El componente anti-narcóticos del Plan Colombia se parece cada vez más a una bicicleta estática: pedaleamos y pedaleamos (asperjamos y asperjamos) pero poco o nada se ha avanzado.
Blanca es, las FARC la pone, y aspirada se come
Blanca es, las FARC la pone, y aspirada se come
En conjunto, Colombia y EE.UU. se han gastado cerca del 1.5% del PIB cada año en el componente militar del Plan Colombia desde que éste comenzó a finales de 2000. A pesar de que las condiciones de seguridad han mejorado de manera notable, el componente anti-narcóticos del Plan Colombia se parece cada vez más a una bicicleta estática: pedaleamos y pedaleamos (asperjamos y asperjamos) pero poco o nada se ha avanzado en reducir la cantidad de cocaína que efectivamente se produce en Colombia. Es cierto, el número de hectáreas se redujo aproximadamente a la mitad entre 2000 y 2006 (de 160.000 hectáreas a cerca de 80.000 hectáreas), pero la cantidad de producción potencial de cocaína se ha mantenido relativamente estable. La razón es muy sencilla. Los productores, en una respuesta estratégica ante la intensificación de las campañas de erradicación aérea de cultivos de coca, se han ideado formas hoy de extraer el doble de la cocaína que extraían de una hectárea de tierra cultivada con coca antes del inicio del Plan Colombia. Claramente, esta respuesta estratégica no la anticipó el gobierno cuando diseño la estrategia anti-drogas del Plan Colombia. Y, peor aún, luego de más de siete años y US$12 billones, tampoco se ha querido revisar la estrategia. Seguimos asperjando y asperjando…
La política anti-drogas en Colombia es acéfala. La Dirección Nacional de Estupefacientes está dedicada a administrar bienes que le incautó a los narcos. Acción Social a repartir recursos por todo el país dizque para incentivar a campesinos para que dejen de cultivar coca (incluso en zonas donde nunca ha habido coca). La policía anti-narcóticos a asperjar a diestra y siniestra sin ninguna estrategia bien definida. Sin una política anti-drogas bien estructurada, Colombia y EE.UU. seguirán pedaleando mucho y avanzando poco. Para poner un ejemplo muy concreto, ¿porqué no tratar de controlar la venta de gasolina y de los químicos necesarios para producir cocaína?. La respuesta de las autoridades es que es muy difícil identificar qué es para uso legal y qué para producir cocaína. Posiblemente es difícil distinguir, pero hay casos que creo que no son tan difíciles. Por ejemplo, las autoridades saben de un pueblo en el Putumayo con un parque automotor inferior a 60 motos que consume tanta gasolina como todo Neiva. Si todavía les queda difícil, les doy una pista: blanca es, las FARC la pone y aspirada se come...