Los temores del No: 1. Que Petro gane la presidencia para las Farc

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Arrancamos nuestro especial sobre los Temores del No contando los astros que se tendrían que alinear para que Gustavo Petro sea un candidato presidencial fuerte en 2018. 

Desde que Gustavo Petro dijo que le interesaba la Presidencia en 2018 y arrancó su campaña del ‘Sí con Constituyente’, entre los que promueven el No comenzó a ganar tracción la idea de que el exalcalde de Bogotá sería el caballo de Troya de las Farc para entrar por la puerta grande a la Casa de Nariño.

 

Como parte del especial que arrancamos hoy sobre los Temores del No, La Silla entrevistó a  trece personas para saber qué tanta viabilidad tiene esta opción. Aunque mucho puede suceder de aquí al 2018, la conclusión es que la posibilidad de que finalmente pase es mínima.

Petro en campaña

El día del anuncio del cierre de la negociación entre el Gobierno y las Farc, hace tres semanas, Petro estaba en Valledupar hablando de paz. Primero fue orador en un foro sobre cambio climático y paz, al que fueron unas 200 personas , y luego habló en la plaza Alfonso López.

 

Ahí, en plena plaza del Festival Vallenato, lanzó la idea con la que arrancó su campaña por el plebiscito, que ha llevado a todas las ciudades a las que lo han invitado para hablar de paz.

“No solamente se trata de acabar una guerra y por eso hay que votar sí al refrendatorio, sino que además hay que construir las condiciones que permitan que no se inicie una nueva guerra, como ha sucedido en la historia de Colombia, y para ello hay que hacer unas reformas sociales y estatales fundamentales a través de una Constituyente”, dijo Petro.

Una semana antes, en la localidad de Kennedy en Bogotá, les había pedido a cientos de asistentes a un evento en la plaza de la localidad, que el día del plebiscito metieran en la urna una tarjeta para pedir una Asamblea Nacional Constituyente, emulando la séptima papeleta que condujo a la convocatoria de la Constituyente en 1990.

En una reunión con todos los delegados del movimiento Progresistas hace dos semanas, Petro  “hizo una exposición sobre los desafíos que se vienen, sobre cómo vamos a mover a la ciudadanía por el Sí y a abrir la rendija para una asamblea”, nos contó Gricerio Perdomo, coordinador nacional del movimiento.

Y el jueves pasado Petro inscribió ante el Consejo Nacional Electoral su comité promotor por el “Sí”.

 

 

Ayer estuvo en Neiva, donde tenía un foro en la mañana para hablar sobre el plebiscito y la “construcción de paz”. Era el “invitado especial” del encuentro organizado por Marcha Patriótica, el movimiento político que durante mucho tiempo se ha visto como la pista de aterrizaje más obvia para las Farc.

“Nosotros ayudamos con la logística. Él tiene bastante acogida acá y la gente lo estaba esperando”, dijo a La Silla Diego Tello, miembro de Marcha en el Huila.

Pero el coordinador nacional de Marcha, David Flórez, nos aclaró su relación.

“Ni estamos en la campaña de Petro, ni nos suscribimos con su idea de un tarjetón adicional para pedir una Asamblea Constituyente. Los compañeros de Neiva le colaboraron, pero nada más”, nos dijo.

Aclaró que ellos están en la campaña de “La Paz Sí es Contigo”, con políticos como Iván Cepeda, Piedad Córdoba o Alirio Uribe.

La estrategia de "la paz grande"

Al ponerle un apellido al Sí, Petro arranca con un discurso distinto al de otros presidenciables que están con el Sí o el No a secas.

“La idea de él es la de defender una paz grande, que no solo es el silencio de los fusiles. Es una paz de transformaciones sociales”, le contó a La Silla el concejal de Bogotá por el movimiento Progresistas, Hollman Morris.

Esa “paz grande” la ha defendido en varios foros con el argumento de que hay una responsabilidad histórica con el futuro del país que no resuelve el acuerdo entre el Gobierno y las Farc y que no se agota con el Sí del 2 de octubre.

