Investigación sobre el desconocido, a nivel nacional, poder del grupo de empresarios apellido Daes de Barranquilla.
Los Daes, el poder desconocido del Caribe
El saludo en la canción vallenata de moda en Barranquilla señala: “Como dice mi compadre Christian Daes, el hombre no se conoce por lo que tiene sino por lo que da”. Y a los Daes les gusta dar. Dan a manos llenas. Y por eso los conocen localmente.
Son los hermanos Christian y José Manuel ‘Yuyo’ Daes Abuchaibe, cabezas de un emporio económico con las mejores relaciones políticas, que se codean con los Name, los Gerlein y los Char en el mapa del poder en el Atlántico. Pero, a diferencia de estos apellidos sinónimo de poder costeño, en el resto del país son prácticamente desconocidos.
Un grupo con empresas privadas y contratos públicos al que se resiste un sector local, también con intereses, que los critica en voz baja por sus menciones del pasado en asuntos relacionados con narcotráfico, y por su aparente afán de reivindicación social evidenciado en una llamativa generosidad.
Menos conocidos a nivel nacional que los otros poderosos locales que tienen su apellido en el Congreso, en el Atlántico los Daes son un poder con creciente protagonismo.
Un apellido que durante los últimos cinco años de gobierno de la casa Char en Barranquilla ha ganado contratos públicos que suman más de 250 mil millones de pesos. Y que recientemente entró a uno de los proyectos más grandes de los últimos tiempos en el Distrito: el súper puerto de aguas profundas que costará unos 1,8 billones de pesos y tendrá el tamaño de una ciudad pequeña.
El negocio lo tendrán en concesión, hasta 2055, los Daes junto a los empresarios Carlos Mattos y Julio Gerlein (hermano del senador Roberto Gerlein y el mayor súper contratista de 2014 en el país, como lo contó La Silla).
Hoy los Daes juegan y se destacan por ser dueños de una sólida fábrica que transforma y comercializa vidrio, generadora de casi cinco mil empleos, que exporta a Estados Unidos y cotiza en Wall Street. Por ser uno de los principales socios de una alcaldía que impulsa de manera permanente proyectos público-privados, en una ciudad en donde empresarios y políticos se hermanan, o son la misma cosa. Y por la amplitud de su mano, que tiene a casi todo el mundo feliz con ellos.
Ojos y oídos
Antes, y en medio de tanta luz, también hay sombras. Pero intentar verlas, es decir, preguntar por los orígenes de los Daes o por qué tan grande es su incidencia política y su poder económico en lo público, no es un camino fácil de transitar en Barranquilla.
Cualquier averiguación se enfrenta con más de un obstáculo porque ellos parecen tener ojos y oídos en todas partes. Sin mencionar amigos poderosos y otros no tanto, que protegen la versión rosa de su historia.
Un periodista que trabaja en un medio nacional nos contó de manera informal que una vez quiso hacer un reportaje que incluía mencionar el pasado de los exitosos empresarios. Para ello se comunicó con una fuente que los conocía, pero pocos minutos después lo llamó su jefe a decirle que los Daes eran personas honorables, que los han querido involucrar en todo tipo de delitos y que no hiciera caso a eso.
Un alto funcionario de la Administración de Barranquilla nos dijo, por su lado, que este poder ascendente sí estuvo mencionado “en cosas, pero hoy es mejor mirar lo orgullosa que hacen sentir a toda Barranquilla”.
De manera sorprendente, al menos cinco fuentes a las que buscamos por aparte nos dijeron que sabían de antemano el objeto de la reportería porque allegados a los empresarios estaban averiguando qué era lo que estaba preguntando La Silla Vacía. En una ocasión nos comunicamos con alguien para hacerle una pregunta y a los pocos días coincidencialmente ese alguien también fue contactado por ellos.
La noticia de esta historia llegó, incluso, a oídos de personajes públicos importantes en Bogotá, aún sin haber escrito la primera palabra de la misma.
Acaso lo más sorprendente sucedió cuando quisimos buscar en internet rastros de ese pasado en el que se les relaciona con asuntos de narcotráfico y que el diario de Estados Unidos Miami Herald cubrió en profundidad. Varios reportajes al respecto publicados allí desaparecieron de la red.
El brillo de oro
Como si fueran Midas, el rey mitológico que convertía en oro lo que tocaba, todo alrededor de los Daes es presentado con un halo de brillo por parte de periodistas locales y nacionales, y por dirigentes, muchos de los cuales han conocido de primera mano su generosidad.
