‘No me entregaron una varita mágica’: presidente guajiro de la Cámara

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Alfredo Deluque es hijo de Hernando Deluque, exgobernador guajiro y dirigente del grupo Nueva Guajira.

Con 36 años y dos periodos en el Congreso, Alfredo Deluque Zuleta de La U fue elegido nuevo presidente de la Cámara hace una semana. A esa dignidad no llegaba un guajiro desde hace 30 años, por lo que la movida es vista allí con expectativa, sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado ese departamento se quedó sin senador. Esto habló el Representante con La Caribe.

 

Con 36 años y dos periodos en el Congreso, Alfredo Deluque Zuleta de La U fue elegido nuevo presidente de la Cámara hace una semana. A esa dignidad no llegaba un guajiro desde hace 30 años, por lo que la movida es vista allí con expectativa, sobre todo teniendo en cuenta que el año pasado ese departamento se quedó sin senador. Esto habló el Representante con La Caribe.

?La Silla Caribe: El primer año legislativo el Caribe puso a los presidentes de las dos cámaras, pero eso parece no haberse traducido en mucho para la región, a pesar de que buena parte de la inversión regional la pueden gestionar los congresistas de alto perfil. Se aprobó un documento confis de 1,5 billones para vías. ¿En qué más nos sirvió?

Alfredo Deluque: Bueno, por ser presidente de la Cámara de Representantes no me entregaron una varita mágica para arreglar todos los problemas de la región. El hecho de que haya llegado un guajiro a este cargo nos entrega una dignidad que por 30 años le estuvo esquiva al departamento. Y adicionalmente a eso, me da la posibilidad de que mostrarle al país y especialmente al Gobierno qué es lo que pasa en La Guajira en realidad. Diagnosticar esos problemas como se debe, porque yo creo que están mal diagnosticados a la hora de crear soluciones perdurables.

Por ejemplo, en el tema de la desnutrición infantil, pobre solución es el asistencialismo que consiste en ir a llevarles comida. En emergencia el asistencialismo es necesario, pero en el largo plazo eso no es ni sostenible ni perdurable. Lo que necesitamos nosotros es combatir el principal problema, que no es la desnutrición sino la pobreza de los Wayúu. ¿Cómo atacamos esa pobreza? Con carreteras, con agua, con oportunidades. A esto es lo que yo puedo ayudar.

Claro, su departamento se da la mano con el Chocó en miseria, en olvido estatal. ¿Cuál es su compromiso público con La Guajira ahora que es presidente de la Cámara, en términos de gestión ante el Gobierno?

Hace una semana y media me senté en Presidencia de la República con María Lorena (Gutiérrez, la súper ministra) y ayudé a desarrollar lo que va a ser un Plan Guajira. Eso significa coordinar todos los esfuerzos que están haciendo las diferentes entidades del Estado por La Guajira. La idea es que ese plan tenga como primer propósito combatir la pobreza, porque es que algunos quieren solucionar el problema llevando comida todos los días a los Wayúu y el Estado no tiene las herramientas para hacer eso. Nosotros lo que necesitamos es que nos combatan la pobreza. Yo le creo a ese programa del Gobierno Nacional.

¿Y en qué consiste ese plan en concreto? ¿Cuánto vale? ¿Quién lo coordina? ¿Está en el Plan de Desarrollo?

Aún no tenemos cifras exactas de cuánto vale. Imagínate tú al Ministerio de Agricultura por un lado, al ICBF por el otro, al DPS por el otro. Son todas las entidades que invierten recursos en las regiones preocupadas por incentivar mucho más una estrategia que produzca resultados palpables en el departamento. La gente, por el escándalo que se formó en cuanto a las cifras de niños muertos, centró su atención sobre La Guajira, pero lo cierto es que este es un problema que lleva mucho tiempo. No es algo nuevo para nosotros. Entonces lo que necesitamos es que se solucione de una manera diferente.

"No niego la responsabilidad política por pertenecer a un grupo en el que de pronto algunos de sus militantes han salido cuestionados", dice Deluque.

