Con las Farc desarmadas y con la implementación de los acuerdos avanzando de a poco, las principales universidades bogotanas no se limitan sólo a estudiar el proceso, sino que meten sus pies en el barro y se la juegan para garantizar que el posconflicto sea, en efecto, una verdadera transformación de la sociedad colombiana.
Su objetivo es que la implementación de los acuerdos no se quede sólo en la desmovilización de los guerrilleros, sino lograr que los diferentes sectores del conflicto se integren para que, así, el conflicto no vuelva a repetirse. Todas, desde diferentes enfoques, están comprometidas con la reintegración de los diferentes actores y con el trabajo desde los territorios.
Vea en cada una de las pestañas los esfuerzos de 5 ejemplos universidades bogotanas para dejar atrás los más de 50 años de conflicto armado.
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Bajarle los torniquetes a los actores del conflicto
En los Andes llevan desde hace cerca de 2 años pensando en cómo afrontar el posconflicto.
Por eso, desde hace un año empezó a operar la maestría en Construcción de Paz cuyo objetivo es, como nos contó la Vicerrectora de Investigaciones de la universidad, Silvia Restrepo, “preparar a la gente para el post acuerdo”. Es una maestría interdisciplinaria en donde todas las facultades de la universidad participaron en la construcción del programa.
Adicionalmente, por solicitud de algunos estudiantes de la maestría, a comienzos de este año le dieron la beca de la maestría a un ex combatiente de las Farc, una víctima y un miembro de las Fuerzas Armadas. Esta beca fue pagada con donaciones de los alumnos de la universidad.
También, desde la Vicerrectoría de Investigaciones, armaron un portafolio en donde recopilaron más de 400 investigaciones, algunas hechas en los noventas, que giran en torno a temas de paz y reconciliación.
Construir una cultura política para la paz
Como nos contó Marieta Quintero Mejía, profesora de la universidad y la coordinadora del Colectivo Educación para la Paz, el enfoque de la universidad frente al posconflicto va orientado hacia la pedagogía y la construcción de una cultura política para la paz, pues creen que “la única forma de hacer paz es conociendo lo que pasó, ir más allá de la dejación de armas, para ir construyendo una cultura política de paz.
Por eso, la Universidad Distrital ha participado activamente en procesos de construcción de paz desde la instauración de los diálogos en La Habana.
Crearon el Comité Institucional de Paz cuyo objetivo es el diseño de un modelo educativo para los ex combatientes de las Farc que se llama 'Arando educación para la paz' y que se implementará en las zonas veredales.
La universidad también lidera el Colectivo Educación para la Paz, del que hacen parte 92 académicos y representantes de 35 instituciones públicas y privadas, con el que se quiere promover una cultura de paz y abonar el terreno para la construcción de una sociedad que no repita las prácticas y discursos que han abonado el conflicto.
El Colectivo diseñó un museo itinerante llamado ‘¡Adiós a la guerra! Los colores de la paz’ que recopiló 52 dibujos de niños y niñas, de 7 a 12 años, de 11 departamentos y una comunidad indígena para construir una memoria histórica del conflicto a partir de los sentimientos y recuerdos de los niños.
Una educación para la paz
Del lado académico, la Javeriana cuenta con 19 posgrados de diferentes disciplinas que están enfocados hacia la construcción de paz; entre éstos hay maestrías en Paz y Resolución de Conflictos, en Gobierno del Territorio y Gestión Pública Territoriales, en Archivística Histórica y Memoria, en Desarrollo Rural, entre muchas otras. También tienen varios grupos que investigan temas relacionados al desarrollo rural y la construcción de paz.
Sin embargo, en la universidad piensan que para que haya paz es necesario que la educación vaya más allá de los programas académicos.
