¿Se consolida el poder militar en el Programa de Consolidación?
En septiembre del año pasado, cuando el Gobierno le pidió la renuncia a Álvaro Balcázar como director del Programa de Consolidación, la pregunta que quedó en el ambiente era si por satisfacer apetitos burocráticos, Santos estaba dispuesto a sacrificar al programa que era imprescindible tanto para la restitución de tierras y reparación a víctimas como para consolidar la paz si algún día los guerrilleros dejaban las armas. Seis meses después, la respuesta es sí. El Programa de Consolidación no solo sigue siendo un programa ineficiente sino que ahora también está politizado y con una influencia cada vez mayor del Ministerio de Defensa.
El objetivo de la Unidad de Consolidación es garantizar la construcción de Estado en zonas donde tradicionalmente ha hecho presencia la guerrilla y donde la seguridad no está garantizada. Donde aún es necesario “consolidar” la democracia llevando al Estado y demostrándole a los ciudadanos que también son ciudadanos con derechos.
Este programa fue el sello que Juan Manuel Santos le trató de imprimir a la política de Seguridad Democrática desde que era Ministro de Defensa de Uribe, y contó –y aún cuenta- con fuerte financiación de Estados Unidos.
Cuando Santos fue elegido Presidente una de sus decisiones fue sacar el Programa de Consolidación del Ministerio de Defensa y pasarlo a Presidencia con el objetivo de que tuviera una verdadera orientación civil y dejara de ser visto como parte del Programa de Acción Integral del Ejército, que tenía una lógica puramente contrainsurgente.
En el inicio del Gobierno, existía una mesa operativa sobre Consolidación en el Consejo de Seguridad Nacional que presidía el ahora Comisionado de Paz Sergio Jaramillo y existía una coordinación de alto nivel desde el Gobierno nacional. Sin embargo, cuando Jaramillo se dedicó a la negociación con las Farc y prácticamente desapareció el Consejo de Seguridad, el programa también fue perdiendo su importancia para el Presidente.
Como lo contó La Silla en su momento, en septiembre, en una reunión en Palacio el partido de la U le "pidió” al Presidente el cargo de la Unidad de Consolidación, un cargo apetecible pues en el 2012 manejó un presupuesto de inversión de 182 mil millones, interlocución directa con cientos de municipios y la posibilidad de nombrar funcionarios en varias regiones del país. Y Santos se los concedió.
Fue nombrado como director de la Unidad Germán Chamorro de La Rosa. De la Rosa es un médico veterinario pastuso cuya trayectoria en temas de consolidación o de gerencia era nula pero que le había manejado la campaña política a Santos en Nariño y era cercano al senador de la U Manuel Enríquez, un uribista que acaba de entrar a la Dirección Nacional del Partido y cuya lealtad al Presidente era importante de ganar.
Aunque a Balcázar lo sacaron con el argumento de que tenía muy bajos niveles de ejecución, a Chamorro no le ha ido mejor. De hecho, le ha ido peor.
Según los datos oficiales de la entidad, el Programa de Consolidación tiene una ejecución del 4,7 por ciento y ha comprometido solo el 17,7 por ciento del presupuesto.
El director del Programa Germán Chamorro explicó a La Silla por escrito que “en cumplimiento del principio de planeación, entre los meses de enero y marzo las instituciones del Estado elaboran o adelantan sus procesos contractuales con el fin de ejecutar el presupuesto asignado. En razón de lo anterior en el segundo trimestre inicia la ejecución real del presupuesto”.
Sin embargo, otros programas que también dependen del Departamento Administrativo de Prosperidad superan con creces los niveles de ejecución de Consolidación: el ICBF ha ejecutado el 16,8 por ciento y tiene comprometido el 74 por ciento del presupuesto, la Unidad de Víctimas el 15,5 por ciento, el mismo DPS ha ejecutado el 13, 7 por ciento y tiene comprometido el 70 por ciento. Incluso, Balcázar –que fue despedido por ineficiente- había ejecutado el doble que Chamorro durante este mismo período.
Es posible que la baja ejecución de Chamorro se explique por la “purga política” que vivió la entidad una vez él llegó y a raíz de la cual, varios de los técnicos que llevaban años trabajando en Consolidación salieron de la entidad y han sido reemplazados por personas de un corte más político.
La sensación hoy entre los observadores de este Programa consultados por La Silla es que Consolidación se ha quedado sin una línea clara. La Silla constató que a los campesinos beneficiarios les cambian las reglas de juego con frecuencia lo que ha hecho que le pierdan confianza al programa de erradicación de cultivos ilícitos. Por ejemplo, les prometen un subsidio por un período de tiempo a cambio de que no tengan coca en su predio. Pero luego les dicen que solo se lo mantienen si no cultivan coca en toda la vereda.
Solo ayer, los campesinos cocaleros en Tumaco estaban alborotados porque el Programa de Consolidación no les ha cumplido con lo que les prometió.
El nuevo nombramiento
A esta situación, ahora se suma un nuevo nombramiento que aunque no se ha concretado porque Presidencia aún no ha publicado su hoja de vida ya está generando polémica.
Chamorro, por una intervención directa del Ministro de Defensa Juan Carlos Pinzón, va a nombrar como director del Programa contra Cultivos Ilícitos (PCI) a Javier Flórez, un asesor de su despacho.
