Torrijos es, en la academia, alguien reconocido más como un internacionalista y por la investigación y el análisis que ha hecho en ese campo. Desde ese punto, no parece que su perfil sea el más indicado para apropiarse de los temas de memoria, no es especializado en esa área. Y, aunque la memoria no es un área de conocimiento, sí se aborda desde una interdisciplinariedad en la que otras personas tienen mucho más bagaje, formación profesional y experiencia más afines. El perfil de Vicente no se acomoda mucho al que uno esperaría como especializado para dirigir el CNMH.
Además, dentro de sus publicaciones, se ha destacado los aportes que hizo en la Comisión Histórica del Conflicto, en la que compartimos labores: su informe fue uno de los que menos dialogaba con el trabajo de los demás comisionados.
Ahora, aunque él tiene una trayectoria académica muy respetable, no se ha destacado en el estudio de las ciencias sociales, se le reconoce más en otras áreas, como la política y las relaciones internacionales. Eso, podría quitarle, en su nuevo cargo, capacidad de interlocución con algunos sectores de la sociedad, especialmente la academia de esas áreas, que resultan indispensables para el trabajo que el Centro ha venido haciendo.
Nómbrese a quien se nombre, el nombramiento frente a quien escribe la historia siempre generará polémica. Sin embargo, no creo que el trabajo ya hecho por el CNMH esté en riesgo por el nombramiento de un nuevo director. Ya lo hecho se ha venido entregando a la sociedad. Lo que sí, eventualmente, podría alterarse es la coordinación que haya entre el Centro y la Comisión de la Verdad-que en un corto plazo, le quitará protagonismo en el tema de memoria al CNMH-.
No obstante, creo que, aunque, como dije, no parece ser el perfil más indicado para asumir el cargo, hay que darle un margen de tiempo para que muestre cuáles serían sus propuestas para desempeñarse en esa labor de cierre de la memoria histórica.