El Ministro de Hacienda de Iván Duque, la primera cabeza del gabinete del nuevo Gobierno confirmada, es un economista uniandino con maestría y doctorado de la Universidad de Illinois que ya había tenido a cargo esa cartera durante el primer mandato de Uribe.
Durante la campaña fue la persona con la que Duque construyó su visión programática, especialmente en temas económicos, que son el eje de su apuesta de gobierno.
Después de quedar elegido, Duque le encomendó dirigir todo el equipo de empalme y en este proceso, junto con Luigi Echeverri, el gerente de la campaña, fue el encargado de definir quién entraba al equipo y para qué temas.
Como Ministro de Hacienda de Uribe, demostró ser un economista ortodoxo y serio, poco amigo de juegos políticos y tomó varias decisiones importantes, algunas de ellas aplaudidas y otras criticables por el juego que le dio a los más ricos y poderosos.
Durante su paso por el ministerio de Hacienda, Carrasquilla se inventó el Informe del Marco Fiscal a Mediano Plazo, un documento que se publica anualmente y se ha convertido en referencia obligada para toma de decisiones económicas por parte del Gobierno.
Durante su ministerio, redujo la deuda e hizo énfasis en la inversión privada que junto con los avances en seguridad fueron creando un entorno más favorable.
Además se recuerda su gestión por la reforma constitucional de 2005 que modificó el régimen pensional y acabó con el régimen especial de pensiones.
Entre sus medidas más polémicas estuvo la creación de las zonas francas especiales y la ley de estabilidad jurídica que benefició a ciertas empresas como Rubiales, la Drummond y Glencore sin que la contrapartida para el país fuera tan clara.
Defendió un Estado pequeño como el que propuso Duque en campaña. Esto se notó, por ejemplo, cuando propuso en 2009 la venta de Ecopetrol en lugar de hacer una reforma tributaria.
En 2006 lideró una reforma tributaria que intentaba ser de carácter estructural, para simplificar el régimen tributario. Sin embargo dicha iniciativa se modificó en el Congreso y terminó teniendo poco impacto.
Este bogotano hizo carrera en la academia como profesor de la Universidad de los Andes y llegó a ser decano de la Facultad de Economía.
También fue asesor económico en la Contraloría General de la República, cuando el Contralor era Carlos Ossa Escobar, investigador asociado de Fedesarrollo, cuando Juan José Echavarría era director, economista principal de investigación en el Banco Interamericano de Desarrollo y gerente técnico en el Banco de la República.
En el 2002 saltó al gobierno, cuando Uribe se posesionó y nombró al conservador Roberto Junguito como Ministro de Hacienda y a Carrasquilla como su viceministro.
Tras la renuncia de Junguito en 2003, Carrasquilla lo reemplazó y entró a liderar la venta de los bancos que había rescatado el gobierno Pastrana (Bancafé, Megabanco y Granahorrar) y las capitalizaciones de Ecopetrol e Isagén.
A diferencia de Junguito, que era un monetarista, Carrasquilla no solo es un macroeconomista sino también hace política micro, lo que encaja con lo que quiere Duque de apostarle a una política más enfocada hacia el desarrollo y la creación de empleo.
En 2005 firmó el decreto que fusionó la Superintendencia Bancaria con la Superintendencia de Valores, con lo que creó la Superintendencia Financiera de Colombia que vigila todo el sector financiero del país.
Es un líder que delega bastante, y uno de sus lunares fue que durante su período la Dian cayó en manos de políticos cuestionables, sobre todo en Barranquilla, Buenaventura y Bogotá.
Tras su salida del gobierno, Carrasquilla se dedicó a la consultoría privada. Fue presidente y director del fondo de inversión Navenby Investments Group INC, una sociedad anónima radicada en Panamá, constituida el 1 de noviembre de 2007.
También estuvo vinculado a la firma Konfigura Capital, una compañía que compraba cartera mala de otras empresas. Esta empresa trabajó con bancos como Citibank, Davivienda, AV Villas, BBVA y Banco de Occidente.
En 2016, cuando su nombre apareció en los Panama Papers, Carrasquilla respondió que las inversiones que hizo a través de su sociedad buscaban traer dinero al país y no sacarlo. Y que toda la plata que entró, pagó impuestos.
Tiene la ventaja de haber pasado ya una reforma tributaria, una experiencia que le servirá a Duque, que prometió presentar su propia reforma arrancando mandato. Y es un economista respetado al que los mercados le creen, según dos fuentes del sector consultadas, lo cual va a ser fundamental para el manejo fiscal.
Inicialmente, Carrasquilla había dicho que no aceptaría el puesto pero lo convenció el nuevo presidente.