En diciembre pasado, mientras algunas fuentes de información mandaban de regalo a periodistas galletas, o anchetas, o vinos, libros, invitaciones a almorzar; los Daes, a nombre de sus empresas, enviaron bonos de 500 mil pesos por cabeza para gastar en las tiendas de los productos de la marca Apple.
Un año antes, en enero, habían invitado a algunos de esos comunicadores a Nueva York para que asistieran al histórico debut de una de sus principales empresas, llamada Tecnoglass, dedicada a transformar vidrios y hacer ventanas, en la prestigiosa bolsa de valores Nasdaq. Un terreno exclusivo que jamás había pisado antes otra empresa colombiana de tecnología, y al que para llegar hay que tener estados financieros limpios, una capitalización fuerte y muchos contactos, según nos explicó un experto en temas económicos.
Por las semanas de la noticia, justo antes de entrevistar a uno de los dos hermanos empresarios, Julio Sánchez Cristo dio al aire más detalles de la generosidad Daes, puntualmente con W Radio: “Gracias a ustedes tenemos sillas de ruedas nuevas ilimitadas. Cada rato nos dan apoyo: abren espacios para empleos que necesitamos, nos dan dinero para todas las campañas”.
Los Daes también dan a Barranquilla. A mediados de este abril, inauguraron un internado para niños de escasos recursos que construyeron en alianza con la Alcaldía, Pacific Rubiales, Goya Foods y la fundación del cantante Marc Anthony, quien vino al país para cortar la cinta y ofrecer un concierto.
Casi al tiempo, anunciaron en medios que hablaron en Europa con el futbolista James Rodríguez para que aceptara construir con ellos su primera escuela de fútbol en esta ciudad.
Su fundación Tecnoglass-Eswindows es socia de la Administración de Elsa Noguera en el programa ‘Jóvenes con propósito’, que capacita muchachos de pocos recursos. El año pasado donó la segunda planta de un colegio público popular y anunció becas universitarias para sus tres mejores estudiantes.
Donan cada año 120 millones de pesos a iglesias y aportan entre 10 y 15 más para remodelar las casas de algunos de sus 4.650 empleados. Son buenos empleadores.
También patrocinaron a una joven que no tenía los recursos para ser reina del Carnaval de Barranquilla. Hicieron una rotonda en el cruce de las avenidas Vía 40 y Circunvalar y otras mejoras, para cambiar el aspecto de la zona en donde tienen sus empresas. Y decidieron vincular sólo a madres cabeza de hogar como operarias de la planta de luces led que crearon hace tres años.
Su destacable éxito empresarial y filantropía son objeto de elogios por parte de los más poderosos.
“Son unos grandes dinamizadores de la economía de Barranquilla, grandes exportadores de vidrios y ventanas, que hacen un gran aporte a nuestra sociedad”, fue como se los definió a La Silla la alcaldesa Elsa Noguera. También agregó que no son los contratistas más grandes del Distrito, como algunos piensan.
Los Daes son tan cercanos a la actual Alcaldía que la persona que llamó a algunos de los periodistas de la ciudad para anunciarles los bonos por 500 mil pesos de regalo en diciembre fue una asesora de comunicaciones de la Secretaría de Movilidad, llamada Claudia Cuello.
También, cuando comenzábamos la reportería de esta historia, la jefa de prensa de la Alcaldía, Diana Acosta, se comunicó con nosotros para ofrecer acompañarnos a una entrevista con Christian Daes después de que le preguntáramos a la Alcaldesa por ellos.
En febrero pasado, el exalcalde Alejandro Char había trinado: “Gracias Tecnoglass y su presidente Christian Daes por estar presente en los momentos de Barranquilla, 100 puntos de calificación en su balance social”.
Otra vez sobre Christian, a mediados del año pasado Darío Arizmendi entrevistó al ejecutivo para un programa que se emite por la señal internacional de Caracol TV y lo definió como “un personaje ejemplar, un empresario fuera de serie que no la tuvo fácil cuando empezó”.
En ese camino de aplausos no han faltado las condecoraciones y el dedo para señalarlos como un ejemplo de superación empresarial.
Pero en su historia pasada hay situaciones relacionadas con varios de los fenómenos que han manchado la clase política del país: el paramilitarismo, la corrupción, el narcotráfico. La Silla buscó a Christian Daes para hablar sobre su grupo empresarial, pero no fue posible hacerlo en grabación.
