Ciro Ramírez Pinzón ha sido uno de los caciques políticos más importantes de Boyacá en los últimos veinte años.
Es ingeniero agrónomo de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Fue funcionario público de varias entidades en Boyacá. Fue director regional de Coldeportes entre 1976 y 1977, Gerente de la Caja de Previsión Departamental entre 1978 y 1979 (y luego de la seccional Boyacá de la Caja de Previsión Nacional entre 1980 y 1982) y gerente del Instituto Nacional de Tránsito en el departamento entre 1982 y 1983.
Luego de eso, comenzó su carrera política con el Partido Conservador -al que siempre ha pertenecido- como diputado a la Asamblea Departamental. Luego tuvo un breve paso por el concejo de Moniquirá, mientras hacía campaña para saltar al Congreso.
En 1986 llegó a la Cámara de Representantes y desde entonces comenzó a afianzar su poder en la región, convirtiéndose en uno de los barones electorales más importantes del departamento. Fue cercano al “alvarismo” y al Movimiento de Salvación Nacional, el grupo del asesinado conservador Álvaro Gómez Hurtado y en 1990, cuando volvió al Congreso, fue el primer vicepresidente de la Cámara de Representantes.
En 1991 decidió lanzarse a las nuevas elecciones legislativas, pero esta vez al Senado. A pesar de su creciente poder poder político, se quemó. Aunque se pensaba que podría ser una de las fichas del Movimiento de Salvación Nacional para las elecciones regionales de 1992, Ramírez decidió renunciar al alvarismo y aliarse con Andrés Pastrana, el contrincante de Gómez dentro del conservatismo. Así llegó a la presidencia de la Asamblea de Boyacá.
Para 1993 Ramírez ya era una de las figuras principales en Boyacá y decidió crear un movimiento dentro del Partido Conservador, la Nueva Fuerza Conservadora, desde el cual apoyó a Pastrana en las elecciones de 1994, llegó al Senado en 1994 y afianzó su poder político en la región apoyando a candidatos a varios cargos en municipios boyacenses.
Ramírez repitió curul en el Senado en 1998 y 2002, cuando obtuvo la mayor votación en Boyacá, más de 35 mil votos, y en 2006.
En 2000, Ramírez alcanzó un poder aún mayor cuando fue nombrado Presidente Nacional del Directorio Conservador y, por un tiempo, alcanzó a sonar como posible candidato de los azules a la presidencia. Además, como dada su cercanía con Pastrana, Ramírez estaba viviendo las mieles del poder - incluso llegó a proponer que se prorrogara el período presidencial.
En Boyacá se decía que Ramírez podía llegar a mover 40 mil votos, suficientes para poner un alcalde, un diputado, o ayudarle a un candidato a la Gobernación. Y esos votos se fueron para la campaña de Álvaro Uribe en 2002.
Pero su poder se comenzó a ver truncado en las elecciones regionales de 2003 cuando Jorge Londoño ganó la Gobernación con el Movimiento Nuevo Liberalismo, haciendo una campaña en contra de la clase política tradicional del departamento y venciendo al candidato que apoyaba Ramírez, Alfonso José Salamanca, de Cambio Radical.
Mientras tanto, Ramírez se acercó cada vez más a Álvaro Uribe. En 2006, antes de que Uribe se posesionara para su segundo período, ya estaba pensando en una segunda reelección pero por un período de seis años, y a principios de 2007 ya tenía listo el proyecto de acto legislativo para permitir una nueva reelección.
Aunque Ramírez se hizo reelegir senador en 2006, las cosas se le complicaron. En febrero fue capturado por sus nexos con paramilitares del Bloque Central Bolívar y comenzó a ser investigado por parapolítica. En abril de ese año renunció a su curul en el Senado para poder ser investigado por la Fiscalía y no por la Corte Suprema de Justicia. Esa detención menguó su caudal político, pero no lo desapareció.
A pesar de esa movida, la Corte Suprema retomó su proceso, al definir que cuando una persona con fuero renuncia a su cargo, no por eso pierde el fuero. Y en marzo de 2011 la Sala Penal de ese tribunal lo condenó a noventa meses de prisión y a pagar 6 .500 salarios mínimos por haber ayudada al jefe paramilitar alias "Mi Sangre" a través de su trabajo en el Congreso, lo que se´gun Ramírez fue "una gran injusticia".
El poder que ha ejercido Ramírez dentro del Inpec -que fue durante años uno de sus fortines políticos- ha levantado sospechas y la Corte pidió que se investigaran los documentos que presentó esa entidad para concederle la libertad. Pero gracias a ese poder, el año pasado, desde la cárcel, siguió influyendo en las elecciones de su departamento aprovechando “salidas al odontólogo” para cuadrar reuniones y apoyos políticos.
Tras su regreso a la libertad en junio de 2011, Ciro Ramírez buscó cómo heredarle su caudal, bien sea a miembros de su grupo político, que aún cuenta con un senador, Juan de Jesús Córdoba, o a su hijo. Lanzó a Rigoberto Barón a la Gobernación de Boyacá, pero éste quedó en el tercer puesto en la contienda.
En diciembre de 2011 la Procuraduría General le formuló cargos por su presunto apoyo a paramilitares de las AUC, y especialmente a Jesús López Londoño, alias ‘Mi sangre’, precisamente lo que dio lugar a su condena por la Corte Suprema. Sin embargo, la misma Procuraduría lo absolvió en mayo de 2013 por el escándalo de la parapolítica. Y en marzo de 2015 la Corte lo absolvió por otro proceso vinculado a la participación de 'Mi sangre' en narcotráfico.
Además, en noviembre de 2011 se le mencionó como uno de los políticos que posiblemente habría participado en casos de corrupción en Ingeominas.
Tras la separació entre el uribismo y el santismo, Ramírez se acercó al primer grupo. Su ficha política Rigoberto Barón fue candidato del Centro Democrático al Senado en 2014 y llegó al Congreso en 2015 tras la renuncia de Ana Mercedes Gómez a su curul, y su hijo Ciro Alejandro a la Cámara por Boyacá en esas mismas elecciones y al Senado en el 2018. Pero, por el otro lado, Juan de Jesús Córdoba siguió en el conservatismo y fue candidato al Senado, lo que muestra que Ramírez no puso todos sus huevos en la misma canasta. Al final Córdoba se quemó pero Ramírez hijo sí llegó a la Cámara.