“Una educación para y por la paz, orientada más que a la información y al adiestramiento, a la formación de ciudadanos creativos para diseñar y rediseñar una nueva institucionalidad que supere las causas generadoras de pobreza y de desigualdad”, le dijo a La Silla Cachaca el Padre Jorge Humberto Peláez, rector de la universidad.
Por eso, por fuera de la universidad, asesoran a varias instituciones en temas relacionados con la paz. Por ejemplo, uno con la Organización de Estados Iberoamericanos para formular una pedagogía de paz para la educación preescolar, básica, media y superior; otro con el Ministerio de Defensa para construir la memoria histórica de la Fuerza Aérea; y otro con el Departamento Administrativo para la Prosperidad Social (DPS) para construir un análisis territorial de los efectos de las acciones públicas en la reconstrucción de la sociedad después del conflicto.
También tienen varios programas en terreno; como uno de acompañamiento en defensa de tierra a víctimas del conflicto armado en Las Pavas, en el sur de Bolívar; otro en la localidad de Ciudad Bolívar para apoyar a la población desplazada; y unas capacitaciones en emprendimiento laboral, espacio público, medio ambiente, gestión y política pública a habitantes de la localidad de Usme.
Pensar la paz hasta 2047
El Rosario tiene un plan de acción para los próximos 30 años dedicado exclusivamente a la construcción de paz desde tres ejes fundamentales: investigación, pedagogía e intervención.
Del lado de la investigación, tienen varios grupos interdisciplinarios que tratan temas tan variados como la economía del conflicto, desarrollo rural, las emociones del posconflicto, derechos humanos, el problema de tierras, medio ambiente, entre otros.
“Necesitamos crear una nueva generación, unas nuevas narrativas que se basen en el bien común sobre el bien privado, en la tolerancia, en la diferencia, en el sentido de la historia y en el perdón para construir el posconflicto”, le dijo a La Silla Cachaca el rector José Manuel Restrepo.
Para hacerlo, tienen una estrategia pedagógica que consiste en crear cátedras de paz, políticas institucionales de inclusión, cursos de mediación, conciliación y negociación, y promover en todas las clases el trabajo en equipo.
Por último, la universidad ha hecho una serie de capacitaciones y acompañamientos para ayudar a construir la paz desde los territorios. Por ejemplo, hizo unos talleres interculturales en más de 15 territorios con 1700 estudiantes indígenas, afro y campesinos; becaron a unas mujeres Arhuacas a unas capacitaciones con enfoque de género hechas en la Sierra Nevada; hicieron unos programas de emprendimiento en diferentes territorios; unas asesorías psicosociales y de salud mental para los desmovilizados y reinsertados; unas capacitaciones en perdón y justicia para las Fuerzas Armadas; entre otros.
El Centro que piensa el posconflicto
Al poco tiempo de que empezaran las negociaciones en La Habana, la Universidad Nacional creó el Centro de Pensamiento y Seguimiento a los Diálogos de Paz con el objetivo de apoyar y seguir las negociaciones, generar espacios de reflexión y hacer investigaciones sobre de los temas de los que se estaba negociando.
Ahora, después de firmado el Acuerdo, “el Centro, y toda la universidad, está metida a fondo a acompañar su implementación”, nos contó su director y profesor del departamento de Ciencia Política, Alejo Vargas.
Uno de los aportes más importantes del Centro de Pensamiento es el censo socioeconómico de las Farc , en donde muestran cómo están compuestas las Farc. Este censo será utilizado por Consejo Nacional de Reincorporación, que fue creado por el Acuerdo, para formular las políticas de reincorporación de los ex combatientes de las Farc.
El Centro también tiene un programa de televisión, que se llama ‘La paz en foco’, en donde hacen pedagogía de los Acuerdos de La Habana y, actualmente, está acompañando al Ejército en una serie de diálogos en diferentes regiones del país para que los miembros de la comunidad le cuenten al Ejército cuáles son los riesgos que sufren y lo que esperan de las Fuerzas Armadas en el posconflicto.