Así entra la Farc a la casa del No

Silla Paisa

La Farc lanzó su lista a la Cámara por Antioquia con la aspiración de ganar tres curules. Quiere hacerlo con los votos de víctimas de paramilitares y reactivando bases de izquierda en todo el departamento.

Un día después de que el Congreso dijo no a las circunscripciones especiales de paz, punto clave para las víctimas en el Acuerdo de La Habana, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común se lanzó al ruedo electoral en la tierra de Álvaro Uribe, donde más de un millón de personas (el 62 por ciento de los que votaron) votaron No en el plebiscito.

Ese debut llega con su lista a la Cámara, que es cerrada y está compuesta por cinco exguerrilleros, seis exmilitantes del Partido Comunista Clandestino (PC3), su ala política, y dos sindicalistas. Ellos del Valle de Aburrá, Urabá y el Nordeste, principalmente.

Manuel Adán Atehortúa, miembro de la dirección del Partido Comunista en Medellín y precandidato para la lista a la Cámara, le dijo a La Silla que la meta es alcanzar al menos tres de las 17 curules, la misma cantidad que hoy tienen los conservadores y más de las dos de La U. 

Por su parte, Juan Sebastián Berrío, exmilitante del PC3, egresado de la Universidad de Antioquia y tercero en la lista cerrada, nos dijo que más que buscar muchas curules para marzo, el propósito del partido es la organización popular en barrios y en las subregiones para armar una militancia sólida para el futuro.

Primeros timbrazos

La Farc arrancó a hacer política en Antioquia pidiendo perdón. Y empezó por Urabá, el 30 de septiembre de 2016, tres días antes de la refrendación de los acuerdos.

Ese día, Iván Márquez y Pastor Alape estuvieron en Apartadó, uno de los municipios urabaenses más pujantes de Antioquia. Rodeados de unas 2 mil víctimas vestidas de blanco, la máxima cabeza de las Farc contó cómo iban los acuerdos. Luego, en un acto privado, reconoció su responsabilidad por la masacre de La Chinita, una de las más emblemáticas de la región. En ella murieron 35 personas -la mayoría de ellas trabajadores bananeros- en manos del Frente 5 de esa guerrilla, en enero de 1994.

En esa visita, Márquez le pidió al gobierno un Museo de la Memoria para las víctimas de la región, viviendas para los familiares de los asesinados y financiación para proyectos productivos. Con esos proyectos, hasta hoy, no ha pasado nada.

Un año después, el pasado 23 de septiembre y con la implementación de los acuerdos ya en marcha, Farc volvió a tocarles la puerta a las víctimas. Esta vez fue en una de las regiones más afectadas por los enfrentamientos entre paramilitares y guerrillas: el Oriente antioqueño.

Pastor Alape les pidió perdón a las víctimas de Granada, municipio con 10. 800 afectados por el conflicto (el uno por ciento del total en el departamento) y que las Farc se tomaron el 7 de diciembre del 2000, dejando 19 muertos y 21 heridos.

Durante un acto público en la iglesia principal de pueblo, Alape dijo: “No vinimos a justificar lo injustificable (...) queremos soportar junto con ustedes todos los dolores y las cicatrices que nos acompañan”.

Días después, el 8 de octubre, Pastor se reunió con el gobernador de Antioquia para definir estrategias de erradicación de cultivos de coca y armar una mesa de trabajo para garantizar que los excombatientes tuvieran acceso a educación, trabajo y seguridad. Esa mesa regional de Reincorporación, instalada el 31 de octubre, fue la primera en el país.

Luego vino el timbrazo final. Con una fiesta de más de mil personas en el parque Bicentenario en el Centro de Medellín, la Farc se estrenó en Antioquia el 18 de noviembre. El evento no tuvo el eco en medios, que sí tuvo en de la Plaza de Bolívar tres meses antes, en el conciertazo inaugural de las Farc sin S y desarmadas.

Por esos días se supo que quien encabezaría la lista de candidatos a la Cámara por Antioquia sería Ómar de Jesús Restrepo, ‘Olmedo Ruiz’. Él es uno de los cinco que estarán fijos en el Congreso, como se acordó en La Habana.

Los elegidos

Hasta hoy, ‘Olmedo’ es la cabeza visible del Partido en Antioquia, parte del directorio nacional de la Farc y el ungido por la cúpula del partido desde Bogotá para encabezar la lista a la Cámara por este departamento.

Él combatió durante 30 años en la guerrilla y se estuvo moviendo entre Chocó, Urabá, el Norte y el Occidente antioqueños a la cabeza de los frentes 57 (el responsable de la toma de Bojayá en 2002 y la de Vigía del Fuerte en el 2000 que dejó 21 policías muertos y 7 secuestrados) y el 36 (al que se le atribuyen la siembra de minas antipersona en el Norte de Antioquia, las masacres de Puerto Valdivia en 2005 que dejó 14 muertos, de Yarumal en 2007 que dejó tres, y de Campamento, en el 2000, que dejó once muertos y 50 familias desplazadas).

