OPINIÓN

Ganadores y perdedores del salario mínimo

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El sentido común, o las buenas intenciones, no son suficientes para predecir los efectos de una política pública. El ejemplo epitómico es el salario mínimo en Colombia. Una política que pretende proteger a los trabajadores, en efecto, beneficia a unos y afecta severamente a otros.

Por Ximena Peña

El sentido común, o las buenas intenciones, no son suficientes para predecir los efectos de una política pública. El ejemplo epitómico es el salario mínimo en Colombia. Una política que pretende proteger a los trabajadores, en efecto, beneficia a unos y afecta severamente a otros.

El que el salario mínimo sea alto depende de la productividad de los trabajadores del país. En Colombia el salario mínimo es de los más altos de América Latina y es, además, efectivo: 40% de lo trabajadores en las 7 principales ciudades ganan un salario mínimo o menos al mes.  Cunningham (2007) muestra que un salario mínimo alto es un impuesto muy regresivo sobre los pobres. El beneficio, que es el aumento en salarios, beneficia a la clase media pero ‘pasa por encima’ de la población más vulnerable. Los costos, en cambio, los atropellan de frente. Un salario mínimo alto genera desempleo e inflación. En Colombia, adicionalmente, el alto nivel del salario mínimo aumenta el tamaño del sector informal, donde los trabajos son de mala calidad, sin cobertura en seguridad social y con bajos salarios (Mondragón et al., 2009). Así, un salario mínimo muy alto puede aumentar la pobreza de manera sustancial, a través de pérdida de empleos e informalidad.

Dada la estructura del mercado laboral, los intereses de los trabajadores formales e informales van en contravía. Un salario mínimo alto beneficia a los trabajadores formales. Dado que están organizados en sindicatos, logran hacerse oír. Un salario mínimo muy alto, como es el caso en Colombia, condena a los trabajadores menos educados al desempleo y a la informalidad. Estos, los más vulnerables, carecen de voz. Ojalá la próxima vez que se esté negociando el aumento del salario mínimo, se incluyan también los intereses de los trabajadores informales y de los desempleados.

Referencias


-Cunningham, W. (2007) Minimum Wages and Social Policy: Lessons from Developing Countries. World Bank Publications.


-Mondragón, C., X. Peña y D. Wills (2009) "Labor Market Rigidities and Informality in Colombia". Mimeo, Universidad de Los Andes.

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