Pero no me ha dicho en concreto cómo se ejecutaría ese Plan Guajira…

La Presidencia de la República va a coordinar todas las acciones. Por ejemplo, el Ministerio de Agricultura acaba de firmar un convenio con la Corporación Autónoma Regional de La Guajira para arreglar unos 90 molinos en la alta Guajira. Lo que hace Presidencia es coordinar esa iniciativa, y otras más del SENA, de Invías, por ejemplo, para que todo el Estado esté concentrado en esas soluciones integrales y no pensemos solamente en llevar un plato de comida a los niños Wayúu, que si bien es necesario no es la solución.

El Presidente mismo reconoció que en ocho años han muerto 294 niños por desnutrición en La Guajira. Para todos ellos es tarde que el Gobierno Nacional por fin esté pensando en soluciones integrales y coordinadas. ¿Por qué en La Guajira no ha habido la atención e inversión que han tenido departamentos como Córdoba y Antioquia?

Creo que una de las cosas que hizo que los gobiernos se olvidaran de La Guajira fue el tema de las regalías. Como si tener regalías fuera igual a ser rico. Resulta que las regalías, y esto nunca nadie lo dice porque le da miedo, nunca han sido suficientes para solventar los problemas de La Guajira. No lo digo yo, sino un estudio de 2007 de Adolfo Meisel que habla del mito de las regalías. Si tu coges todas las regalías de La Guajira y las divides por todos sus habitantes, el ingreso per cápita que te da es absolutamente inferior a los ingresos del interior del país. 30 años recibiendo regalías, sí, pero es que La Guajira no tenía nada más. Tu en La Guajira te paras en la calle y todo lo que ves, absolutamente todo, es por regalías. Nada es por otros ingresos. No niego otros problemas como la falta de planeación, la corrupción, pero lo que se es que las regalías nunca fueron suficiente. El nuevo sistema nos golpeó aún más porque nos quitó la autonomía sobre esos recursos.

A propósito de corrupción. Usted es una persona joven, a quien muchos destacan como representante de una posible nueva forma de hacer política, pero usted también hace parte de uno de los dos grupos que se han repartido históricamente el poder en La Guajira. Nueva Guajira, de hecho, tiene el récord de gobernadores, algunos de los cuales han salido en medio de líos con las ías. ¿Cuál es la responsabilidad política que asume su grupo frente a la crisis en La Guajira?

Todos los participantes en política en el país tienen cuestionamientos. Yo no conozco al primer funcionario público que haya salido sin absolutamente ningún problema. No niego la responsabilidad política por pertenecer a un grupo en el que de pronto algunos de sus militantes han salido cuestionados. Pero lo que yo sí creo es que uno puede hacer las cosas diferentes desde adentro de la política. Se que suena trillado, por eso más que decirlo, lo que quiero es mostrar hechos reales que signifiquen una nueva forma de ver la política en La Guajira.

A la gente se le olvida que la política en La Guajira siempre ha sido manejada por unas familias y Nueva Guajira lo que ha hecho es cambiar esa idea con gente que no tenía herencia política. El único heredero ahí soy yo, que mi papá (Hernando Deluque) fue gobernador en 2001. Pero igual yo entré a ser representante siete años después. Del resto los candidatos que proponemos son nuevos. La otra orilla, el grupo al que nos enfrentamos, siempre tienen a los de la misma familia.

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"Creo que una de las cosas que hizo que los gobiernos se olvidaran de La Guajira fue el tema de las regalías. Como si tener regalías fuera igual a ser rico", reclama el Representante.

Usted se refiere a los Ballesteros, grupo del que Jorge Pérez Bernier, el jefe natural de Nueva Guajira, ha sido aliado en el pasado…

Hicimos política juntos en 2010. E incluso yo apoyé a Jorge Ballesteros al Senado. Pero luego el señor Ballesteros decidió irse con Kiko Gómez y rompimos relaciones políticas. Pero analiza esto: ¿a quién le debe mi papá la política, si su padre murió cuando él tenía 17 años? o ¿a quién le hereda Jorge Pérez la política, o Álvaro Cuello, o Jimmy Sierra? A nadie. En cambio ellos (los Ballesteros) se repiten los mismos en todos los cargos públicos, como si no hubiera nadie más para aspirar.

