Petro baja el tono en Antioquia para no perder tanto

Silla Paisa

Tiene a su mano derecha tiempo completo en Medellín, hizo alianzas con políticos vieja guardia y circuló una agenda que lo mostraba cercano a empresarios.

Gustavo Petro tiene una triple estrategia para correrse al centro en Antioquia: un alfil de planta en el Valle de Aburrá, el espaldarazo de políticos liberales de base y vieja guardia, y una agenda provocadora filtrada por su equipo y cancelada después.

Con esas tres vías, la izquierda espera triplicar los resultados de la primera vuelta (sacó el 9 por ciento, 238 mil votos) donde Iván Duque tiene más de media torta electoral en el bolsillo (53 por ciento de la votación en primera vuelta).

Así busca evitar que su rival aumente mucho esa ventaja, que fue de más de un millón de votos.

Con poncho y calle

Jorge Rojas, coordinador de la campaña de Petro, exsecretario de Inclusión Social de la Bogotá Humana y uno de los asesores más cercanos del candidato, lleva una semana recorriendo el área metropolitana con una cachucha con el nombre de su jefe político en letras de colores, escribiendo bitácoras sobre cómo lo recibe la gente en cada plaza que visita y contando cómo colonizar una tierra que sabe bien que no será suya.

El candidato presidencial de la izquierda le encomendó expresamente el departamento donde la tiene más dura para en la recta final de la campaña, y no para crecer donde tiene más votos (como Urabá, donde cuenta con bases obreras, la Unión Patriótica, víctimas, líderes de restitución de tierras y movimientos de izquierda), sino en el Valle de Aburrá y Medellín, donde se concentra el 60 por ciento de los votos del departamento y Petro no sacó ni 1 de cada 10 votos en primera vuelta.

“Nos hemos encontrado con petristas a los que les da miedo salir a hacer campaña en los barrios”, nos contó Rojas. Cuando salen a repartir periódicos, les gritan e insultan, pero él insiste en que Antioquia es de Petro.

Para mostrarlo, dice que hay dos herramientas: la identidad antioqueña y los jóvenes.

Para lo primero, esta semana empezará a circular por Medellín un periódico con una imagen del candidato con poncho puesto y, al fondo, la Catedral Metropolitana. Se llamará "Gustavo Petro, ¡En vos confío!" (apelando a la imagen popular del sagrado corazón de Jesús, un guiño al conservatismo religioso antioqueño), y explicará por qué el candidato representa la nucha contra la corrupción, y las apuestas de educación y paz que buscan los antioqueños que votaron por Sergio Fajardo.

Para lo segundo, la campaña está armando un grupo de jóvenes para darle vida a la idea de que Petro representa la paz que, para ellos, está en juego en la segunda vuelta.

Los lidera María Camila Arias, una estudiante de Derecho quindiana que llegó a Medellín para coordinar a estos jóvenes. Hoy tienen planeada una “velatón” en la Avenida La Playa (en el centro de Medellín), en la que antiguos activistas de Fajardo y de Humberto De La Calle caminen con velas y la camiseta de ess candidatos, y se pongan encima otra de Petro. La idea era que el candidato llegara de sorpresa al performance, pero canceló la agenda en la ciudad.

“Es una campaña de símbolos”, explicó Arias, que retoma la estrategia de los defensores del Sí en el plebiscito, con la que lograron convocar 10 mil personas en octubre del 2016.

Pero los jóvenes no son el único refuerzo en la calle.

El trapo rojo le despeja el camino

Petro también tiene el empujón de liberales de vieja data y de parte de sus bases, que van a recorrer los municipios donde tienen seguidores para convercerlos de votar por la Colombia Humana.

Entre ellos están el presidente del directorio liberal de Medellín, Andrés Mesa; el excongresista de la cuerda de los Gaviria Correa, Ramón Elejalde; y el vicepresidente del directorio en Antioquia, exasesor de paz de Antioquia, exmilitante del EPL y constituyente de 1991, Jaime Fajardo Landaeta. 

