Criselda Lobo Silva, más conocida con el alias de Sandra Ramírez es una política y excombatiente de la antigua guerrilla de las Farc. Actualmente es senadora del partido Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común, Farc, y segunda vicepresidente del Senado entre 2020 y 2021.
Nació el 15 de mayo de 1963 en La Paz (Santander). Hizo su educación básica en ese lugar hasta séptimo grado, cuando fue a un hogar de paso de la guerrilla a los 17 años.
Ingresó formalmente a la guerrilla en enero de 1982, En el Frente 12, aparte de recibir entrenamiento militar, siguió con su educación por medio de las clases que se dictaban en Radio Sutatensa y los fascículos de octavo grado que le consiguieron para que estudiara desde la selva.
Se capacitó como enfermera y la trasladaron al Cuerpo de Seguridad de “Los Cuchos”, como decían dentro de la guerrilla a sus comandantes alias Manuel Marulanda y Jacobo Arenas.
Estuvo bajo las órdenes de Arenas durante un año y luego pasó a las de “Tirofijo” o “Manuel Marulanda”, jefe máximo de las Farc, de quien fue escolta, enfermera y compañera sentimental hasta su muerte en 2008.
En el campamento de Tirofijo, en La Uribe (Meta), también se dedicó a la fotografía y fue entrenada en comunicaciones militares, y cifrado y descifrado mensajes de propios y del Ejército.
En los 35 años en el monte fue testigo de varios procesos de paz fallidos.
En las negociaciones de La Uribe, a mediados de los años 80, era una de las guías que asignaron los comandantes de las Farc para traer a la comisión que envió del gobierno de Belisario Betancur. Coincidió con casi todos los de esa comisión: John Agudelo, Rafael Rivas, Alberto Rojas Puyo y Margarita Vidal.
Siguió en La Uribe, en los campamentos de los comandantes, y allí vivió la Operación Casa Verde que lanzó el Gobierno Gaviria el mismo día que se instaló la Asamblea Nacional Constituyente, en diciembre de 1990.
Cuando las partes volvieron a acercarse para negociar en 1992, fue de nuevo guía de las comisiones del Gobierno, y allí conoció a Horacio Serpa Uribe y Álvaro Leyva.
Seis años más tarde inició el proceso de El Caguán, con el gobierno de Andrés Pastrana, y se dedicó a las comunicaciones y la fotografía. Se encargó de documentar los acercamientos y negociaciones, conoció de primera mano las exigencias que hicieron las Farc a Pastrana para sentarse y la desconfianza de las Farc al sentir que mientras negociaba la paz, Pastrana fortalecía al Ejército.
Más de 10 años después, Lobo ya había sido compañera sentimental de Tirofijo, las Farc habían perdido sus avances de los años 90 por la fuerte arremetida de la seguridad democrática del Gobierno Uribe, y él había muerto.
El gobierno de Juan Manuel Santos aprovechó fallidas aproximaciones con el de Uribe para buscar acercamientos con las llamadas Comisiones Exploratorias de las que Lobo hizo parte como delegada no plenipotenciaria. Las Farc la seleccionaron para esa labor, entre otras, bajo el criterio de lealtad, antigüedad y experiencia con negociaciones anteriores.
No tuvo una agenda particular dentro de esas comisiones ni dentro de lo que se pactó en La Habana, pero coincide con los excabecillas en gran parte de los puntos que querían meter en el Acuerdo: participación política, reforma rural integral, transformación de las fuerzas militares, entre otras.
Cuando la guerrilla se desmovilizó en 2016 con lo acordado en La Habana, Lobo fue una de las delegadas de los desmovilizados en el Mecanismo de Monitoreo y Verificación para la dejación de armas, junto con delegados del Gobierno Nacional y Naciones Unidas.
Una vez se conformó el partido Farc en septiembre de 2017, Lobo entró a hacer parte de su Dirección y de su Consejo Político Nacional, que están conformados por antiguos cabecillas del secretariado y los exguerrilleros que en 2018 llegaron al Congreso con las 10 curules que lograron en el Acuerdo de La Habana.
Esas curules se repartieron para darle representación a la mayor cantidad posible de frentes y bloques de las desmovilizadas Farc. En el caso de Lobo, era la representación del bloque oriental de las Farc.
Entre 2016 y 2018 terminó el bachillerato y empezó a estudiar Administración de Empresas en la Universidad La Gran Colombia, pero eso lo dejó en veremos por la campaña en 2018.
En las elecciones de 2018 quedó inscrita en el quinto renglón de la lista cerrada del partido Farc al Senado, que tenían garantizadas cinco curules mientras hicieran campaña y sin importar cuántos votos sacaran. Les fue mal, pues apenas sumaron poco más de 52.500 votos de los casi 17 millones de votos que hubo para el senado, pero Lobo llegó al Congreso como era de prever.
Apoyó la candidatura de Rodrigo Londoño “Timochenko” a la presidencia, pero cuando este se retiró, en su partido, incluida ella, se decidieron por Petro sin apoyarlo oficialmente como contamos anteriormente.
Como el resto de su bancada, inicialmente denfendió al también congresista de Farc, Jesús Santrich, de acusaciones de haber narcotraficado después del Acuerdo pero, también como el resto de la bancada, se desmarcó del todo de él cuando no se presentó ante la Corte Suprema de Justicia.
Lobo fue la sorpresa del arranque de la legislatura 2020-2021 al ser elegida como la segunda vicepresidente del Senado con 66 votos, pues se tenía previsto que ese cargo lo iba a tener el petrista Gustavo Bolivar (la oposición tiene derecho al cargo).
Fue un hecho histórico porque por primera vez un excombatiente de las Farc ocupa un lugar en la mesa directiva del Congreso.
En 2020 empezó la carrera de sociología en la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD).
Desde la firma del Acuerdo, ha frecuentado los espacios de reincorporación para los excombatientes del norte y suroccidente del país, como Pondores (La Guajira), Tierra Grata (Cesar), Caño Indio (Norte de Santander), Agua Bonita (Caquetá), La Julia y Mesetas (Meta).
Como senadora, se ha inclinado hacia temas sociales, laborales y del Acuerdo, y con otros miembros de la bancada de oposición al Gobierno Duque fue coautora de un proyecto para garantizar el acceso a anticonceptivos en el sistema de salud (se hundió); otro para suprimir el trabajo cooperativo y tercerización laboral (se hundió); y otro para darle un trato penal diferenciado a campesinos cocaleros (en trámite).
En el congreso también tiene especial cercanía con las mujeres de la oposición. Angélica Lozano y Sandra Ortíz son su canal de comunicación con los verdes, Aida Avella con la lista de Decentes, Maritza Martínez y Roy Barreras con la U, y Guillermo García Realpe con los liberales. También es muy cercana a Victoria Sandino de su partido.