En La Silla queremos que este proceso finalmente conduzca a la paz. Y somos conscientes de que a veces ese deseo puede chocar con el objetivo del periodismo de contar la verdad. Pero desde ya asumimos que en el caso de que nos toque escoger, nos inclinaremos por el de contar lo que sabemos.
Así cubrirá La Silla el proceso de paz
Soy una traumatizada del Caguán. Tenía 28 años cuando me nombraron editora de la Unidad de Paz de El Tiempo, cuya única misión era cubrir la negociación con la guerrilla. Durante dos años, escribí todos los días sobre el proceso. Yo quería que se firmara la paz. Era un deseo intenso, un poco demasiado intenso, me doy cuenta ahora en retrospectiva.
Para el momento en que se rompieron los diálogos, yo ya estaba asqueada con el proceso. Algunos de los negociadores del Gobierno -a quienes entrevisté muchas veces- me parecían no solo ignorantes de cómo eran realmente las Farc sino también superficiales y un poco irresponsables; la mayoría de los guerrilleros -con quienes pasé horas hablando- unos seres crueles y despreciables. Yo no quería que mi país fuera acordado con ellos.
Pero igual, el día que entraron los aviones bombardeando El Caguán, sentí una enorme tristeza. Tristeza por los campesinos que vivían allí y que quedaban en la más absoluta vulnerabilidad frente a las bombas que caían, frente a los paramilitares que ya entraban y frente a los guerrilleros que nunca se iban a ir. Tristeza por las niñas guerrilleras, para quienes la mejor opción que les ofrecía este país para sus vidas era entrar a las Farc y luego las castigaba con ráfagas de fusil. Tristeza por los colombianos que sentían regocijo porque acababa de fracasar otro intento por encontrar una solución un poco más creativa que disparar.
Ya con la distancia del paso del tiempo también sentí un poco de tristeza por haber tenido semejante responsabilidad siendo tan joven y tan ignorante sobre tantas variables que estaban en juego. Por eso me alegro de tener ahora una segunda oportunidad.
La Silla Vacía no tiene plata para ir a Oslo o a Cuba. Incluso si la tuviera, quizá no mandaría a nadie. Lo que tengan que anunciar los negociadores, lo anunciarán en sus comunicados o lo transmitirán las decenas de reporteros que mandarán los medios masivos de comunicación. La Silla se concentrará en contrastar lo que se discuta en la Mesa de Negociación con la realidad en el terreno.
Un ejemplo de lo que quisieramos hacer hacia el futuro fue lo que hicimos esta semana: el primer punto que discutirá la Mesa será la política rural y el tema de tierras. La Silla supo que la discusión se hará sobre los baldíos y sin embargo, descubrió que el Estado no tiene un inventario de estas tierras y sí muchos compromisos previos sobre ellas. Esta es la historia.
También intentará abrir los debates duros que plantea una negociación de paz.
En La Silla somos optimistas (moderados) sobre este proceso que arranca. A diferencia del de El Caguán, creemos que tal como quedó planteada en el Acuerdo Marco esta negociación parece más viable porque las Farc dijeron explícitamente que el objetivo final es dejar las armas y la agenda de negociación es lo suficientemente acotada para ser posible. El contexto tanto interno como externo es favorable. Y tanto las Farc como el Gobierno parecen haber alcanzado su 'techo' en el campo militar.
Sin embargo, creemos que llegar a la firma de la paz y lo que viene después de ese día no será fácil para este país. Desafortunadamente, el mundo 'rosa' que pintó El Tiempo de Juanes solo parece seductor para los anunciantes que les gusta asociar sus productos con imagenes felices así sean un poco falsas.
Este país tendrá que enfrentar duros dilemas: ¿le perdonará a las Farc todos sus crímenes a cambio de que dejen las armas? y si se los perdona a la guerrilla, ¿se los perdonará también a los paras? ¿Y si se los perdona a quienes mutilaron, masacraron y secuestraron, ¿no se los perdonará a los políticos que les fueron cómplices? ¿incluso a los que "solo" desfalcaron al Estado?
En fin, La Silla Vacía espera poder albergar estos debates y aportar insumos valiosos para que de ellos pueda salir una mejor comprensión de lo que implica sentarse a negociar la paz.
En La Silla queremos que este proceso finalmente conduzca a la paz. Y somos conscientes de que a veces ese deseo puede chocar con el objetivo del periodismo de contar la verdad. Pero desde ya asumimos que en el caso de que nos toque escoger, nos inclinaremos por el de contar lo que sabemos.
¿Qué tipo de cubrimiento esperarían ustedes de La Silla?