Las críticas a la encuesta que pone de puntero a Peñalosa (y sus respuestas)

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?La encuesta para las elecciones de octubre realizada por Ipsos Napoleón Franco para La FM, Noticias RCN, RCN Radio y la Revista Semana tiene una foto de los resultados de las elecciones muy distinta a la que venían midiendo otras encuestas. Sobre todo en Bogotá hay un cambio de tendencia drástico: Enrique Peñalosa puntea con un 30 por ciento (en una contienda que hasta ahora se había visto como de empate técnico entre tres candidatos).Estos resultados generaron inconformidades y críticas desde varias campañas y analistas políticos sobre la forma en la que se hizo la encuesta y los resultados que obtuvieron.

La encuesta para las elecciones de octubre realizada por Ipsos Napoleón Franco para La FM, Noticias RCN, RCN Radio y la Revista Semana tiene una foto de los resultados de las elecciones muy distinta a la que venían midiendo otras encuestas. Sobre todo en Bogotá hay un cambio de tendencia drástico: Enrique Peñalosa puntea con un 30 por ciento (en una contienda que hasta ahora se había visto como de empate técnico entre tres candidatos). 

Estos resultados generaron inconformidades y críticas desde varias campañas y analistas políticos sobre la forma en la que se hizo la encuesta y los resultados que obtuvieron.

“A pesar de que usen la metodología distinta, los resultados no deberían ser tan distintos porque uno supone que todas tienen un grado de certeza, de seriedad”, le dijo a La Silla un analista político que trabaja con una de las campañas en Bogotá.

"Me parece que son críticas con agenda pero no entiendo cuál es. Como no les va bien le están jugando a despretigiar la encuesta", respondió el director de Ipsos, Javier Restrepo. 

La Silla revisó las principales críticas que se hicieron y consultó a Restrepo para explicar esos resultados. Estas fueron las cinco cosas que disgustaron y las respuestas a cada una.

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“Según esta encuesta hay una revolución democrática en Bogotá"

La encuesta dice que el 84 por ciento de los encuestados tiene una filiación con algún partido político. Lo más sorprendente es que el partido que encabeza la lista es el verde, con el que el 44 por ciento de los encuestados identifica a Peñalosa por encima del candidato oficial de ese partido, Carlos Vicente de Roux.

“Eso no puede ser posible. En Colombia el 71 por ciento de la gente no tiene filiación política. O recogieron los datos en 1970. Ese podría ser el sesgo de esta encuesta”, le dijo a La Silla Miguel García, profesor de ciencia política de la Universidad de los Andes que forma parte del equipo del Proyecto de Opinión Pública en América Latina, Lapop, que hace mediciones de cultura política en toda la región.

La razón es que, según las mediciones que ha hecho Lapop en Colombia, solamente el 27 por ciento de los encuestados en 2014 dijeron tener una filiación con algún partido. En Bogotá, la cifra es menor: 23 por ciento. Aunque los datos no están actualizados este año, estos resultados se han repetido consistentemente en sus últimas mediciones desde el 2006.

La explicación de Javier Restrepo de Ipsos para esos resultados es que la encuestadora usa dos preguntas que, tras una operación metodológica similar a una suma (aunque según él, más compleja), determinan los porcentajes. Esas preguntas son: primero, “¿por cuál de los partidos se siente representado usted?” y la segunda, “independientemente de si se siente representado o no por algún partido, ¿con cuál de estos simpatiza?”

“Así lo hemos hecho por décadas. No estamos diciendo que la filiación partidista es con la que se sienten representadas las personas sino con cuáles partidos se sienten cercanos. Son metodologías distintas y no se puede comparar con los estudios de cultura política que hacen ellos”, dice Restrepo.

Aún así, este método tiene reparos. “La forma correcta de preguntar por la filiación política es hacer una pregunta inicial de ‘¿usted se siente cercano a algún partido político?’. Si sí, ‘¿a cuál?’ o ‘¿qué tan cercano o qué tan lejano se siente a estos partidos?’ Así se puede evaluar el apego sin tener un sesgo”, explica García.

 
2

"La encuesta no privilegia a los que van a votar"

La encuesta entrevistó a 600 personas en cada una de las seis ciudades donde se realizó la medición. Sin embargo, no todas esas personas van a votar efectivamente.

Por ejemplo, en Bogotá solo 457 de las 600 personas dijeron que definitivamente sí van a votar en las elecciones de octubre o que probablemente lo harán. En principio, eso disminuye la muestra, con lo que además incrementa el margen de error del 4 al 4.7 por ciento. (Un margen de error relativamente alto, pero que en todo caso no pasa del cinco por ciento, lo que implica que es razonable. En cuatro ciudades también está por debajo de ese número, aunque en Cali es del 5,4 por ciento).

“Es más fácil sesgar muestras pequeñas”, dice un analista político.

Pero más allá de eso, la principal crítica en este punto es que la cifra indica que más de la mitad de los bogotanos va a votar o al menos tiene intenciones de hacerlo. Eso sin embargo, no corresponde con las cifras de abstención históricas en la capital que superan el 50 por ciento.

Para Javier Restrepo esta crítica no es válida por dos factores: por un lado, porque es el mecanismo que usan todos los encuestadores en Colombia y el que está avalado por los organismos de control. La otra razón es que el oficio de los encuestadores es precisamente tomar una foto de los resultados a partir de la opinión de los encuestados. Eso implica que, si una persona dice que sí va a votar, ellos asumen que así será.