Según él, lo del plebiscito es ponerle una firma “a algo que otros hicieron, mientras ser constituyentes es algo que hacemos todos. Ese pacto solemne es el camino a la paz”.

Un paso más de su discurso es que su Constituyente haría parte del “gran pacto político nacional” “para hacer efectivo el compromiso de todos los colombianos para que nunca más se utilicen las armas, ni se promuevan organizaciones violentas como el paramilitarismo”, según dice el texto final del acuerdo entre el Gobierno y las Farc.

De hecho, en febrero Petro estuvo hablando con la delegación de las Farc en La Habana sobre la posibilidad de una Constituyente.

Ahí le dijo al Informativo Insurgente, el noticiero de las Farc, que “Así el gobierno de Santos no quiera, como contraparte en el proceso de paz, creo que la sociedad colombiana toda debe convocarse a una Asamblea Nacional Constituyente”.

“Queremos que millones de papeletas aparezcan en las urnas para que el gobierno entienda que después de la desmovilización se necesitan cambios de la sociedad, y no solo de la guerrilla”, dijo Petro hace tres semanas en un foro en la Universidad Santo Tomás.

Que el exalcalde mantenga ese discurso de Constituyente, a pesar de que las Farc se bajaron de ese bus y terminaron aceptando el plebiscito, lo puede acercar a esa guerrilla porque, como lo han dicho los jefes guerrilleros cada vez que han tenido la oportunidad, no han abandonado el objetivo de hacer una Constituyente, aunque ya no para refrendar el Acuerdo Final.

Sin embargo, para que Petro consiga la Presidencia en 2018 o en el 2022, como temen algunos de los que van a votar No, tendrían que alinearse demasiados ‘astros’.

Primer astro: lo legal

El exalcalde de Bogotá todavía tiene una inhabilidad para participar en política que le puso el destituido procurador Alejandro Ordóñez por el cambio de esquema en la recolección de basuras en Bogotá. Aunque sus efectos están suspendidos, la inhabilidad sigue viva.

Inicialmente, Petro logró que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos le concediera unas las medidas cautelares para suspender la decisión de Ordóñez. Pero, además, puso una acción de nulidad para tumbarla definitivamente ante el Consejo de Estado.

Por su importancia, esa Alta Corte decidió que la va a fallar la Sala Plena. Pero,mientras tanto, el magistrado ponente Gerardo Arenas le concedió a Petro otra medida cautelar. Y después, a fines de abril, presentó una ponencia a favor de Petro.  

Pero el período de Arenas como consejero terminó el 10 de mayo y su ponencia quedó en el aire. Falta que la Sala Plena escoja un nuevo ponente y éste revise la ponencia, la modifique en lo que estime y la presente de nuevo para que la debatan sus colegas.  Cosa que puede tomar varios meses.

Lo último que se sabe es que desde junio, las 1745 páginas, cuatro anexos y dos cajas (que tienen 36 cds y 65 cuadernos) que componen el expediente, están siendo estudiadas por los magistrados.

Legalmente Petro se puede inscribir como candidato a la Presidencia porque la inhabilidad está suspendida. Pero, aunque sea improbable, existe la posibilidad de que el Consejo de Estado se eche para atrás y le de la razón a Ordóñez.

Por eso, Petro lo haría con ese interrogante jurídico encima y eso podría quitarle fuerza a su campaña porque es más dificil que líderes políticos, financiadores y votantes le apuesten a alguien que puede no terminar llegando al día de las elecciones. O aún si gana, podría terminar cayéndose.

Además de esa sanción, Petro tiene otro proceso en el despacho de la Procuraduría por haber expedido el Plan de Ordenamiento Territorial por decreto en junio de 2013. En este caso, la decisión la tendrá el nuevo Procurador que elija el Senado este año.