Los comienzos
La historia de los Daes arranca con la historia, a principios del siglo pasado, de la inmigración árabe a Colombia que le imprimió a ciudades como Barranquilla parte de su carácter comercial.
Los cuatro abuelos de los dos hermanos, que tienen dos hermanas más, emigraron de Belén (donde hay una comunidad grande de árabes cristianos) y desembarcaron en Riohacha en 1910. Allí se convirtieron en negociantes y acumularon recursos que les permitieron mandar a sus hijos a estudiar a Estados Unidos, en donde también estudiaron los hoy celebrados empresarios y sus hermanas.
Una de las primeras empresas que crearon los hermanos fue Energía Solar, en 1984, para hacer calentadores solares. Pero cuando Gases del Caribe comenzó a vender calentadores a gas y la competencia los puso a tambalear terminaron en la fabricación de ventanas y fachadas de aluminio y vidrio.
Fue el antecedente para el nacimiento de la joya de la corona del emporio: Tecnoglass, que dos años después de su creación (que fue en 1994) logró su primera exportación a Estados Unidos, en una época en la que varios huracanes allá obligaron a exigir unas calidades específicas en los materiales de construcción. Incluyendo el vidrio para las ventanas y fachadas.
Según Christian Daes ha contado en entrevistas, la crisis de la construcción en Colombia durante el gobierno Samper los dejó con ventas prácticamente en cero. Y eso los obligó a buscar clientes por fuera. El primero, le dijo a Darío Arizmendi en una entrevista, fue un cubano de Miami llamado Raúl Casares que necesitaba un vidrio de unas características puntuales para una obra.
Datos que nos dieron en Tecnoglass dicen que hoy exportan a unos 35 países, este año facturarán 800 mil millones de pesos (de los cuales unos 120 mil millones serán utilidades) y el vidrio que venden ha sido usado en las fachadas y ventanas de aeropuertos, hoteles de lujo y el edificio de la Corte Federal en Ohio, por ejemplo.
El TLC ha sido clave para ellos porque compran la materia prima en Estados Unidos y la exportan en un 80 por ciento.
La historia entra al escenario de lo público en 1998 (dos años después de la primera exportación de Tecnoglass), cuando en la segunda Alcaldía de Bernardo ‘el Cura’ Hoyos (hoy condenado por peculado por apropiación y celebración de contrato sin el lleno de requisitos) los Daes reciben una concesión.
Aún la tienen. Se llama Construseñales y es para encargarse del mobiliario urbano: la señalización, semaforización, Circuito Cerrado de Televisión y comercialización de la publicidad exterior visual están entre sus tareas. Y desde 2007 se le añadió un otrosí para la instalación del sistema de fiscalización de tránsito que incluye cámaras para la detección de infracciones.
Hace tres años El Heraldo la incluyó entre las concesiones cuestionadas de la ciudad. Según el periódico, el Distrito apenas recibe el 20 por ciento de lo recaudado vía cobro del alumbrado público.
En un informe sobre esa administración del Cura, publicado en 2001 por la revista Cambio y citado en El Tiempo, se asegura que en aquella época el Yuyo Daes era el alcalde a la sombra: “porque a pesar de estar detenido en la Cárcel Modelo, investigado por presuntos nexos con el Cartel de Cali, era él quien decidía a quién se debían entregar los contratos del Distrito”.
“El Yuyo Daes era muy cercano al Cura, era un sostén económico para él, uno de los principales. Supe de muchas fiestas con los Daes a las que iba toda la gente del Movimiento Ciudadano (el grupo del Cura)”, nos dijo una persona que estuvo cerca de ese colectivo hace muchos años.
Aunque fue aliado de políticos tradicionales, las administraciones del Cura se sintieron en Barranquilla como una irrupción frente a los cacicazgos de toda la vida. Sobre todo en su primer mandato, exmandatario llenó los puestos de la Alcaldía de simpatizantes suyos de los barrios populares, muchos de ellos sin grandes estudios o mayor experiencia. Y en varios corrillos de la ciudad política comenzó a correr un chiste racista, según el cual la clase tradicional no iba al edificio del Paseo Bolívar “porque estaba oscuro”, como nos contó la fuente que estuvo cerca al Movimiento Ciudadano.
