Irónicamente los que más aplaudieron los desmanes de la Corte Suprema son ahora los que sienten pasos de animal grande. Por favor no se pierdan esta perla: . Lo deberían haber sabido; son ellos los que citan todo el tiempo el poema apócrifo de Bertold Brecht, ese que dice “después vinieron por mí”.
Pues ya llegaron. Los senadores del Polo con investigación preliminar son Jaime Dussán, ahora presidente del partido, Jorge Enrique Robledo, Alexander López y Gloria Inés Ramírez. También firmante de la mencionada constancia de apoyo, Piedad Esneda Córdoba, compañera de investigación preliminar, militante, que sepamos, del Partido Liberal Colombiano.
Sumando a Wilson Borja, vocero del Polo en la Cámara y restando a Piedad Esneda, mal contados son el 30% de la representación parlamentaria del Polo Democrático Alternativo. Un número curiosamente similar al citado por Mancuso hace algunos años cuando se jactaba de contar con cerca de la tercera parte del Congreso en su bolsillo.
Jojoy nunca hizo esa clase de alardes, pero los computadores de Raúl Reyes hablan desde ultratumba, junto con los de Iván Ríos, Carlos Antonio Lozada y el Negro Antonio. Como también lo hacen los 525 mandos medios de las FARC que se han desmovilizado en los últimos años y que son, según los rumores, las verdaderas razones por las cuales los señores Dussán, López, Ramírez, Robledo y Borja tendrán que pagar abogados de nueve cifras para no cogestionar los patios VIP de La Picota.
Uno quisiera sinceramente que las cosas no fueran así. Por mucho que Gloria Inés se explaye explicando lo que ella llama “refritos”, Borja se descosa dando alaridos y Robledo en buen greco-caldense emita comunicados, el problema radica en los ínfimos raseros probatorios que la Corte ha fijado para procesar el concierto para delinquir.
Recordemos que hay congresistas privados de la libertad sin siquiera haber rendido una indagatoria, o sea sin tener vinculación penal. Hay un caso, por ejemplo, de un senador –posteriormente absuelto- que fue detenido y procesado por haber recibido un cheque de un millón de pesos en una rifa de un bazar; cheque que aparentemente era proveniente de un paramilitar.
¿Cuántos “Pitirris” farianos no habrán entre ese medio millar de desmovilizados que están dispuestos a decir cualquier cosa para recibir casa, carro y beca en un exilio dorado en Canadá? No tengo ni idea, pero algo me dice que pronto lo sabremos.