‘Olmedo’ estuvo en La Habana durante los diálogos y fue el encargado de liderar la primera fase de desminado en Briceño, Norte de Antioquia. Haber liderado ese proyecto piloto humanitario, que hizo que 20 mil metros cuadrados de ese municipio se declararan libres de minas antipersonales, es su gran bandera para hacer política.

“Con ese proyecto demostramos que los enemigos en la guerra pueden tenerse confianza. Nosotros les decíamos dónde estaban las minas y ellos las sacaban”, le dijo ‘Olmedo’ a La Silla.

Aunque algunos presentaron propuestas concretas para ser tenidos en cuenta por los delegados para conformar la lista a la Cámara, a ‘Olmedo’ lo lanzaron sin que dijera nada. Él dice que había pensado, antes de ser escogido, validar el bachillerato que hizo hasta décimo cuando estuvo en la cárcel y estudiar Ciencias Políticas. “El Partido eligió, entonces esa es mi misión”, le dijo a La Silla.

Como Ruiz, ‘Helmer Arrieta’, excomandante del Frente 18 en Ituango (responsable de la siembra de coca y de minas antipersona en el Nudo de Paramillo, zona con el mayor número de heridos y muertos por minas en Antioquia), hace parte de la coordinación departamental y de la lista a la Cámara. Arrieta es urabaense, estuvo 26 años en la guerrilla y militó en el Partido Comunista Colombiano desde 1985.

También es coordinadora departamental y segunda en la lista Fancy Orrego o ‘Erika Montero’, que lleva casi 40 años en las filas de las Farc. ‘Erika’ perteneció al frente 5 en Urabá (responsable de la masacre de La Chinita) y fue la tercera mujer con más votos (785) para integrar el directorio nacional. 

Ellos, como coordinación departamental, convocaron desde el 27 de noviembre a representantes de sus bases para lanzar los otros candidatos a la Cámara en reuniones que empezaron el 27 de noviembre.

Esas bases están en los espacios territoriales de capacitación y reincorporación de Ituango (Norte), Vigía del Fuerte y Dabeiba (Urabá), Anorí y Remedios (Nordeste). También en el Valle de Aburrá y las subregiones de Antioquia, y están conformadas por militantes del Partido Comunista Clandestino, que no se tiene estimado cuántos son, aunque no son muchos, nos dijo 'Otto Higuita', exmilitante del PC3 y jefe de prensa del nuevo partido.

Una vez escogidos los precandidatos, la coordinación departamental revisó sus hojas de vida y verificó que cumplieran con varias características: no tener cuentas pendientes con la justicia, ser miembros activos de la Farc con trayectoria en la exguerrilla, no ser militantes de otros partidos, tener buena imagen en la región que representan y mover votos.

De ahí pasaron a la revisión final en Bogotá. Del terreno ganado salieron trece candidatos detrás de Olmedo que se presentaron hoy en la Registraduría con rosas en la mano. Pero la fuerza electoral que buscan está en terrenos que no pudieron conquistar por las armas. Y donde tienen al grueso de la población en contra.

José Luis Noreña, uno de los siete diputados del Centro Democrático que tiene Antioquia, le dijo a La Silla que a la Farc le va a ir mal en el departamento. “Váyase para los barrios de Medellín, y casi todos son desplazados de la guerra. Es muy triste ver cómo a las personas que han delinquido toda la vida tienen derecho a un sueldo”.

Añadió que “En Antioquia somos muy del Centro Democrático. Somos conscientes de lo que hizo el expresidente Uribe con la seguridad democrática. Si eso hubiera seguido, esto (la participación en Farc en política) no estaría pasando. Ya habríamos acabado con ese grupo”.

El Centro Democrático, el acérrimo opositor de la Farc, es el que más representación política tiene en Antioquia. Tiene cuatro senadores, seis de 17 representantes a la Cámara y siete diputados de 26. Su candidato ganó en 98 de los 125 municipios en la segunda vuelta presidencial del 2014 y fue el partido que más alcaldías consiguió, con 15 municipios.

Urabá y Medellín, de primeras en la agenda

Olmedo tiene claro que cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE) baje la bandera y se pueda empezar a hacer correrías, se va primero a hacer campaña a Urabá.

En esa región de bananeros se fortalecieron los paramilitares Castaño en los 90 y luego pasó a ser ocupada por las denominadas Autodefensas Gaitanistas, que salieron de la desmovilización paramilitar en el 2005.

Urabá también corresponde a la circunscripción especial 16, una de las dos que tiene Antioquia, reúne once municipios y depende de un juez para salvarse.

Con la ventaja de que en diez de los once municipios de la subregión ganó el Sí, el objetivo es recuperar el potencial electoral de izquierda que hay allí, especialmente en Mutatá, Chigorodó, Dabeiba y, ya más arriba, San José de Apartadó.

En esos municipios tienen asociaciones campesinas que se han reunido con ellos en los últimos meses y, en Chigorodó y Dabeiba, el Sí ganó con más del 62 por ciento de votos.