Flórez es un politólogo de la Universidad del Rosario con una maestría en Estudios Políticos y Relaciones Internacionales de la Universidad Nacional que trabajó con Balcázar en el Plan de Consolidación Integral de la Macarena en el 2009 y luego fue su asesor mientras fue director. Cuando Balcázar salió, Flórez fue uno de los pocos que sobrevivió al barrido del nuevo director y continuó como su asesor.
La Silla Vacía habló con tres personas diferentes que trabajaron con Flórez en el programa y todos coincidieron en su seriedad, inteligencia, compromiso y conocimientos sobre consolidación. “Es el único que queda de la escuela de Balcázar”, dijo uno de ellos. "Muy pocas personas saben tanto de consolidación como él", dijo otro de sus ex compañeros.
Sin embargo, Flórez tiene 27 años y solo cinco años de trayectoria profesional, la mayor parte de esta en la academia o en investigación. Aunque conoce muy bien el tema de consolidación, su experiencia administrativa es escasa y tampoco ha tenido la oportunidad de demostrar su capacidad de gestión o liderazgo en el manejo de grandes proyectos de desarrollo o de gobernabilidad.
Y en pocos días, comenzará a manejar el 80 por ciento del presupuesto de Consolidación que supera los 150 mil millones de pesos; coordinará 120 cuadrillas de erradicadores manuales que son de difícil manejo; y básicamente será el responsable del éxito o fracaso de dos programas cruciales para el éxito de la ejecución de los acuerdos a los que se lleguen en La Habana: el de desarrollo alternativo y en una buena parte, el de desarrollo rural en las zonas bajo influencia de la guerrilla.
Fuera de su corta trayectoria profesional para el nivel de responsabilidad que asumirá está el hecho de que es el hijo del general Javier Alberto Flórez, quien como Comandante de la Tarea Conjunta Omega dio de baja al ‘Mono Jojoy’, entre otros múltiples logros en su carrera militar.
“Es el oficial del Ejército más distinguido por la ejecución y planeación de operaciones militares”, dijo un perfil sobre el general publicado por Kienyke en 2011. Para ese entonces, se había ganado ocho medallas grises, por su servicio distinguido en operaciones de orden público. Hoy el General Flórez es miembro del Comando General del Ejército, bajo el liderazgo del Ministro Pinzón, quien según pudo verificar La Silla es quien está detrás del nombramiento de Flórez Jr.
El General Rafael Colón, quien trabajó en Consolidación en el cargo que ahora ocupará Flórez y que es muy respetado en el tema, dijo a La Silla que considera que ese nombramiento es muy acertado.
“El nombramiento de Javier Flórez es benéfico para el PCI porque facilita romper cualquier barrera de comunicación con el Ministerio de Defensa”, dijo Colón.
Colón dice que esa relación con el Ministerio es fundamental y que no siempre ha sido bien entendida. “Con Flórez se puede avanzar en la lógica del Programa que es intervenir con proyectos de sustitución de cultivos en territorios donde el Estado integralmente pueda sostener un proyecto y que Defensa no abandone el territorio”.
La relación con los militares
Tradicionalmente, uno de los problemas que ha tenido Consolidación es que los militares llegan con el Programa a prestar seguridad, pero si la guerrilla estalla un oleoducto abadonan el terreno para ir a contener la otra amenaza, dejando al programa y a los erradicadores manuales en gran vulnerabilidad. De hecho 41 erradicadores manuales han muerto trabajando para el Estado por las minas antipersonal puestas por la guerrilla.
Otras personas consultadas por La Silla tienen una posición contraria. Creen que a pesar de que Flórez nunca se ha aprovechado de la reputación de su papá y se ha esforzado por labrarse su propio camino, en la oficina de Consolidación es claro que en este caso sí lo nombran porque Pinzón ha insistido en su nombramiento y con esto, lo único que se logrará es reforzar la injerencia que ya tiene Defensa en el programa.
“Pinzón con el argumento de mejorar la "eficiencia" y ejecución del gasto, quiere poner gente de su influencia y hacer un apéndice de la consolidación dentro de la línea de Acción Integral”, dijo una fuente que conoce bien el Programa por dentro. (La Silla llamó al Ministro desde la semana pasada pero no logró hablar con él).
De hecho, desde que arrancó el Programa ha habido un pulso de poder entre el sector que consideraba que Consolidación debería tener una lógica eminentemente civil y al que pertenecía el presidente Santos y los militares que han intentado mantener el control sobre los recursos y la orientación del programa como parte de lo que se llamaban "acciones psicológicas". De hecho, antes de que Balcázar se enterara de que lo iban a despedir, Pinzón ya estaba entrevistando candidatos a sucederlo en su despacho. Al final, no logró poner a una cuota suya porque el Partido de la U se le adelantó.
Entonces, mientras el director del DPS Bruce MacMaster, que es la cabeza de toda el área de inversión social de este gobierno, está diciendo la semana pasada en reuniones en Estados Unidos –en el Congreso y en la OEA- que el Programa de Consolidación está en un proceso de transición para ser verdaderamente la versión civil de presencia del Estado en las regiones conflictivas, en la práctica con el nombramiento de Flórez se reforzará el cordón umbilical con el sector militar.
Al final, más allá del nombramiento de Flórez, la pregunta sigue siendo la misma: ¿Sacrificará Santos este programa que es imprescindible tanto para la restitución de tierras y reparación a víctimas como para consolidar la paz si algún día los guerrilleros finalmente dejan las armas?