El paro agrario ha servido para que el Gobierno le pare más bolas al campo. Además del aumento en el presupuesto y el lanzamiento del Pacto Nacional Agropecuario, el presidente Juan Manuel Santos finalmente aprobó la semana pasada una reforma del Ministerio de Agricultura que crea un viceministerio de desarrollo rural. Y ya se sabe quién estará a cargo: Aníbal Fernández de Soto, el hasta ahora viceministro para la participación del Ministerio de Interior.
Como contó La Silla, esta reestructuración -que venía impulsando el ex ministro Juan Camilo Restrepo desde hace dos años y que fue diseñada con ayuda de Planeación Nacional- permitirá fortalecer la 'pata' de desarrollo rural del Ministerio y así ir preparando al sector para las nuevas responsabilidades que le pueden caer si los diálogos con las Farc llegan a buen puerto. Luego estuvo varada un año en Hacienda hasta que el ministro Mauricio Cárdenas le dio el visto bueno la semana pasada y Santos firmó el decreto al lanzar el Pacto Agrario el jueves.
El punto central del rediseño institucional -que aumentará en unas 80 personas el equipo de trabajo- es la creación del viceministerio de desarrollo rural, que deja ahora de funcionar como una pequeña dirección y pasará a ocuparse de todos los temas que tienen que ver con el desarrollo integral del campo como el manejo de tierras, la restitución, la vivienda rural, los distritos de riego o la educación. Es decir, los temas centrales del acuerdo al que se llegó con las Farc en este primer punto.
Fernández de Soto no tiene experiencia en temas agrarios, pero llega al viceministerio tras haber jugado un papel decisivo en desactivar el paro agrario en Nariño, y fue clave para lograr acuerdos. Además, trabajó en acercamientos con grupos indígenas y sobre todo afro, y estuvo en los consejos directivos del incoder, la Unidad de Víctimas y la Unidad de Restitución de Tierras, tres de las entidades con las que tendrá que trabajar ahora. De hecho las dos últimas van a quedar bajo su tutela.
Todo eso significa que con el nombramiento Lizarralde no fortalece técnicamente el Ministerio pero sí pone una persona que conoce la interacción con las comunidades. Eso, con los acuerdos con los campesinos y los del Pacto Agrario sin ejecutar, es una función clave. Más porque si el Pacto va a funcionar, tiene que ser un verdadero proceso participativo, algo en lo que Fernández de Soto viene trabajando.
Además, antes de entrar al Ministerio del Interior Fernández de Soto fue Director General de Ordenamiento Territorial y Coordinación del Sistema Nacional Ambiental, cargo desde el que se empapó de la visión ambiental del ordenamiento territorial, un componente esencial para el desarrollo rural.
El nombramiento seguramente también caerá bien entre los conservadores. Fernández de Soto no sólo pertenece al Partido Conservador -como el nuevo ministro Rubén Darío Lizarralde-, sino que fue su secretario de relaciones internacionales. También fue candidato de los azules al Concejo de Bogotá en 2007, cuando quedó de cuarto en una lista que logró tres curules.
A su vez, en el viceministerio dirigido por Andrés Felipe García -que hoy engloba todas las tareas de la cartera- quedarán los asuntos netamente agropecuarios. Además se creará dentro de éste una Dirección Pecuaria, ya que la que se encarga hoy de las cadenas productivas -en cabeza de Humberto Guzmán- está más volcada hacia la agricultura y no hacia la producción con animales.
Este rediseño permitirá que los dos vices se ocupen del tejemaneje diario y de la relación con las instituciones de su área, mientras el ministro puede dedicarse a las líneas gruesas de políticas del sector. Así las cosas, el Ica y Corpoica se entenderán con García, mientras el Incoder y la Unidad de Restitución lo harán con Fernández de Soto.