En ese escenario, en el que la irrupción del Cura había dejado la sensación de la llegada de una nueva clase dirigente, recibieron los Daes su primer gran negocio público con Barranquilla.
Esa supuesta incidencia en la Alcaldía, negada siempre por los empresarios, fue ratificada por el Cura en 2007 cuando denunció la entrada de plata de los paramilitares a la campaña (en 2003) de su otrora discípulo y heredero, el exalcalde Guillermo Hoenigsberg. Entonces, el Cura dijo que el jefe paramilitar Jorge 40 se había quejado de que Hoenigsberg le diera tanto “juego” al Yuyo Daes.
Por esos años, entre 2003 y 2005, antes de desmovilizarse, los paras pactaron negocios multimillonarios y comisiones con las alcaldías de Barranquilla (en cabeza de Hoenigsberg) y Santa Marta (alcalde José Francisco ‘Chico’ Zúñiga) y con la Gobernación del Magdalena (Trino Luna). Los dos últimos están condenados por parapolítica mientras Hoenigsberg lo está por peculado y contrato sin el cumplimiento de los requisitos.
Así se lo dijeron, en versiones publicadas por Verdad Abierta en 2013, varios paramilitares a la Corte Suprema, en el mismo sentido de lo que había dicho el Cura desde 2007.
Según coincidieron en decir frente a la Corte alias Don Antonio, Mario Marenco y El Canoso, tres hombres de Jorge 40 y depositarios de sus secretos, los paramilitares acordaron prestar 2.500 millones de pesos a la campaña de Hoenigsberg a cambio de que se los devolvieran en contratos para la organización.
El garante del préstamo fue supuestamente Eduardo Losada, dueño de Métodos y Sistemas, la empresa que tenía a cargo la administración del recaudo de impuestos en Barranquilla. Él, de quien se decía era amigo de Jorge 40, terminó asesinado en 2004, según Don Antonio, por órdenes de hombres de Don Berna porque el Alcalde no les estaba cumpliendo el trato a los paras.
En una versión libre en 2012, detallada en Verdad Abierta, ‘Antonio’ dijo que como retaliación a la muerte de Losada, Jorge 40 ordenó matar a José Manuel ‘el Yuyo’ Daes.
Según el Cura Hoyos, citado en El Tiempo, Jorge 40 había sugerido que la muerte de Losada obedeció a peleas entre los grandes contratistas de la ciudad. Fue en este contexto que el jefe paramilitar se quejó de que Hoenigsberg le hubiera dado tanto “juego” al Yuyo, que oficialmente sólo había recibido la concesión de Construseñales.
Como la Barranquilla política recuerda bien, el Yuyo quedó parapléjico por un atentado en su contra el primer año de la Administración Hoenigsberg, luego del asesinato de Losada. Alias Gonzalo, el jefe político de Jorge 40, dio después una versión según la cual ambos hechos fueron la consecuencia de una pelea por los contratos del Distrito.
Fueron horas críticas para la ciudad. En cinco años, los paras cometieron más de 500 asesinatos selectivos. De la mano de Hoenigsberg llegaron al gabinete distrital cuotas que fueron atribuidas a los excongresistas Mauricio Pimiento y Dieb Maloof, ambos condenados por parapolítica.
Pasaron cosas.
La sombra: las menciones de la DEA en “La Empresa” del Cartel de Cali
Antes del oro de hoy hubo esas sombras. Y otras que quedaron documentadas en unos reportajes que escribió a mediados de los 90 el periodista colombiano Gerardo Reyes, cuyo rastro fue borrado de internet.
El periodista que los escribió estuvo vinculado desde 1987 a los diarios El Nuevo Herald y The Miami Herald, en donde ganó con un equipo del periódico el premio Pulitzer (el más importante premio de periodismo del mundo) por ayudar a relevar un fraude electoral en la Florida que le costó el puesto al Alcalde.
Hoy director de la Unidad Investigativa de Univisión y recientemente galardonado con el premio Ortega y Gasset en la categoría digital, en 1995 Reyes contó los detalles de una gran operación de la Agencia de Lucha contra las Drogas DEA llamada Cornerstone (Piedra Angular) en contra del Cartel de Cali.
Fue una operación contra una célula muy eficiente del Cartel de Cali en el sur de la Florida, dirigida por el empresario caleño llamado Harold Ackerman y que contaba con la complicidad de prestigiosos abogados estadounidenses.