San José es un corregimiento con un potencial electoral de 6 mil personas y que tiene más del 40 por ciento de población de Apartadó. Allí la Unión Patriótica (UP) ha lanzado dos candidatas que ganaron la alcaldía en los 80 y los 90, y existe una Comunidad de Paz que en cabeza del sacerdote Javier Giraldo, que la fundó en 1997. Él ha denunciado la presencia paramilitar en la zona y no ha dejado que la violencia se la vuelva a tomar.

Aunque la política de izquierda en Urabá ha estado callada por la presencia del paramilitarismo en los últimos años, quiere fortalecerse con el posconflicto.

Un líder de la UP en Urabá que no quiso ser nombrado le dijo a La Silla que hasta  el momento ese partido no tiene acuerdos con la Farc. Está más cerca de la coalición Clara-Petro, que van a meter en su “lista de la decencia” a dos de sus representantes: uno de Medellín y otra de Urabá.

Nos dijo que representantes de la Farc han estado dos veces en San José en los últimos meses. “En octubre estuvieron en la asamblea de la UP en Apartadó. Estuvieron tres personas que eran del frente 5 y están en el espacio territorial de Dabeiba”, aseguró.

En esas reuniones, representantes de la UP le ofrecieron al partido unirse a sus listas a Cámara con los petristas y el grupo de Clara López, pero de ahí no salió nada.

Inca Libertad, de la Asociación de Campesinos de San José de Apartadó y representante del partido en Urabá, le dijo a La Silla que la Farc se ha estado reuniendo semanalmente desde hace seis meses en Chigorodó, Mutatá, Dabeiba y San José de Apartadó.

Lo han hecho con Marcha Patriótica y la UP, asociaciones campesinas de reclamantes de tierras como Tierra y Paz, la asociación de consejos comunitarios del Bajo Atrato - Ascoba, la Asociación de Campesinos de Urabá - Asocamura, y la asociación de campesina de San José de Apartadó - Acasa. Cada uno de esos grupos tiene presencia, al menos, en 30 veredas. Esto, para ir calentando motores para la campaña a la Cámara.

Allí han escuchado a la comunidad sobre los proyectos que tienen de legalización de predios y sustitución de cultivos. También han expuesto su plataforma ideológica y contarles de qué se trata el partido para articular sus ideales con los de ellos.

Pero el potencial de izquierda en Urabá tiene un problema. Según un líder petrista de la región, en San José de Apartadó el 50 por ciento de la población no tiene su cédula inscrita.

Además, los últimos alcaldes que ha tenido el municipio y otros de la subregión han sido del partido Liberal, Cambio Radical, la U y coaliciones entre ellos, que siempre salen a buscar votos allí por tener el 7,8 por ciento de los votos del departamento.

El segundo lugar en la agenda de ‘Olmedo’ es Medellín, en el que el No ganó con el 63 por ciento de los votos y la lista al Senado del Centro Democrático encabezada por Álvaro Uribe sacó el 35 por ciento de la votación en 2014.

También es el primer municipio receptor de desplazados en Antioquia por ser capital.

Por eso, la meta principal, nos dijo ‘Olmedo’, son los desplazados por paramilitares de Urabá, Bajo Cauca y de Magdalena Medio en barrios de la periferia de Medellín que, según la Unidad de Víctimas, son 12.851, el 31 por ciento de todos los que hay en la ciudad.

La mayor parte son de la misma capital, de Urabá y del Oriente.  Sin embargo, el total de desplazados es difícil de calcular con precisión, porque muchos de estos grupos no están en el Registro Único de Víctimas.

Para conocer la cercanía que tendría la Farc con las víctimas de la ciudad, La Silla habló con Gloria López, que hasta candidata a la circunscripción territorial en Dabeiba, exintegrante de la Mesa de Víctimas de Medellín y líder de víctimas desplazadas en el departamento. Ella nos contó que hasta ahora no ha habido acercamientos de la Farc a los grupos en los que participa.

Por su parte, Manuel Adán Atehortúa le dijo a La Silla que, desde que se constituyó el nuevo partido, en el Valle de Aburrá han hecho más o menos diez asambleas de militantes. Hasta ahora, esas reuniones han sido de convocatoria interna y se han llevado a cabo en barrios de la zona nororiental y noroccidental del Área Metropolitana.

A cada una, calcula Atehortúa, han asistido entre 200 y 300 personas, que no van a nombre de organizaciones sociales a las que pertenecen, sino a título personal. “Son personas que hacen parte de movimientos juveniles y culturales, víctimas de crímenes de Estado y líderes comunales y sindicales”, afirmó.

La Farc es nueva haciendo cálculos electorales. En Antioquia no la tiene fácil porque decidió irse sola al Congreso, aunque tiene una de las cinco curules aseguradas en la Cámara para el 2018. Por eso, el trabajo que adelanta le puede servir más para calentar motores para las elecciones locales de 2019.

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