OPINIÓN

El Reinado Nacional del Bambuco

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Fui invitado como jurado de la versión 53 del Reinado Nacional del Bambuco. De esa experiencia quiero compartir las siguientes reflexiones.

Fui invitado como jurado de la versión 53 del Reinado Nacional del Bambuco. De esa experiencia quiero compartir las siguientes reflexiones:

Las candidatas, en su mayoría, son jóvenes determinadas y que trabajan mucho para alcanzar sus sueños. Algunas de las 22 candidatas llevan más de 10 meses ensayando el Sanjuanero, aprendiendo de la historia y la cultura del Huila y realizando diversas gestiones para poder financiar su participación. En 4 días las pude observar en 9 eventos y soy testigo de la exigencia en términos físicos y de estrés a la cual están sometidas.  Merecen todo mi respeto por la forma seria como asumen la búsqueda de su sueño.

La organización de los eventos fue buena, aunque puede y debe mejorar. Vi cómo se combinaron actividades folclóricas (como las muestras de trajes, bailes típicos y el desfile de carrozas) con eventos más asociados a reinados de belleza como las sesiones en traje de baño y el desfile acuático por el Magdalena. Puedo afirmar que casi todos los eventos iniciaron a la hora programada y la afluencia del público fue masiva. La cantidad de cosas que se coordinan y funcionan son sorprendentes: los entrenamientos, las sesiones de fotos, el maquillaje, los peinados, los ajustes de los trajes, las traslados, en fin, una gran cantidad de cosas que parecieran caóticas, pero siempre se armonizan y funcionan.

El jurado, un grupo de 7 personas que miramos con mucho respeto la labor de las candidatas, tomamos apuntes en todas las sesiones e intentamos calificar con el mayor juicio posible los elementos indicados por el reglamento. En la entrevista, una de ellas nos habló con gran propiedad de varias expresiones del folclore colombiano. Otra mostró un conocimiento sobre Jorge Villamil mayor y más profundo que el de todos los jurados. Otra, que sufrió una dolencia en una de sus piernas, al ser indagada sobre qué pasaría si no se recuperaba para la noche de ceremonia, nos respondió: “Igual saldré, así sea con muletas, porque no he trabajado 6 meses para renunciar en la parte final.”

Al final, en una decisión balanceada y ponderada por nuestras distintas visiones, de las 22 participantes escogimos una reina que equilibrara un correcto desempeño en el baile, una buena entrevista con los jurados, carisma frente al público y seguridad en sus actuaciones.

Si bien no soy promotor ni defensor de los reinados, debo reconocer que claramente están relacionados con el poder, son una expresión de nuestra cultura, mueven un importante volumen de público, despiertan pasiones y generan un gran flujo de recursos. Muchas personas los critican y hay argumentos válidos para hacerlo, pero otra forma de aproximarse a estos eventos es conocer lo que sucede en ellos, vincularlos a expresiones culturales como el Sanjuanero, e intentar elevar sus estándares como manifestaciones culturales y actividades que promueven el turismo.

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