Piedra Angular fue liderada por investigadores de la DEA y del Servicio de Aduanas de Estados Unidos, que gracias a pesquisas que habían empezado 10 años antes lograron revelar el funcionamiento, las fichas, los tentáculos internacionales y buena parte de la historia del Cartel de Cali.
En la primera etapa de esa gran investigación en el 95, el mismo año en que cayeron en Cali y con ayuda de la DEA los hermanos Gilberto y Miguel Rodríguez Orejuela, se dio el más amplio encausamiento (o acusación) en la historia judicial de los Estados Unidos en contra del Cartel de Cali: 162 páginas y 59 acusados.
Entre ellos José ‘el Yuyo’ Daes, quien aparece en el documento, citado por Reyes en el Miami Herald, como “José Daes, alias Yuyo: Comerciante colombiano involucrado en la importación y distribución de cocaína del cartel a finales de 1980”.
Parte de lo que concluyeron los investigadores es que los traficantes organizaron una red con tentáculos internacionales a la que bautizaron “La Empresa”.
Antes de la caída de los Rodríguez Orejuela, “La Empresa” alcanzó a enviar 210 mil kilos de cocaína a Estados Unidos a través de Venezuela, Honduras y Guatemala. Y al final contó con el apoyo del cartel Matamoros de México.
Según el recuento cronológico publicado en el Miami Herald sobre cómo se forjó esa organización criminal, basado en el encausamiento y en otras fuentes consultadas por Reyes, hay un episodio en 1988 según el cual Miguel Rodríguez Orejuela “se reúne en Cali con su testaferro de confianza, Julián Murcillo, y unos de sus supervisores en Miami, el comerciante colombiano José Daes, para planear una nueva ruta de envío de vegetales. Miles de kilos de cocaína son enviados en cargamentos de broculi”.
Y hacia los 90, “La Empresa” intenta sacar de Estados Unidos 1,6 millones de dólares escondidos en calentadores de agua, pero en el proceso sufre la detención de uno de sus intermediarios.
Luego de eso se desencadena todo el proceso judicial en el que terminaron involucrados los Daes.
Yuyo estuvo preso en Colombia acusado de enriquecimiento ilícito porque le encontraron varios cheques girados a su empresa por parte de las empresas del narcotraficante Rodríguez Orejuela y fue absuelto en el 2000 por el juzgado segundo de Barranquilla.
Luego en segunda instancia, el Tribunal Superior de Barranquilla confirmó la absolución con el argumento de que si bien algunos títulos valores que le encontraron lo podrían comprometer, no era claro cuál de todos esos cheques “quedaría sin justificación si efectivamente se comprobó que le vendía ropa, ventanería y perfilería a Miguel Rodríguez Orejuela”.
Abelardo de la Espriella, el abogado de los Daes, dijo a La Silla que sus clientes le habían explicado que su caso en Estados Unidos, por los mismos hechos, fue cerrado cuando se presentaron ante la justicia y demostraron que tenían una distribución de ropa importada y que los cheques que les habían encontrado de los Rodríguez Orejuela eran pagos por esas mercancías por parte de gente del Cartel de Cali que le gustaba vestirse bien.
“Los señores Daes fueron absueltos, es decir, declarados inocentes. En el caso de Colombia, José Manuel Daes fue absuelto en las dos instancias, situación jurídica que hizo tránsito a cosa juzgada. Y Christian Daes ni siquiera ha sido llamado a una indagatoria nunca”, fue lo que nos dijo De La Espriella cuando lo llamamos a preguntarle por la situación jurídica de sus clientes la primera vez.
Como prueba de ello, le envió a La Silla la página del proceso donde constaba que el caso había sido cerrado. Cuando este medio le pidió el expediente completo, dijo que era todo lo que sus clientes nos querían entregar de la absolución en Colombia y el cierre en Estados Unidos.
La Silla consiguió por su lado la historia del proceso, que es un documento público en Estados Unidos, y pudo constatar que a ambos hermanos les abrieron un proceso penal en Estados Unidos en 1993 por conspiración para importar cocaína y lavado de activos, entre otros delitos. En 1996 a ambos les expidieron orden de captura y los declararon fugitivos hasta que se presentaron ante la justicia.
Los procesos nunca llegaron a una sentencia final, ni de condena ni de absolución, porque el fiscal pidió cerrarlos antes.
A Christian le cerraron el proceso en 1999 por solicitud del Fiscal y a Yuyo en 2006.
