OPINIÓN

Educación pública de alta calidad: ¡SÍ SE PUEDE!

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SI SE PUEDE que alumnos del sector público asistan a un colegio de alta calidad. De hecho SE ESTA HACIENDO hoy en Bogotá en los colegios de concesión. Por favor unámonos para que el Alcalde renueve los contratos, permita que los alumnos sigan recibiendo educación de calidad y ojalá Bogotá y Colombia aprenda de ellos!

Por: Catherine Rodriguez

SI SE PUEDE que alumnos del sector público asistan a un colegio de alta calidad.

SI SE PUEDE que alumnos de estratos 1 y 2 obtengan un puntaje en las pruebas SABER 5 Y 9 muy similar al que obtienen alumnos de colegios privados de estratos 5 y 6.

SI SE PUEDE que la tasa de deserción en colegios de estratos 1 y 2 sea únicamente del 0.27% comparada con una tasa de 4.5% en Colombia, 3.9% en colegios oficiales de Bogotá y 1.1% en colegios privados de Bogotá.

SI SE PUEDE que los maestros en colegios públicos estén comprometidos con la enseñanza, estén continuamente capacitándose, evaluándose y apoyando a sus compañeros y alumnos.

SI SE PUEDE que en salones con 40 estudiantes, la mayoría de ellos con problemas económicos, físicos, sociales y emocionales se alcance una convivencia total entre compañeros y docente.

SI SE PUEDE que alumnos, docentes y padres de familia tengan una relación supremamente buena con el rector de la institución educativa.

SI SE PUEDE lograr esto y mucho más con un presupuesto de $1,900,000 por año por estudiante en lugar de un presupuesto de $3,900,000 por año por estudiante como lo tienen hoy en día los colegios oficiales de Bogotá.

De verdad existe esta maravilla? Es posible alcanzar este ideal que lograría disminuir las inequidades, reducir la pobreza y aumentar las tasas de crecimiento en el país?

Respuesta: SI SE PUEDE! De hecho SE ESTA HACIENDO hoy en Bogotá. Esto que mencioné arriba y mucho más lo han logrado los colegios en concesión pertenecientes a la Alianza Educativa de Bogotá.

Basados en un sistema cuya premisa fundamental es la convicción que TODOS los estudiantes son altamente capaces, unido a un programa integral de capacitación y evaluación docente y al crucial liderazgo en temas académicos y sociales del rector, han logrado en catorce años de funcionamiento graduar 30,907 alumnos en un sistema como el que describí arriba. Adicionalmente, vale la pena mencionar también que de estos alumnos el 66% continúan sus estudios después de ser bachilleres.

Sin embargo, estos indicadores de eficiencia arriba mencionados no son lo único que han logrado alcanzar estos colegios. En una reciente visita que realicé a dos de ellos, el Colegio Jaime Garzón y el Colegio Santiago de las Atalayas me encontré una realidad mágica. Al entrar y pasear por los corredores era increíble ver cómo alumnos de primer o segundo grado recogían plásticos para un trabajo de sus clases; nos presentaron a un alumno que antes de entrar a la institución estaba con problemas de violencia y delincuencia común y después de recibir apoyo, consejería y tratamiento en el colegio es modelo a seguir de sus compañeros en términos de convivencia y en términos académicos también. Vimos como a aquellos alumnos con problemas de aprendizaje se les da ayuda con un programa especial dedicado a apoyarlos y ayudarlos asegurando que el 90% de ellos superan eventualmente sus dificultades.

Me impresionó también los padres de familia que tuve la oportunidad de conocer quienes nos contaron que además de trabajar por el colegio sembrando árboles y recogiendo fondos para los más necesitados (ojo todos son estrato 1 y 2) ayudan también a padres, jóvenes y niños del sector donde están los colegios en temas educativos y sociales.

