Por ahora, los integrantes principales de la coalición de Duque serán el Centro Democrático, los godos y los liberales.
La U y Cambio, de reyes con Santos a miembros clase B de la coalición de Duque
Aurelio Iragorri y Jorge Enrique Vélez, jefes de La U y Cambio Radical, respectivamente.
A ocho días de que arranque el nuevo Congreso, con algunos congresistas todavía de vacaciones y desconectados, aún no está totalmente claro cómo será la nueva coalición de Gobierno en el legislativo, pero ya se saben algunas cosas.
La primera es que esa nueva coalición duque-uribista tendrá como integrantes principales a los partidos Centro Democrático, conservador y liberal.
Cambio Radical y La U, que reinaron en la Unidad Nacional del saliente Juan Manuel Santos, aunque estarán entre los aliados, fungirán más como “invitados” o miembros “clase B”.
La razón es que entre toda la clase política que acompañó al presidente electo Iván Duque hay consenso en que ninguno de esos dos partidos estuvo íntegramente con Duque en segunda vuelta y, por tanto, ambos de alguna manera perdieron.
La U ni siquiera hoy está cohesionada en la idea de respaldar a Duque. O, al menos, eso evidencia el hecho de que el senador de La U Roy Barreras esté intentando armar un bloque de senadores de La U y Cambio Radical para “actuar juntos” en las negociaciones de las dignidades del Congreso, frente a los uribistas que son los que están tirando la línea, como se lo contó a La Silla una fuente que lo sabe de primera mano.
Lo de los tres partidos principales nos lo confirmaron por aparte cinco congresistas de distintos partidos que lo saben porque, por estos días, tienen la condición de compromisarios en las reuniones en las que las colectividades grandes están cuadrando cómo se repartirán esas dignidades.
Esos acuerdos son la primera puja de poder de cada recién nacido legislativo y el escenario en el que, por lo general, se define cómo serán las coaliciones de los gobiernos entrantes.
“La coalición (de Duque) tendrá unos miembros clase A y otros clase B, por decirlo de alguna manera. Eso es lo que se ha hablado hasta ahora”, detalló una de esas fuentes.
“No tiene presentación que ahora La U y Cambio Radical, que se despacharon ocho años y no estuvieron al 100 con Duque, ahora quieran tener privilegios”, añadió otra por su lado.
La ubicación en una u otra ‘clase’ dentro de la coalición está determinada por el apoyo dado a Duque en la campaña, pero también por el deseo expreso del Presidente electo, quien, según dos congresistas, en el caso de los liberales hizo llegar el mensaje a las reuniones de compromisarios de que quería que ellos estuvieran ahí porque él “se siente liberal”.
El estatus de cada partido en la coalición oficialista podría ser determinante en el eventual caso de que el Gobierno decidiera repartir mermelada (algo que Duque se comprometió en campaña a no hacer) o sellar acuerdos burocráticos, pues en ambas situaciones sus principales aliados tendrían la prioridad.
Sin embargo, en las reuniones de compromisarios no se ha hablado de ninguno de esos dos temas. Únicamente de las dignidades del Congreso, una negociación en la que por supuesto pesa mucho también el número de curules con las que haya llegado cada partido.
Así, por ejemplo, se sabe también que los liberales (que con 35 curules serán la bancada más grande de la Cámara) tendrán la presidencia de la Cámara este primer año legislativo que arranca el 20 de julio.
Ese primer presidente de la Cámara probablemente será el representante rojo de Norte de Santander, Alejandro Carlos Chacón, que ya ha dicho que le interesa y a quien el año pasado le hicieron ‘conejo’ cuando quiso llegar a la misma dignidad.
Esta vez, según dos compromisarios (incluyendo uno liberal), no se ha hablado de ningún otro nombre, aunque la escogencia del mismo al final será un asunto interno del Partido Liberal que no involucrará a las otras colectividades.
Asimismo, la primera presidencia del Senado será del Centro Democrático (que puso Presidente y además es el partido con más senadores: 19), y los nombres que más suenan para ocupar esa silla son los de María del Rosario Guerra y Ernesto Macías.
Macías, para más señas, es el súper delegado de Duque en las reuniones de compromisarios de Senado, un papel que en el caso de la Cámara está jugando el representante uribista Álvaro Hernán Prada.
Ambos son poderes que pintan en ascenso en el nuevo Congreso.
“Ellos son los que traen las razones del Presidente y quienes están coordinando en gran parte la nueva coalición”, nos explicó un conservador.
También tiran línea fuerte el senador Honorio Henríquez y los representantes Edward Rodríguez y Kike Cabrales.
Un congresista dateado del Centro Democrático nos aseguró que la versión que llegó a correr de que el expresidente Álvaro Uribe se postularía a la Presidencia del Congreso es una movida que está “descartada”.
Por cierto, Uribe no está entre los compromisarios ni ha asistido a ninguno de esos encuentros.
Ayer se realizó la más reciente reunión de compromisarios de Senado en la Presidencia del Congreso y las discusiones por las mesas directivas de las comisiones quedaron aún abiertas (y en ellas, en cualquier caso, tendrán que tener en cuenta a la oposición, que vía Estatuto de la Oposición obtiene unos espacios en las de plenaria) hasta el próximo martes que se volverán a encontrar.
Como dato curioso, al final de ese encuentro se presentó Roy Barreras, quien en tono muy amable le ofreció “su colaboración” a los uribistas, a quienes se refirió como “la bancada líder” del legislativo.
Hoy se reunirán los compromisarios de Cámara.
De todas maneras, las cuentas indican que para gobernar con tranquilidad el nuevo Primer Mandatario sí necesitará a La U y Cambio Radical.
Sus tres partidos principales en Senado suman 48 votos, que suben a 51 sumando las tres curules del MIRA, una cifra que no completa la mayoría absoluta que será esta vez de 55.
Con La U y Cambio Radical en Senado, Duque completaría 78 apoyos.
En cuanto a Cámara, con las tres colectividades principales de su coalición, el Presidente electo contaría con 88 votos y se necesitan 86 para la mayoría absoluta.
Con La U y los vargaslleristas, el Gobierno sería en Cámara una aplanadora de 143 respaldos, sin contar lo que ponen los partidos pequeños como el viejo PIN.
La historia de la Unidad Nacional duquista apenas empieza.