El abogado De la Espriella dice que les cerraron el caso por falta de pruebas, algo que no es fácil de comprobar porque todas las audiencias del proceso aparecen bajo la reserva del sumario.
Según le explicaron a La Silla dos abogados que han trabajado con el sistema penal gringo, que un porcentaje tan grande de un proceso aparezca bajo reserva puede obedecer a que quisieran proteger testigos o a que haya habido una colaboración con la justicia.
De la Espriella dice que sus clientes le “ratificaron que nunca han colaborado con la justicia de Estados Unidos”. La Silla no pudo verificar si esto es cierto.
Yuyo Daes hoy vive en Estados Unidos (“Cuando cumple años, media Barranquilla se va a Miami a celebrar”, nos dijo al respecto una fuente conocedora), país en el que su principal empresa triunfa. Y juntos él y su hermano exportan a Estados Unidos y entran y salen de ese país sin ningún tipo de inconveniente.
Incluso en mayo de 2012 Tecnoglass recibió de parte del condado de Miami-Dade las llaves de la ciudad, como reconocimiento a su aporte a la economía de ese estado.
La Silla pudo ver en LexisNexis, una base de datos con información legal y económica de ciudadanos, que se alimenta de fuentes oficiales y a la que se accede por suscripción, que los Daes tienen dos condominios en una torre del lujoso y exclusivo Ocean Club de Key Biscayne. Allí mismo en donde, según publicó el portal Kienyke, estrenó hace cuatro años un apartamento el presidente Juan Manuel Santos.
Apuestas privadas... y públicas
Hoy en día, Los Daes se han convertido en unos exitosos empresarios desde lo privado. Pero también en unos súper contratistas públicos, con excelentes relaciones con la dirigencia y los medios.
Nada más en la ciudad de Barranquilla, su empresa A Construir S.A. firmó entre 2010 y 2014 (durante los mandatos de Alejandro Char y su sucesora y heredera Elsa Noguera) contratos que suman unos 271 mil millones de pesos. Poco más del doble de lo que nos dijeron tiene proyectado ganar la privada Tecnoglass este año.
Esa cifra incluye la cuantía (108 mil millones de pesos) del contrato de concesión que, en 2010, ganó la promesa de sociedad futura Convías S.A.S. en la que A Construir S.A. tiene el 16 por ciento. El objeto de ese negocio es la construcción y operación del corredor portuario de Barranquilla. Y la duración es hasta 2030.
También sumamos a esa cifra los contratos de A Construir S.A. con el Fondo de restauración, obras e inversión hídrica distrital de Barranquilla, que es una entidad pública del orden Distrital con autonomía y patrimonio propios.
En este gráfico están detallados los contratos de A Construir S.A. en Barranquilla, Atlántico y otros lugares, exceptuando el del corredor portuario que es en sociedad. También, los de Construseñales, con la que obtuvieron su primera concesión.
Tanto brillo empresarial en lo público y en lo privado no les ha alcanzado a los Daes para disipar la resistencia que generan en ciertos sectores barranquilleros por sus menciones pasadas en el tema del narcotráfico. Y también porque su ascenso pone en riesgo los espacios que tienen otros poderosos en la ciudad.
El enfrentamiento entre este poder ascendente y parte del tradicional se ha librado públicamente.
Ejemplo de ello es el escándalo que estalló hace dos años, cuando la Cámara de Comercio de Barranquilla (cuyo manejo ha sido atribuido históricamente a un grupo de empresarios de la ciudad, con relaciones y cercanos en varias empresas y entidades locales) denunció la creación de empresas de papel para hacerse al control de la junta directiva de esa entidad.
Fueron 1.483 sociedades anónimas simplificadas las que en un lapso de tres meses se crearon y afiliaron a la Cámara, a nombre de apenas 72 personas naturales, algunas de las cuales eran empleados de los Daes. Gracias a los votos de éstas, fueron elegidos los nuevos miembros de la junta directiva de esta poderosa entidad en Barranquilla.
Como había contado La Silla, empresarios como los hermanos Daes y Samuel Tcherassi querían poner a la cabeza de la Cámara al hoy aspirante a la Gobernación Jaime Pumarejo.
En un proceso que aún no ha sido fallado en la Superintendencia de Sociedades, los Daes y Tcherassi fueron señalados, como registró el diario La República, de crear varias de esas firmas ficticias para hacerse a la Cámara de Comercio. El mismo diario reveló después un audio de Tcherassi en el que reconoce haber creado las empresas ficticias para hacerse elegir en la junta directiva de la entidad.