Según Mesa, el jueves estaban esperando a Petro en el parque Gaitán de Manrique -eligieron el lugar por su nombre, para fortalecer la relación del candidato el mártir liberal- unos 300 rojos de base de todo el departamento para hacer la adhesión formal a su campaña.

Para él Petro tiene oportunidad de crecer en Medellín con el apoyo de 15 ediles, que podrían ayudar a ponerle unos 200 mil votos que se sumen a los 77 mil de la primera vuelta. Fajardo Landaeta, por su parte, le dijo a La Silla que la meta con esa nueva estructura roja petrista se armen listas para 2019 y se renueve el Partido.

Entre esos apoyos, nos aseguró Mesa, está el del cacique Bernardo Guerra Serna, con lo que puede abrirse una puerta a la alternativa de la izquierda de Petro en la clase política tradicional.

Sobre todo porque otros políticos vieja guardia lo están respaldando. Tiene consigo a Mauricio Zuluaga, excongresista de Cambio Radical y empresario de restaurantes y hoteles en la zona rosa de El Poblado; y a Germán Sánchez Bernal, exdiputado liberal octogenario y empresario jubilado de la construcción.

Este último agendó una reunión con 25 amigos para que escucharan a Petro en uno de los lugares de encuentros más emblemáticos de la clase empresarial y la dirigencia antioqueña.

Y se mete al ‘rancho’

Petro tenía agenda planeada en Medellín de hoy a mañana con recorridos por la calle, visitas a barrios populares y el acto de la Playa, tenía una reunión que mandaba un mensaje muy fuerte.

Sin embargo, “por motivos estratégicos” según le dijo Rojas a La Silla Paisa, se canceló.

La reunión era un almuerzo hoy en el Club Campestre, un lugar simbólico de la élite política y empresarial de la región, donde Uribe hacía sus primeras convocatorias cuando se lanzó al Senado en los años 80 y donde Duque se ha reunido con gremios en esta campaña.

Esa es una estrategia que manda el mensaje de espantar el miedo de las élites y de la clase alta, y también provoca al uribismo.

Según nos contaron Sánchez, Zuluaga y un socio del club por aparte, la gerencia recibió quejas de algunos socios cuando se enteraron que el candidato iba a ir, y por eso las directivas les solicitaron reconsiderar la realización del evento. 

Incluso, una fuente de la campaña de Santos II en Antioquia nos contó que en el 2014 nunca invitó al Presidente al club para no generar malestares. “A Uribe allá se le venera”, nos dijo.

Las directivas finalmente difundieron un comunicado a sus socios que anunciaba que Petro había cancelado la visita "en aras de evitar cualquier alteración". Eso ha llevado a que algunos seguidores de Petro están diciendo que lo están discriminando como al famoso don José en el restaurante Taquino, como nos aseguró Germán Sánchez, el anfitrión.

La campaña también tenía en la agenda una reunión que le solicitó formalmente a la dirección de Proantioquia (un think tank que reúne 46 empresarios, gran parte del Grupo Empresarial Antioqueño), para presentarle sus propuestas a sus afiliados, según nos confirmó uno de los invitados.

Eso revela que el candidato de la izquierda está buscando arañarle votos al fajardismo no solo en la calle, como Duque, sino tender puentes con los medios y los empresarios que han sido cercanos al ex Gobernador.

“Petro debe pensar: ‘si esa gente es amiga de Fajardo es porque es antiuribista. En Bogotá mucha gente le dice que Fajardo tiene amigos en el GEA'”, nos dijo ese empresario, que había confirmado asistencia.

Sin embargo, como habíamos contado, ese terreno de empresarios fajardistas ya estaba empezando a inclinarse hacia Iván Duque, y ese es un terreno donde la izquierda no tiene cómo pelechar.

Aunque Antioquia es un departamento donde la izquierda la tiene perdida, Petro sigue tratando de acercarse al centro mostrando que tiene un suelo firme que esta semana no llegó a pisar.

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