Ambos casos le preocupan a Petro, según lo confirmaron a La Silla tres fuentes que lo conocen. “Él ahora está concentrado en eso y sabe que le pone un manto de duda a su candidatura”, nos dijo una persona que nos pidió no ser citada.

Por eso, su primer reto es que se despejen esas dudas jurídicas. Y para lograrlo necesita que el caso del POT no termine en inhabilidad y que el Consejo de Estado le haya revocado el de las basuras antes de marzo de 2018, que es cuando se inscriben los candidatos a la Presidencia.

Segundo astro: unir a la izquierda

Su segundo desafío es aglutinar a la izquierda alrededor suyo, y ese tampoco es fácil.

Las proximas elecciones presidenciales pueden ser la gran oportunidad de la izquierda para pelear por el poder, pues podría llegar en medio del clima de esperanza que producirá la firma de la paz, y ya sin el estigma de la guerrilla. Pero eso depende de qué tan unida llegue y Petro es un candidato que más que unir, separa.

El acuerdo sobre el punto 2 de La Habana incorpora múltiples garantías para hacer política de oposición y crea incentivos -desde financiación y acceso a los medios comunitarios e institucionales hasta 16 circunscripciones especiales para conseguir escaños en la Cámara con un umbral menor- para que los movimientos sociales participen en política.

Eso, sumado a que posiblemente habrá una proliferación de partidos políticos porque ya no sería necesario sacar un número determinado de votos para existir, le pone a la izquierda el desafío de armar, entre partidos chiquitos y grandes, así como movimientos y organizaciones, una alternativa que le compita con fuerza al vicepresidente Germán Vargas, al que surja de una eventual coalición de centro o a cuqluier otro que aparezca con fuerza.

El problema es que las relaciones de Petro con el Polo, el partido de izquierda más grande del país, no son nada buenas desde que se salió en 2010 dando un portazo.

Incluso cuando intentó tender puentes apoyando la candidatura de Clara López en Bogotá el año pasado -para la que incluso sacó de la administración a sus alfiles para que le hicieran campaña con los contratistas que trabajaban en el Distrito - en el Polo le echaron la culpa de la debacle de la hoy ministra de Trabajo en esas elecciones.

“Aquí no tiene ni un fan”, dijo a La Silla Gustavo Triana, secretario general del Polo.

Para el senador Iván Cepeda, el que quiera lanzarse a la Presidencia apoyado por la izquierda, tiene que cumplir dos condiciones: “Tiene que estar jugado a fondo con el proceso de paz y estar dispuesto a armar una coalición con todos los sectores no solo de izquierda. Esto es mucho más amplio porque es un tránsito de la guerra a la paz”.

Se refiere al ‘Frente Amplio por la Paz’, donde están otros sectores de la izquierda como la Unión Patriótica, Marcha Patriótica y el Partido Comunista.

Este frente, como hemos contado, se creó en junio de 2014 y agrupa a sectores sociales y políticos de izquierda que apoyaron a Santos en la segunda vuelta para actuar unidos de cara al aterrizaje de los acuerdos de paz y a las elecciones de 2018.

El problema para Petro es que esa sombrilla ya la ha empezado a aprovechar Clara López, nombrando gente de diferentes vertientes de izquierda  en el ministerio de Trabajo, también con miras a 2018.

Otra visión de algunos movimientos es que Petro tiene fuerza en Bogotá, pero no en las regiones y que para ser presidente no le basta con eso. “Él necesita hacer mucho más esfuerzos en las regiones para ser un candidato fuerte” dice David Flórez, de Marcha Patriótica.

Petro, en vez de acercarse a estas vertientes, ya le mandó un indirectazo a ese ‘Frente Amplio’ cuando Semana le preguntó si consideraría aliarse con otros sectores de izquierda. “La izquierda se ha limitado a apoyar a Santos en el plebiscito refrendatorio, y ha tenido poca audacia para plantear iniciativas diferentes.”, contestó.