Me llamó particularmente la atención también una de los programas del colegio que se llama Proyecto de Vida y dentro de este el Plan Padrino. En este programa cada alumno de grado once tiene un padrino (un docente de la institución) que lo ayuda y guía en la definición de su proyecto de  vida guiándolo a conocer sus habilidades y fortalezas, los ayudan a investigar el futuro laboral de distintas carreras, donde pueden estudiar lo que desean y las distintas posibilidades de financiación que tienen. Estos alumnos a su vez, son padrinos de niños de tercer grado a quienes guían y con quienes comparten sus sueños y preocupaciones.

Podría continuar por páginas enteras escribiendo las maravillas que vi en esas visitas. Sin embargo, prefiero contarles acerca de lo que han encontrado los académicos del país al estudiar el funcionamiento de todos los colegios en concesión en Bogotá y no solo lo que yo pude ver en estas dos experiencias pertenecientes a la Alianza Educativa.

En estudios técnicos como los de Barrera (2006), Bonilla (2011) y Bonilla (2012) se ha encontrado que los estudiantes de estos colegios, comparados con estudiantes con características socioeconómicas muy similares que asisten a otros colegios públicos de la ciudad, tienen una menor deserción escolar, el desempeño en las pruebas de matemáticas y lenguaje en el examen de estado es superior y finalmente tienen una mayor probabilidad de continuar sus estudios (técnicos o universitarios) que sus pares.

Tristemente el contrato de los colegios en concesión está próximo a vencer. El Secretario de Educación ha mencionado que se planea llevar a cabo una evaluación técnica de estos colegios antes de tomar la decisión de renovar o no estos contratos. No sé qué tanto más hay que evaluar dados los resultados de los estudios serios arriba mencionados (y muchos más que no mencioné).

Sin embargo, bienvenido el debate técnico serio con tal que este debate se dé antes de que venza el plazo de los contratos. Estoy segura que los resultados de un estudio técnico competente adicional a los ya existentes dará resultados positivos a favor de los colegios en concesión también.

Espero en lo profundo del alma que nuestro Alcalde no cometa el error de no renovar y no ampliar estos contratos que tanto bien les ha traído a estudiantes del sector público en Bogotá quienes por fin encuentran unas instituciones que les ofrecen un nivel de calidad de educación que todos los niños y jóvenes en la ciudad deberían poder tener pero que sin embargo están muy muy lejos de alcanzarlo.

Por el contrario, reforcémoslas, expandámoslas y aprendamos de ellas. No considero que todos los colegios en Bogotá deberían ser manejados por privados. Esto es una responsabilidad del gobierno y este debe asumirla con compromiso y con calidad.

Sin embargo, mientras los aprendizajes se dan continuemos con estas experiencias de colegios en concesión, ampliémoslas como ejercicio de aprendizaje y aprendamos de ellas. ¿Cómo es posible que con la mitad de los recursos disponibles estos colegios ofrezcan una calidad de educación mucho más superior en todos los sentidos a la que ofrecen la mayoría de colegios oficiales en la ciudad y el país? La receta está ahí, la Alianza Educativa está abierta para que el distrito de Bogotá y toda Colombia aprenda de ella y de sus 14 años de experiencia.

El distrito debe analizar en detalle cómo se han logrado estos resultados (particularmente lo relacionado con currículo integral, el tema de manejo docente y la importancia del liderazgo del rector) para en lo posible comenzar a aplicarla y trabajar de tal manera que pronto los SI SE PUEDE descritos arriba no sean solo para unos cuantos estudiantes afortunados sino para todos los estudiantes del sector público en Colombia. Mientras tanto, por favor, no dejemos que los SI SE PUEDE de hoy se conviertan en unos muy tristes  “si se podía”……renovemos las concesiones en Bogotá.

Barrera-Osorio, F. (2006). Impact of private provision of public education: Empirical evidence from Bogotá’s concession schools. HDNED, World Bank.

Bonilla, J. (2012). Contracting out public schools for academic achievement: Evidence from Colombia. Mimeo.

Bonilla, J. (2011). Long term educational consequences of Contracting out public schools: evidence form administrative records in Colombia. Mimeo.

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