Caso de Yáñez en Cúcuta muestra cuesta arriba de los outsiders

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Jairo Yáñez, alcalde de Cúcuta.

Uno de los Alcaldes que derrotó las maquinarias está entre la espada del condenado opositor Ramiro Suárez y la pared de su inexperiencia. 

Jairo Yáñez se eligió Alcalde en Cúcuta siendo un empresario totalmente ajeno a la política, con el aval a última hora del partido Alianza Verde y el apoyo del excandidato presidencial Sergio Fajardo y del exalcalde independiente de Bucaramanga, Rodolfo Hernández. Esa fue su carta de presentación en campaña para alzar las banderas anticorrupción y hablar de derrotar a la clase política tradicional. 

Y en los seis meses que lleva como mandatario, ese ha sido su mayor logro: le quitó todo el poder al exalcalde Ramiro Suárez, quien estando preso en La Picota por haber participado en un homicidio mandaba en la Alcaldía hasta el año pasado. Además, dejó sin la tradicional participación burocrática a los concejales y parlamentarios de la región. 

Sin embargo, a la hora de gobernar, esa distancia que marcó con la mayoría de políticos, más su falta de experiencia en lo público, también ha sido su cruz. Aunque allí ningún político ha liderado una férrea oposición de frente en su contra, sí tiene encima a entes de control manejados por el ramirismo. Desde el día uno le han cobrado cada novatada, al punto de que ya tiene tres secretarios suspendidos. 

Con una ciudad con problemas graves de inseguridad e informalidad, el drama de la migración venezolana desbordado y el temor latente de que la pandemia del Covid haga estragos por estar en frontera con Venezuela, su gobierno hasta ahora ha estado marcado más por críticas que por logros. 

Su caso es un botón más para la muestra de la cuesta arriba que tienen los gobernantes alternativos para administrar por fuera de las prácticas tradicionales. 

La oposición de Ramiro, atacando

El poder que el condenado exalcalde Ramiro Suárez tenía sobre la Alcaldía de Cúcuta era inmenso. La mayoría de secretarios eran gente de su entera confianza, a través de la contratación aceitaba su maquinaria, y luego, aunque perdió la Alcaldía, su candidato quedó de segundo y sacó los votos que su grupo tenía calculados. 

 

Por eso, como al mismo Yáñez con su triunfo, la derrota cogió a Ramiro Suárez totalmente por sorpresa. Una fuente que tiene cómo saberlo nos contó que, luego de las elecciones de octubre, el político quedó tan golpeado que casi no salió de su celda en La Picota por más de un mes. 

Pero si bien Suárez perdió su fortín principal, su estructura sí quedó con espacios de poder como curules en el Concejo (puso directamente dos y ayudó a otros tantos) y participación burocrática en la Gobernación, que está en cabeza de su aliado Silvano Serrano.

Eso le permitió conseguir la tracción necesaria para mantener el poder en dos pequeños pero definitivos fortines: la Contraloría municipal, dirigida por Martha María Reyes, quien alcanzó a ser su precandidata a la Alcaldía el año pasado, y la Personería municipal, a cargo de Martín Herrera, un hombre de su entera confianza. Ambos claves en su forma de hacer política.

Si bien esos entes de control no tienen mucho presupuesto ni personal para mantener la burocracia que solía tener, sí le da dientes para apretar a la Administración de Yáñez. Esa estrategia ya la ha demostrado en el pasado.  

Tal y como contamos en La Silla, en medio de fracturas entre Suárez y su ahijado, el entonces alcalde César Rojas, la Personería que controlaba el ramirismo, anunció investigaciones justo en el momento en que el mandatario estaba reticente a adicionar el presupuesto de la Alcaldía. 

Ahora, en lo que va de Gobierno de Yáñez, la Personería le ha suspendido a cuatro secretarios de despacho; tres de esas sanciones quedaron en firme. 

La baja más sensible, tanto por el cargo como por los hechos, la tuvo a finales de abril: fue suspendida la secretaria de Salud, María Constanza Arteaga, investigada por irregularidades en un contrato de más de mil millones para comprar material de bioseguridad.

Salvo esa decisión, que ya la Procuraduría ratificó y que incluye denuncias por presuntos sobrecostos, cuatro políticos de la región consultados coincidieron en decirnos que las razones por las que fueron suspendidos los otros dos secretarios (uno porque no apostilló sus títulos en el extranjero y el otro porque tomó una decisión que era facultad directa del Alcalde) son producto de la falta de experiencia de Yáñez y su gabinete.

“El personero es de Ramiro, sí. Pero es que también han dado mucha papaya”, nos dijo una de esas fuentes que habló a cambio de no ser citado. 

 

La inexperiencia que la oposición capitaliza

Dos factores le han jugado en contra a Yáñez al interior de la Alcaldía. Siendo en su mayoría outsiders de la política, tanto él como su gabinete, llegaron a gobernar mientras aprenden cómo hacerlo y, además, cómo hacerlo distinto a sus antecesores, con quienes quieren marcar la mayor distancia posible. 

