OPINIÓN

De cómo me convertí en pacifista

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La semana pasada me enteré a través de una discreta noticia en el periódico El Tiempo que se llevaría a cabo en Bogotá la Cumbre Mundial por la Paz. Molesto por el escaso cubrimiento de tan transcendental suceso, pero emocionado tomé atenta nota del evento, el cual ofrecía varios días de charlas, en nueve sitios de la ciudad, discutiendo lo que debe ser el tema más importante de la humanidad: la paz mundial.

 

La semana pasada me enteré a través de una discreta noticia en el periódico El Tiempo que se llevaría a cabo en Bogotá la Cumbre Mundial por la Paz. Molesto por el escaso cubrimiento de tan transcendental suceso, pero emocionado tomé atenta nota del evento, el cual ofrecía varios días de charlas, en nueve sitios de la ciudad, discutiendo lo que debe ser el tema más importante de la humanidad: la paz mundial.

 

Quizás, pensé, si tengo suerte podré ver al Secretario General de las Naciones Unidas, quien sin duda presidirá la convocatoria. Al fin y al cabo, se trata de una cumbre mundial. Tal vez  podré hacerle una pregunta a Nelson Mandela y quién sabe, de pronto viene acompañado de F.W. De Klerk y podré presenciar un diálogo de rivales ahora colegas por la paz. ¿Qué tal que viniera Gorvachev?, alcance a fantasear. El hombre que acabó con el comunismo. O de pronto Elie Wiesel, quien posiblemente dará una charla sobre perdón sin olvido.

 

Seguramente habrá una panel sobre cambio climático con Al Gore, otro con Jimmy Carter sobre el problema con Ecuador y como la ilusión es lo último que se pierde es posible que a los miembros de la junta militar de Birmania se les ablande el corazón y hasta dejen salir de prisión a Aung San Suu Kyi para que nos acompañe en el auditorio de la Universidad Piloto.

 

Afanado de perderme algo indague por internet el programa del evento el cual apareció en detalle en . Al repasarlo rápidamente vi como mis ilusiones pacifistas quedaron prontamente desvanecidas lo cual sin embargo no me hizo desistir en mi propósito.

 

La agenda no contaba con la presencia de Mandela, ni del Dalai Lama, ni siquiera de Rigoberta Menchú que va a cuanta cosa la invitan. En su remplazo sin embargo había un diálogo entre Clara López Obregón y Dios. No con Dios-Dios, sino con Manuel Dios dizque de la Fundación Cultural de Paz de Galicia con quien dialogará sobre la polis pacífica, aunque me imagino que no se referirá a Bogotá, la cual bajo su administración ha visto incrementadas todas las formas posibles de crimen y violencia.

 

Descartando la polis pacífica y la presencia de Dios busque algo relacionado con procesos de paz. ¿Qué tal un panel con John Hume y David Trimble, moderado por Tony Blair? Lastimosamente no lo encontré, pero había un conversatorio dirigido  por Hollman Morris y Alfredo Molano con los ex comisionados de paz Víctor G. Ricardo y José Noé Ríos. Decepcionante, porque Morris y Molano son prácticamente los muñecos de ventrílocuo de las FARC mientras que Víctor G. y José Noé han sido los comisionados de paz más infructuosos de la historia colombiana, o sea que ese conversatorio solo podía derivar en un monólogo a cuatro voces en contra de Uribe.

 

Quedaba lo de siempre. Iván Cepeda, el Obispo Nel Beltrán, Camilo González Posso, Alonso Ojeda y el Consejero Segundo de la Embajada de Cuba, (tradicionalmente un miembro prestante de aparato represivo castrista); además de un poco de personajes más con temas como "Chocaguan, una opción de vida en medio del conflicto y vivencia posible en contra de la corriente”, “Educación para la mundialidad”, “Vegetarianismo, deber moral para alcanzar la paz” y "Zona de distención portátil e imagine love”.

 

Justo cuando me iba a dar por vencido en mis esfuerzos pacifistas me topé con el “Happening al Desnudo”, evento a celebrarse el 3 de octubre en el Teatro Acto Latino de la 16 con 58 a las 7:30 p.m. donde nos invitaban a “todos, todas y todes empelotos para hacer lo que se nos ocurra, único límite la no violencia y un par de horas que si la vida lo exige se prolongarán”. Eso sí sonaba interesante y por la paz mundial cualquier cosa, hasta tener que encontrarse con el Obispo Nel Beltrán sin sotana,  aunque cometí el error de contarle a mi señora, quien rehusó categóricamente la invitación. A ella, por lo visto, no le interesa tanto la paz mundial como a mí.

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