Sin embargo, Restrepo sí reconoce que el porcentaje de los que efectivamente votan es menor al que registra su encuesta. “Eso siempre pasa: históricamente más personas dicen que van a votar de las que efectivamente votan. Esa cifra se va depurando mientras más se acercan las elecciones”.

 
3

"Es sólo por teléfono"

Las mejores encuestas son las que se hacen puerta a puerta y de manera presencial. Esto cambia la muestra de personas a quienes les preguntan, porque no todos los colombianos tienen teléfono y muchos de los que sí lo tienen no están en sus casas para contestar cuando les hacen las encuestas porque están trabajando.

“Se hace al que conteste. En el norte, contesta la empleada del servicio y en el sur -si llaman- todo el mundo está trabajando, entonces nadie contesta. Si toda la encuesta es telefónica, el margen de error se amplía”, le dijo un estratega político de una campaña a la Alcaldía en Bogotá a La Silla.

El argumento para hacer la encuesta telefónicamente es que esta metodología responde a la negociación de la firma encuestadora con el cliente. En este caso con Ipsos,  RCN, la FM y Semana acordaron que por cuestiones de presupuesto, la mejor opción era hacerla así, porque es muy costoso contratar encuestadores para salir a la calle. Además, esa es la metodología que emplean la mayoría de las firmas encuestadoras. “Yo quisiera montarme siempre a un BMW, pero no siempre puedo hacerlo”, dice Restrepo.

Pero eso implica otra crítica más: “los medios no invierten en eso pero las difunden y esas encuestas tienen mucho impacto en la opinión pública. La metodología tan barata no tiene certeza”, como le dijo a La Silla el mismo estratega político. 

Sin embargo, Restrepo lo niega. Por un lado, argumenta que según los datos del último censo de Bogotá (del 2005) el 88 por ciento de los bogotanos tienen teléfono. Además, el Wapor (el gremio mundial de los analistas de opinión pública) tiene como requisito que el mínimo necesario para poder hacer una encuesta telefónica sea el 85 por ciento de la población de una ciudad. Es decir, Bogotá lo supera.

 
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"Muestra a Clara peor de lo que realmente va"

En esta encuesta, como en ninguna otra, la candidata del Polo se desploma. Clara López pasó de tener un 20 por ciento de intención de voto a un 14 por ciento. Aunque el que más creció fue Peñalosa, ninguno de los analistas consultados por La Silla explican ese resultado como robo de votos a Clara sino más bien porque la muestra no representa con exactitud a los votantes de izquierda.

La razón es que el fortín de la izquierda se queda por fuera del registro porque se concentra en personas específicas (sindicatos, maestros, trabajadores del distrito, población jóven muy ideologizada) y población de las localidades más grandes y densas que viven en barrios populares a los que es más difícil acceder para hacer las encuestas.

“Eso es inevitable. No es un error de la metodología de la encuesta, ni de estadística. Lo hacen así todas las encuestas porque es imposible capturar todos los votantes”, dice un analista político.

“Hay localidades con altísima densidad que quedan sub representadas y que, al medirlas, rompen cualquier resultado. Pero ningún encuestador se va hasta allá. Eso te sesga la encuesta”, agregó otro.

Sin embargo, Restrepo asegura que los controles metodológicos que emplea Ipsos hacen que ese subregistro no se dé porque de la base de datos con la que cuenta la firma encuestadora, ellos seleccionaron porcentajes de población que representan todos los estratos en todas las localidades.

“Sí llegamos a todos los votantes, a todos lados. Los resultados sobre cómo votaron los encuestados en las elecciones de hace cuatro años lo demuestran. Son muy parecidos a lo que dice la Registraduría. Esos son puros argumentos, pura dialéctica”, le dijo a La Silla.

 
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"La muestra es un sondeo, no un estudio probabilístico"

La diferencia entre una encuesta probabilística y una que no lo es es principalmente una: en una probabilística (que es la mejor según los analistas), todos los posibles votantes de una ciudad tienen la misma probabilidad de ser encuestados y, por eso, con una muestra de este tipo esperaría que la foto que refleja permitiera ver la realidad.  

Esta encuesta, según su ficha técnica, no es una encuesta probabilística sino una encuesta basada en un “muestreo intencional”. Es decir, un grupo predeterminado por la encuestadora.

“Al no ser probabilística, no refleja el conjunto del universo que se está analizando. No se pueden hacer inferencias a partir de ella porque no refleja el comportamiento electoral del conjunto”, dijo un estratega político de una campaña.

Sin embargo, según Restrepo, la muestra se sacó de una base de datos de que tiene la firma basada en el directorio telefónico de Bogotá y se seleccionó teniendo en cuenta a los grupos poblacionales por estratos, edades y sexo, que representaran Bogotá sobre la base de que el 88 por ciento de los bogotanos tienen teléfono.

Por eso, para él, esta crítica es infundada. “Sí es representativa, además, ninguna encuesta es totalmente probabilística. Yo reto a todos los encuestadores a que muestren cómo hacen sus encuestas. Hacerlo 100 por ciento probabilístico implica gastos en procedimientos, en costos, que en la vida real no están disponibles. Nosotros somos una firma con 40 años de experiencia, la más grande del país y sabemos hacer este tipo de mediciones”.

Nota de la Editora: La Silla cambió la imagen de carátula de esta historia porque podría dar a entender que Ipsos había manipulado la encuesta para ayudar a Peñalosa. Esa no fue nuestra intención porque no tenemos ninguna evidencia de que hubiera habido una manipulación.  Ofrecemos disculpas a Ipsos y a nuestros usuarios por este error de criterio.

 
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