En la Superintendencia nos dijeron que su investigación se ha demorado porque ha sido casi imposible notificar a las miles de empresas de papel que aparecieron mágicamente por la época.
Ese pulso de poder que aún hoy se vive entre la clase empresarial tradicional de Barranquilla y los nuevos empresarios tuvo un primer episodio en 2009 cuando empresarios del grupo que denunció luego la infiltración a la Cámara de Comercio fueron víctimas de interceptaciones ilegales a sus teléfonos.
Varias conversaciones, en las que no quedaron bien parados por su tono desfachatado y en ocasiones vulgar, fueron hechas públicas por un veedor llamado Manuel María Márquez, quien en su momento no reveló cómo las consiguió, como lo publicó Semana. Márquez le aseguró a La Silla que las grabaciones le llegaron en el paquete de una denuncia de manera anónima.
En uno de los apartes de los audios grabados ilegalmente al entonces secretario de Movilidad y exdirector de la Cámara de Comercio Enrique Berrío y al exgobernador Arturo Sarabia Better, éstos se refieren en forma desobligante a Márquez y planteaban la posibilidad de denunciarlo ante la Fiscalía, incluso con testigos falsos.
Pero ellos no fueron los únicos chuzados. Como lo contó La Silla, las chuzadas ilegales versión barranquillera involucraron a funcionarios y asesores cercanos al entonces alcalde Álex Char.
La grabación y divulgación de las conversaciones coincidió con la revisión que realizaba la Administración Char a las concesiones del Distrito, señaladas de la captura de las rentas de la ciudad.
Cuando se grabaron (entre marzo y julio de 2008), la Alcaldía acababa de emitir una resolución para terminar la cuestionada concesión de recaudo tributario de la empresa Métodos y Sistemas y, cuando se divulgaron, se revisaban 13 más. Entre ellas, el manejo de la semaforización y la señalización. Es decir, la concesión que tienen los Daes.
Como contó La Silla, dos de las grabaciones -que fueron hechas con sofisticados equipos de interceptación- fueron a dos de los abogados que asesoraban el tema de las concesiones. A ellos les llegó un correo electrónico con grabaciones que no habían sido publicadas, lo que fue asumido en su momento como una señal de advertencia.
Cuando estalló ese escándalo, por los corrillos de la ciudad y a puerta cerrada señalaban a los Daes de posiblemente estar detrás de estas interceptaciones, pero nunca ha habido prueba alguna de ello.
El futuro
Hoy las grandes apuestas Daes parecen concentradas en sus negocios públicos y privados.
Ellos están metidos en la concesión del súper puerto de aguas profundas que se hará en Barranquilla. Se trata de un mega proyecto que consta de una zona franca e industrial de 800 hectáreas (el tamaño de una ciudad pequeña) a la que podrán llegar barcos de mayor calado.
Los Daes entraron a la concesión, que originalmente fue entregada al empresario Manolo del Dago hace poco más de 20 años, luego de que ellos y los otros socios pagaran al Estado para unas obras que destrabarán el proyecto.
Los Gerlein y los Daes también hacen parte del grupo de empresarios y políticos que apoyan al exalcalde Álex Char a la Alcaldía de Barranquilla y al aspirante Jaime Pumarejo a la Gobernación, el próximo octubre. Así nos los han dicho cuatro fuentes conocedoras de la movida política local, que hablaron por aparte. Aunque ese apoyo no es oficial ni ha sido anunciado por la campaña Char.
Según una de esas fuentes, los Daes dieron el visto bueno al nombre de Pumarejo como fórmula de Char, en una gran alianza en la que también están los congresistas conservadores Roberto Gerlein y Efraín ‘Fincho’ Cepeda, los liberales Álvaro Ashton y Mauricio Gómez, y por supuesto la casa Char.
“En esta ciudad (Barranquilla) hay una larga tradición de entronque entre política y negocios, y el paradigma son los Name y los Gerlein. Después vinieron los Char. Sin tener familiares activos en política, los Daes influyen de manera indirecta, si cabe el término: ellos buscan a los que mandan para asegurar negocios. Yo no los he visto en vainas electorales, creo que ni les interesa”, dijo una quinta fuente, analista de temas políticos.
Ese mes se definirá el poder gobernante en las regiones. Otros poderes, como éste ascendente que contamos, permanecerán. No importa quién gane.