Todos esos factores hacen que para Petro sea difícil ser el candidato que unifique a la izquierda. Entre otras, porque como también nos dijo el director de la Campaña Colombiana contra Minas Álvaro Jiménez, “Ni siquiera es por Petro. Es porque la izquierda es un fracaso. Nunca han podido construir criterios comunes para enfrentar momentos históricos”.

Y todo eso sin contar lo improbable que es que las Farc, recargadas como partido político con 10 congresistas fijos, lo escojan como su candidato.

Tercer astro: El Sí de las Farc

Aunque las Farc no querían a los desmovilizados del M-19 (porque el M-19 lo fundaron Jaime Bateman e Iván Marino Ospina, a quienes habían expulsado de la guerrilla), en los últimos meses de la negociación Petro viajó a La Habana y habló largamente con los guerrilleros. Y cuando el Procurador lo destituyó, los jefes en la Habana trinaron a favor de él.

Por eso, ser el candidato de ellos es una idea que en el petrismo no descartan.

“El posconflicto no puede elegir a los partidos tradicionales que nos metieron en la guerra y las Farc necesita un candidato que no los traicione y que proponga una transformación verdadera. Ese puede ser Petro,” nos dijo el concejal de Bogotá por el movimiento Progresistas, Hollman Morris.

Sin embargo, para varias fuentes consultadas por La Silla, la probabilidad de que Petro sea el candidato de las Farc es casi que nula. Primero porque dada la personalidad del exalcalde de Bogotá, cualquier movida política tendría que hacerse alrededor de él y él no le respondería a nadie más que a sí mismo.

“Las Farc no están buscando un caudillo. Ellos van por un proyecto que necesita caras nuevas”, nos dijo César Jerez, uno de los líderes del movimiento de Zonas de reserva campesina y de la Cumbre Agraria.

Con él coinciden otros como David Flórez, también de Marcha Patriótica. “Yo veo muy difícil que las Farc se aglutinen en torno a él porque ellos van a querer proponer algo distinto”.

Para otros, como un dirigente de izquierda consultado por La Silla, en un escenario presidencial “las Farc prefieren alguien que les asegure la implementación y que se conozca los acuerdos al derecho y al revés, como De La Calle.”

“Usted no hace una guerra de 52 años, no sale a decir que los del M-19 son unos traidores por hacer la paz en los noventas, como para depositar toda su historia en las manos de Petro”, dice Álvaro Jiménez.

En realidad hasta que no se lancen al ruedo político nadie sabrá con certeza sus planes.

Pero aún en el improbable caso de que se alinearan detrás de Petro, tampoco es claro que con la popularidad del ex alcalde de Bogotá -que en la más reciente encuesta Gallup tiene una imagen favorable del 37 por ciento y una desfavorable del 43 por ciento - más la mala imagen de las Farc - que en la Gallup tiene una imagen favorable del 11 por ciento y una desfavorable del 85 por ciento- , sumen lo suficiente para hacer viable una candidatura del exalcalde.

Las Farc arrancan con una base social que, según el investigador en temas de conflicto Ariel Ávila de Pares, es de unas 200 mil personas. Eso suma guerrilleros jubilados, militantes activos, sus familias y los cultivadores de coca, que según un funcionario conocedor del tema, pueden ser unas 70 mil personas.

Esos votos son los que las Farc le podría sumar a una campaña presidencial de izquierda. Pero como para pasar a segunda vuelta se necesitan unos 5 millones de votos, y la izquierda unificada alrededor de Clara López solo obtuvo dos millones en 2014, igual necesitarían aliarse con otras fuerzas para llegar hasta allá.

Eso es algo difícil porque esas otras fuerzas podrían apostarle a llegar a segunda vuelta con un candidato de centro dado el carácter polarizante de Petro.

Por eso, el temor del No de que Petro alcance la Presidencia en los próximos años como candidato de las Farc es infundado. Primero, porque no es claro que toda la izquierda lo apoye. Y ,segundo, porque sin ese apoyo, es casi imposible que llegue a segunda vuelta.

 

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