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Con la salida de la carrera presidencial del precandidato uribista, se comienza a redibujar el panorama electoral del 2018

Como ya lo había anticipado La Silla, la aspiración presidencial de Óscar Iván Zuluaga llegó a su fin a raíz del escándalo de Odebrecht y con su salida de la carrera, se comienza a redibujar el panorama electoral del 2018.

El lunes, el fiscal Néstor Humberto Martínez reveló en su largo comunicado sobre la investigación de Odebrecht que la corrupta multinacional brasileña había pagado al publicista “Duda” Mendonca 1,6 millones de dólares, “correspondiente a un cobro adicional a la suma que inicialmente habría sido convenida por servicios prestados a la campaña “Mano Firme, Corazón Grande” del candidato Zuluaga. Dicho pago se llevó a cabo por la firma brasilera, según las acreditaciones obrantes, en dos instalamentos, a favor de la empresa off shore Topsail Holding”.

El martes, Álvaro Uribe trinó dos veces que “antes de pronunciarse sobre la información el señor Fiscal” estaba esperando hablar con Óscar Iván. Ya el fin de semana, como lo había revelado La Silla el ex presidente le había ofrecido a la senadora María del Rosario Guerra, que es muy cercana a Zuluaga, meterse en la carrera presidencial. Ambos gestos eran indicios claros de que Uribe había “soltado” a Zuluaga.

El miércoles en la tarde, sin desmentir lo dicho por el Fiscal, Zuluaga sacó un comunicado en el que anunció que se había reunido en la mañana con Álvaro Uribe en su casa en Rionegro para informarle “de primera mano la decisión de aplazar mi precandidatura presidencial hasta tanto no se esclarezcan por completo los interrogantes sobre la participación de la empresa Odebrectht en el pago de los servicios de Duda Mendonça, asesor de mi campaña presidencial en 2014.”

La Silla supo que ayer en la mañana hubo dos reuniones en la casa de Uribe: la de María del Rosario Guerra, en la que la senadora del Centro Democrático le aceptó al Ex presidente ser precandidata por el uribismo. Luego fue la reunión con Zuluaga, que había estado todo el lunes desconectado hablando con sus abogados. 

Al final la decisión la tomó él solo con su familia. “Nadie del Partido lo presionó. Él tomó esa decisión el lunes en la noche”, le dijo a La Silla un miembro del partido. Dice que cuando Zuluaga llegó de Manizales el lunes se lo notificó a la directora del Centro Democrático.

Aunque Zuluaga habló de “aplazar” su candidatura, en el partido y en los círculos políticos asumen que la decisión es definitiva. Una carrera política de más de 20 años, que lo tuvo ad portas de ser presidente de Colombia en el 2014, muy probablemente ha llegado a su fin. Es el primer descabezado por Odebrecht, pero seguramente no el último.

 

Nuevo panorama en la derecha

En este episodio, como en muchos otros, Uribe ejerció el liderazgo que tiene en su partido y se movió rápido con una estrategia de control de daños para forzar la salida de Óscar Iván y mitigar así el impacto del escándalo de Odebrecht sobre su partido. Algo que el presidente Juan Manuel Santos aún no hace a pesar de que el agua del escándalo también corre pierna arriba de su gobierno.

Saliendo de Zuluaga, que es el más directamente involucrado en el escándalo pero no el único, el uribismo puede redireccionar su campaña, mover otros líderes no afectados por Odebrecht y separarse un poco del escándalo.

Como dijo una fuente a La Silla, “no están tan lejos del lodo como la izquierda, Fajardo y Claudia pero ya empiezan a moverse” y con el tiempo se verá con cuánto éxito lo logran, sobre todo si el tema de la campaña es la corrupción y no el proceso de paz.

En cualquier caso, saliendo Zuluaga del ring, que era el gran favorito del Centro Democrático por haber conseguido en la pasada campaña casi 7 millones de votos jalonados por Uribe, el panorama de precandidaturas del Centro Democrático cambia.

Lo primero es que, como lo dijo en primicia La Silla, en reemplazo de Zuluaga entra Guerra, una persona muy cercana a Uribe y con gran juego en el Centro Democrático; con una trayectoria en el sector público más técnica que política pero heredera de uno de los clanes de la política tradicional más poderosos de Sucre –la casa Guerra Tulena-.

Guerra tiene espacio para crecer pero es un rival menos duro que Zuluaga para el otro precandidato del uribismo, Iván Duque.

Aunque Duque se beneficia de no tener ya a Óscar Iván de contendor, el hecho de haberlo acompañado a la primera reunión con Odebrecht en Brasil lo puede perjudicar políticamente así la Fiscalía no tenga nada contra él. Lo mismo al otro precandidato, Carlos Holmes Trujillo, pues era la fórmula vicepresidencial de Zuluaga en esa campaña.

Y en todo caso, la salida de Óscar Iván abre también la puerta para que crezcan otras opciones como la de Luis Alfredo Ramos, un político mucho más experimentado que Duque.

Si la justicia finalmente lo absuelve –como lo pidió recientemente la Procuraduría- de la acusación de parapolítica que lo ha mantenido sub judice durante los últimos años, Ramos encontrará un camino más despejado en el uribismo sin la presencia de Zuluaga.

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