Tiene razón la concejal Benedetti en su reciente entrevista en la revista Semana en señalar que el problema de la 26 es mucho más que los señores Nule.
Tiene razón la concejal Benedetti en su reciente entrevista en la revista Semana en señalar que el problema de la 26 es mucho más que los señores Nule.
Tiene razón la concejal Benedetti en su reciente entrevista en la revista Semana en señalar que el problema de la 26 es mucho más que los señores Nule.
Antes de Nule había sido Comsa y antes Pinski y antes el Consorcio del Metro de Medellín y antes quien sabe quien más, tal vez el general Dávila quién contrato con el gobierno de Miguel Antonio Caro el ferrocarril de la Sabana a Girardot y con el anticipo empezó a tender los durmientes desde Bogotá hasta al rio y no al revés, que era lo obvio (la obra se demoró 30 años y tocó subir las piezas de las locomotoras en mula).
Las firmas de ingeniería en Colombia se especializan en derecho administrativo y conocen más de cláusulas e incisos que de análisis estructural, mecánica de suelos e hidráulica. Por algo el funcionario más importante y el mejor pagado es el abogado externo que tiene como función manosear los pliegos, descalificar a los competidores, intimidar a los técnicos, mentirle a los periodistas y finalmente obtener la adjudicación ofreciendo el precio más barato sabiendo que siempre son posibles las prorrogas y los reajustes.
Lo anterior resulta fundamental porque para ser firma de ingeniería colombiana no se requiere capital, aquí los negocios de ingeniería se hacen con la cédula y con la plata del míster, o sea los contribuyentes, los usuarios de peajes o los bancos. Esto explica que se demoren eternidades. Claro, siempre se puede justificar el incumplimiento diciendo que la demora se debe al trazado de las redes o a la compra de predios o al invierno o a cualquier cosa.
Todo lo anterior no fuera posible si desde la otra punta, la del contratante, las cosas no fueran iguales. Dicen que Andrés Uriel nunca había salido de Colombia cuando llegó al cargo, lo cual a mi no me consta, pero si explicaría mucho de su conmovedor provincialismo. Desde su celda en el Seminario de los Santos Apóstoles, donde vive, la carretera de La Pintada debe parecer una autobahn. Ahora bien, que viva como asceta no le justifica su legendaria incompetencia. Los 6 directores que ha tenido INVIAS en 7 años le han dado trabajo a facultades enteras de abogados penalistas, para no hablar de las debacles del RUNT, ni del Plan 2500 ni del aeropuerto El Dorado.
Lamentablemente el problema no para en Andrés Uriel. El IDU del Polo parecería existir para no hacer. Hace cinco años se cobró la valorización y las obras ya pagadas por los ciudadanos ni siquiera han empezado, aunque pensándolo bien tal vez sea mejor que nunca empiecen. A este IDU hasta la obra más sencilla, y que más sencillo que hacer unos andenes, se le enreda como se enredó la obra de la avenida Pepe Sierra.
¿Se podrán imaginar qué pasará cuando se contrate el metro? Porque eso sí, contrato va haber de eso no les quepa la menor duda. También habrá inauguración, que servirá como el lanzamiento de la campaña de Samuel a la presidencia.
Lo que no va haber es metro pero si un pleito internacional que hará que el pleito del metro de Medellín parezca una disputa de menor cuantía de juzgado promiscuo municipal. Y lo otro será una chamba de veinte metros de profundidad y treinta kilómetros de largo que se inundará con el primer aguacero, lo cual con la reconocida recursividad de los bogotanos quizás podamos convertir en un canal para góndolas, como en Venecia.