyó; y ya lo había apoyado en esa misma aspiración en 2007.

Dado que ni los precandidatos Sánchez ni Martínez tienen fuerza propia y que el Partido Conservador no puede ganar solo en Antioquia, estas candidaturas tienen un objetivo claro: llevarse el aval oficial del partido para construir una alianza con otro candidato. Y estas dos movidas recientes pueden desestabilizar al candidato que parecía más firme y llevaba más tiempo haciendo campaña.

¿Candidato propio?

El candidato que parecía más opcionado es el ex director del área metropolitana Carlos Mario Montoya, y es el que ha hecho una campaña más fuerte y visible, con sede propia, vallas y recorridos por las regiones del departamento desde fines del año pasado.

Montoya tiene el apoyo del llamado grupo de Itagüí, una de las fuertes estructuras políticas de los conservadores antioqueños. Su figura principal es el actual alcalde de ese municipio vecino a Medellín, Carlos Andrés Betancur, e incluye a la senadora Nidia Marcela Osorio y a dos de los tres representantes conservadores (Nicolás Albeiro Echeverry y Horacio Gallón).

Esos apoyos dentro del partido ponen a Montoya como un candidato sólido para el viernes porque quienes votan en la convención son los miembros de los directorios municipales, y éstos hacen parte de las estructuras políticas como las del grupo de Itagüí.

Montoya ha dicho hasta ahora que, si gana, va hasta el final. Es decir, que él es la carta para que el conservatismo se mantenga independiente de la Unidad Nacional y del uribismo.

Sin embargo, Montoya no es distante de otras fuerzas políticas cercanas al gobierno de Juan Manuel Santos.

De una parte, él es cercano al alcalde de Medellín, Aníbal Gaviria, pues trabajó muy cerca de él en el Área Metropolitana. El grupo político de Gaviria, como parte del liberalismo, está en el papel con Pérez. Pero La Silla supo que la hermana del alcalde, la senadora Sofía Gaviria, se ha opuesto fuertemente a que le entreguen el aval a Pérez y por eso podrían terminar quedándose quietos o encontrando una fórmula para apoyar a otro candidato. Como Montoya.

De otro lado, los tres congresistas de ese grupo han apoyado al Gobierno en el Congreso y son parte del grupo santista del conservatismo.

Mientras tanto, la candidatura del fajardista Federico Restrepo anda por su lado, sin meterse en la pelea por estas estructuras.

Lo que ocurra el viernes es indispensable para saber qué candidatura queda viva. Pero, gane quien gane, la cosa no pinta fácil para el beneficiado.

“El partido va a quedar roto” le dijo a la Silla una persona que conoce el proceso por dentro. “No importa quién gane, los otros no lo van a apoyar”.

Igual lo que se juega es importante: el ganador del viernes se quedará con el aval y con el oficialismo del partido, lo que va a hacer más difícil para los otros grupos hacer campaña por otros candidatos. Los concejales y diputados que le hagan campaña a alguien diferente al candidato oficial del partido pueden terminar investigados por doble militancia. Además, es más fácil decirle a un votante que vote por el mismo logo en todos los tarjetones, a que lo haga por un salpicón - aunque eso no sea inusual.

Por todo esto, la convención azul, a menos de cinco meses de las elecciones y cuando queda un mes para que los partidos inscriban oficialmente sus candidatos, puede mandar un mensaje político fuerte: si resulta elegido Martínez se va a reforzar el godouribismo; si es Montoya, probablemente habría candidato propio; y si queda Sánchez, el partido posiblemente terminaría donde Pérez. 

La decisión del viernes tendrá secuelas nacionales también para el 2018 porque ayudará a definir  qué presidenciable queda con gobernador amigo en el segundo departamento del país: si Uribe con Rendón, Vargas Lleras con Pérez o Sergio Fajardo con Restrepo.

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