¿A usted le parece que Cielo Redondo, la cacica de Uribia señalada en un informe de la fundación de León Valencia de ser la jefa política de un grupo criminal, de quien usted y su grupo son aliados, es muy de mostrar?

Bueno, lo primero es decirte que el grupo Nueva Guajira son los nombres que te acabo de enunciar. Nueva Fuerza Guajira es la unión de Nueva Guajira, el Partido Conservador y movimientos políticos de municipios, como el de Cielo Redondo. Yo le creo a Cielo Redondo cuando me dice que no tiene ninguna vinculación con grupos criminales y he conocido las acusaciones que se le hacen, pero la verdad no son concretas y no muestran pruebas específicas. Yo quiero creer que es una señora que ha trabajado la política sin tener que pertenecer a ningún grupo criminal.

Para cerrar el tema sobre La Guajira, el Presidente sancionó recientemente la Ley Anticontrabando, pero hay quienes consideran que es inocua porque aumenta las penas sin efectos concretos sobre la relación entre contrabandistas y la Policía. ¿Qué opina?

Yo no la voté porque me parece que ha debido ser consultada con las regiones. Se trata de un comercio milenario en el que están involucrados los países vecinos. La ley, por ejemplo, no reconoce la realidad de decenas de familias Wayúu que cruzan la frontera y traen productos baratos para su canasta familiar. Van a castigar demasiado duro a quienes no tienen el contrabando como actividad permanente y no son criminales.

Parece que La Guajira es la máxima evidencia de que el Gobierno Nacional ignora olímpicamente a muchas de sus regiones…

A veces sucede eso. No es algo de ahora, sino de siempre. No nos han tenido en cuenta mucho, pero yo quiero pensar que el Presidente quiere revertir esa tendencia y por eso nos está dando otro trato.

Es muy probable que este año legislativo y electoral no pase mucho del tema de la paz por el Congreso. ¿Cuál es su expectativa?

Sí, eso es cierto. Yo creo que hay una fecha muy importante que es el 20 de noviembre, cuando se cumplen los cuatro meses que el Presidente estableció como fecha límite para pensar si se debe seguir o no el proceso. Sin embargo existen unos avances en lo que se ha hablado, y pienso que sería importante que nos sentaramos con el Gobierno a pensar si es posible avanzar en algo. Yo soy creyente absoluto de la paz, es el anhelo máximo que tenemos como sociedad.

Por ahora, la visión de justicia que tienen las Farc no ha sido compatible con los estándares internacionales que quiere seguir el Gobierno. ¿Cree, por ejemplo, que los guerrilleros que hayan cometido delitos de lesa humanidad no deberían tener permitido llegar al Congreso o en eso es flexible?

No tengo ningún problema en sentarme con desmovilizados en el Congreso. Yo sí estoy de acuerdo en que participen en política y que cambien las armas por micrófonos. En el tema de justicia, tenemos que entender que este no es un proceso de rendición, sino una negociación en la que las penas que resulten no van a ser tradicionales.

¿Le suena el cese bilateral con concentración?

Siempre que sea definitivo y en esto el Presidente ha sido muy responsable en dejarlo claro.

Pensando en el proceso, serán súper clave los mandatarios que se elijan en octubre porque ellos liderarán parte de la implementación de los acuerdos en las regiones. ¿Usted cree que Ovidio Mejía, el candidato de su grupo en La Guajira, quien tuvo una sanción por malos manejos, podría ser un gobernador para el posconflicto?

Ovidio es una persona que tiene a La Guajira en la cabeza y conoce todos sus problemas sociales. Con mi ayuda y la de mi grupo podremos sacar su gobierno adelante.

¿Cómo quiere ser recordado al final de este año legislativo?

Pues mi sueño sería que el Gobierno Nacional nos hiciera una carretera que conecte a la alta Guajira. Ese territorio es más grande que el Eje Cafetero, pero no está conectado al país. Así, ¿cómo se desarrolla?  

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