Eso, tal y como le sucedió a Rodolfo Hernández en Bucaramanga y al también independiente William Dau en Cartagena, y nos reconocieron dos funcionarios de la Alcaldía de Cúcuta por aparte, trajo consigo que varios procesos de la Administración se frenaran mientras ellos construían sus propias maneras para hacerlo. 

Por ejemplo hubo demora en poner en marcha la contratación de personal, el relacionamiento con las comunidades o las estrategias para atacar la inseguridad e informalidad que allí reinan. 

Y en las últimas semanas su Administración ha sido muy criticada por los gremios porque decidió peatonalizar el centro de la ciudad sin socializarlo ni presentar estudios técnicos que sustenten el cierre de las vías. Si bien la medida busca prevenir la congestión en ese sector en tiempos de Coronavirus, también es uno de sus proyectos a largo plazo. Por la resistencia que le hicieron, ya tuvo que flexibilizar la medida. 

A eso se suma que, como Yáñez no llegó con un grupo político conformado, sus secretarios no se conocían y menos habían trabajado en equipo, por lo que ha habido roces entre ellos. 

Por ejemplo, la renuncia de la secretaría de Seguridad, María Fernanda Fuentes, según contó La Opinión, se dio en parte por diferencias con el secretario de Gobierno, Francisco Cuadros. 

Aunque al interior de la Alcaldía esos problemas no se han crecido como para generar una crisis administrativa, como sí por ejemplo le pasó a William Dau en Cartagena, sí le hacen mucho ruido a Yáñez en redes sociales. Sobre todo a través de los programas informativos que que tienen por su cuenta varios periodistas en la ciudad. 

Es precisamente en redes sociales, en donde nació la campaña de Yáñez, el sitio en el que se han crecido las críticas a su mandato. Y también donde se ha defendido. 

 

La respuesta del Alcalde

Hoy el diario La Opinión contó que el Alcalde presentó una queja disciplinaria contra el Personero a la Procuraduría Provincial, en la que argumenta que Herrera no puede estar en ese cargo porque su periodo ya terminó y el encargo tenía que asumirlo un subalterno suyo, no él mismo. Con esa movida, el Alcalde se va de frente contra él. 

Pero más allá de eso, a diferencia del tono con el que hizo campaña, en el que hablaba abiertamente contra el ramirismo y la clase política tradicional, como alcalde Yáñez no se ha despachado públicamente en contra de su oposición. 

Tres fuentes de su Administración nos dijeron que la razón está en que en realidad ese no es su temperamento. “Es una persona más conciliadora que de cazar pelea”, dijo uno de ellas.

Por eso mismo, tal y como nos dijeron un concejal, un exdirigente muy poderoso y un congresista de la región, ningún político en ejercicio se le ha ido de frente. Incluso coincidieron en decirnos que tienen presente lo ocurrido entre Rodolfo Hernández  y la clase política de Bucaramanga. 

“Viendo lo mal que les fue a los políticos (de Bucaramanga) que se agarraron con Rodolfo, meterse a pelear con el viejito (como se refieren a Yáñez en Cúcuta, a veces despectivamente) podría ser un tiro en el pie”, nos dijo uno de ellos. 

Además, las decisiones de la Personería han sido lo suficientemente mediáticas. A ellas, Yáñez ha respondido vía redes sociales. 

La semana pasada, tras la más reciente suspensión de uno de sus secretarios, la Alcaldía publicó un comunicado en redes sociales en el que afirmó que la decisión está politizada. 

Ese mismo día, su secretario de Gobierno y excandidato a la Cámara por los verdes, Francisco Cuadros, dijo en su Twitter que el exalcalde Ramiro Suárez, quien está rindiendo declaraciones en la Jurisdicción Especial para la Paz JEP, lo había señalado como exmiembro paramilitar y lo denunció penalmente.

Ambos hechos generaron una ola de mensajes en favor del secretario y del Alcalde, entre políticos, como los congresistas verdes Juanita Goebertus, el senador Antonio Sanguino; la activista Catherine Juvinao y el excandidato presidencial Sergio Fajardo. 

La estrategia sigue siendo el discurso

Más allá de las redes, Yáñez también ha tratado de acortar distancias con los comunales a través de su discurso de cambiar las prácticas políticas. 

Con ellos no arrancó con el pie derecho. En medio de la distancia que marcó con la clase política, también se alejó de esos líderes que son clave para la relación con la comunidad. 

En la pandemia la tensión se creció. Por un lado, porque, como en distintas zonas del país, ha habido trapos rojos pues los mercados que ha suministrado la Administración no son suficientes. 

Por otro, tal y como nos contó una fuente de la Alcaldía, a la hora de repartir las ayudas humanitarias, la Alcaldía coordinó directamente con los beneficiarios y los comunales se sintieron desconocidos. 

Ante eso, Yáñez ha intensificado su estrategia de visitar los barrios. Él y sus funcionarios están hablando directamente con ellos sobre su forma de concebir la política, tal y como nos contó uno de estos funcionarios.

“El mensaje es que la ciudad va a ganar por cara y sello. Si lo hacemos bien, tendremos una mejor ciudad. Si en el camino nos equivocamos, al menos pueden estar tranquilos de que por fin desaparecerá la impunidad. Es que así es como tiene que ser, un Alcalde que rinda cuentas, no un todopoderoso”, nos dijo. 

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