OPINIÓN

Falsos positivos legislativos

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En su última edición, la revista Semana cita un informe de Congreso Visible donde le corre una lágrima por la mejilla lamentando el triste desempeño de la última legislatura ().  “No dio talla”, fue el cáustico titular.

 

En su última edición, la revista Semana cita un informe de Congreso Visible donde le corre una lágrima por la mejilla lamentando el triste desempeño de la última legislatura ().  “No dio talla”, fue el cáustico titular.

 

Admiro mucho la gestión de Congreso Visible y la de su directora. Desde hace años y con mucho esfuerzo esta entidad ha buscado acercar la labor del Congreso a los colombianos. Lo ha hecho de una manera pedagógica, sin sensacionalismos y sin espadas ideológicas por blandir;  pero entendiendo que se trata de la institución política por excelencia y que como tal es imperfecta pero necesaria.

 

Por eso me sorprende que sabiendo lo que saben del Congreso caigan en la trampa de la noticia fácil. Medir la gestión legislativa por el número de leyes tramitadas o por el número de debates de control político; afirmar que la economía importó poco porque solo el 5% por de los proyectos fueron  sobre esta materia, o que fue el “año de los referendos” porque se tramitaron tres, no es serio.

 

Un profesor de finanzas nos advertía en clase: ojo con lo que mides porque será con lo que resultes. Los falsos positivos, for example. Si piden muertos, les traen muertos. Los que sean. Si piden participación popular les traen referendos, cada uno más inconveniente que el otro. Y si piden proyectos de ley por que hay que hacer leyes, les traerán proyectos de ley.

 

Solo por curiosidad les menciono una muestra de algunos que cursan trámite en este momento en la Cámara de Representantes. El P.L. 036, que declara “patrimonio artístico y cultural” a la arepa de huevo, pero no vayan a creer que cualquier arepa de huevo, sino la del municipio de Luruaco; el P.L. 297 cuyo objeto es la “protección, estímulo y difusión del género musical de la salsa”, la cual tendrá como día nacional “el 25 de diciembre de cada año y durante los años venideros”; el P.L.161, el de las “alumnas embarazadas” el cual le otorga una hora de lactancia diaria a “las alumnas que certifiquen estar en el período de amamantamiento” (¿no será mejor repartir condones en los colegios?); el P.L. 056 que crea la “escuela de padres y madres”; el P.L.125 sobre “redondeo telefónico; el P.L.087 sobre “enchufismo”; el P.L.030 que prohíbe los videojuegos a menores de catorce años, el P.L.256 que crea “el día del alcalde” y el P.L. 314 que crea el día del “perdón y la reconciliación” donde tocará izar el pabellón nacional atado con un “pañuelo blanco”.

 

Si quieren sigo, todavía me falta el listado del Senado.

 

Juzgar la labor del congreso por el número de leyes aprobadas es una estupidez. Ya vieron las cosas que reposan en las gacetas del Congreso. Tampoco por la aprobación de los referendos y menos por los actos legislativos (solamente en el listado de la Cámara hay veintidós proyectos, uno de ellos, el 051, titulado “por medio del cual se reforma políticamente la Constitución Política de Colombia”).

 

Además, la existencia del Congreso se justifica con la aprobación solamente de una ley; la más importante, la que nunca aparece en los titulares de prensa y la que nadie discute en los cocteles: la ley del presupuesto nacional.

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