OPINIÓN

Germán “Musa Besaile” Lleras

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Esperemos que esta obra de arte total, el video completo y sin cortes de la familia Germán “Musa Besaile” Lleras, despierte los humores del próximo presidente de Colombia.

I.
(Las imágenes que corresponden a los siguientes dos fragmentos están desaparecidas. Hacían parte del texto , publicado en La Silla Vacía durante la campaña presidencial de 2010. Si alguien las tiene y las envía se podría llenar este álbum tragicómico de la comedia que terminó en tragedia para los dos políticos cordobeses)


Los jinetes de Sahagún

Juan Manuel Santos posa en una tarima haciendo un trío con dos noveles jinetes de la política cordobesa, Musa Besaile y Bernardo Elías lo coronan por lado y lado. Los dos hombres son de Sahagún, un pueblo cuna de políticos donde es chiste “que el primer regalo que reciben los niños sahagunenses en su bautizo es una copia del reglamento interno del Congreso”. La abundante prole de políticos resulta un irónico contraste con las del pueblo: “no hay centros comerciales, ni grandes almacenes de cadena, ni grandes empresas, ni sedes universitarias. Tampoco salas de cine, cuerpo de bomberos, centros de recreación y en sus calles ni siquiera se ven limosneros, para algunos señal inequívoca de abundancia.” La familia Besaile es dueña de ganado y de plantas arroceras en la región. Besaile tiene un proceso preliminar en la Corte Suprema que lo investiga por manejos irregulares de la salud en Córdoba; además, al recién elegido senador, le acaban de abrir otra por un pacto electoral con las Autodefensas Campesinas de Córdoba en el 2001. Alias “Visaje”, alias “Cantinflas” y Salvatore Mancusso, el máximo jefe paramilitar, aseguran que el político y se benefició del acuerdo. En cuanto al ‘Ñoño’Elías, este joven político ha sabido usufructuar lo que dejó Zulema Jattin, una mujer en desgracia. El “ñoño” es hermano de Paola Elías, novia de otro “ñoño”: Jerónimo Uribe, hijo menor del presidente Alvaro Uribe Vélez, propietario de ubérrimas tierras en la región. Es diciente la manera en que los políticos están cogidos de la mano para levantar los brazos: mientras que Besaile le agarra con firmeza la muñeca a Santos, Santos le agarra los deditos al “ñoño”; pareciera que uno de los políticos de Córdoba no quiere soltar la presa, o que Santos no está cómodo de cogerle la mano, mientras que el otro político cordobés, tierno en esta lid, es agarrado con ternura por el político de la capital de la nación. A pesar de estos compromisos Santos ha , por supuesto, en otras tarimas y en otro departamento, que en su gobierno “la lucha contra la corrupción tiene que ser tan contundente como la lucha contra la guerrilla, el narcotráfico o los paramilitares, que son los ‘cuatro jinetes del apocalipsis’ que han asolado a Colombia”.(Córdoba con Santos ¿Santos con Córdoba?, 18 de mayo de 2010).


Trofeos

Algunos opositores del uribismo dicen, medio en serio, medio en broma, que la única ventaja de un gobierno de Juan Manuel Santos es que si este jugador consumado de poker ve que judicializar a Alvaro Uribe Vélez le da réditos en el juego político no dudará en hacerlo. Es más, como proemio a esa hipótesis voluntariosa, se puede decir que Santos ya le hizo un al presidente Uribe: usó una imitación de su voz para hacer una radial donde hizo creer a los oyentes que el mandatario apoya su candidatura. Sin embargo, Santos es un santo: miente con la verdad y con “” sabe siempre como el cuello a la ley con tal de ganarse el trofeo. Si es el caso, los políticos Besaile y Elías podrían terminar expuestos como trofeos en una futura campaña santista contra la corrupción, ni en Sahagun los echarían de menos, en Córdoba esto ya ha pasado, pregúntele a Zulema Jattin o a los jéfes paramilitares extraditados o a Ivan Moreno, el hermano de Samuel Moreno, que aprovecha estas purgas para hacer en este lejano pueblo. Volviendo a la imagen, el policía y la cabeza de res disecada pueden ser un oráculo ominoso del lugar que les espera a estos dos noveles jinetes de la política cordobesa, por supuesto, de darse esas pesquisas, todo se hará luego de las elecciones, primero están los votos. Esta lección se la enseñó Uribe a Santos: alguna vez el presidente le ordenó a sus congresistas vinculados con la parapolítica que no debían irse a la cárcel sin antes votar a favor de la reelección. (Córdoba con Santos ¿Santos con Córdoba?,18 de mayo de 2010)

 

II.

El senador Musa Besaile, el 5 de octubre, justo antes de entregarse a la Fiscalía y de ser extraditado esa misma noche en avión al “país nacional” (Bogotá) desde el “país regional” (Montería), hizo público un de minuto y medio en el que aparece con su familia, su esposa y sus tres hijos. El video pretende tener la autenticidad propia del género del video casero: es auténtico porque parece filmado en la casa del político, o en un hogar de paso, con una cámara en mano tembleque, tiene una iluminación precaria de bombilla ahorradora, su sonido no es el mejor y está hecho de un tirón, no dura más de minuto y medio. No hay equipo de rodaje, podría estar filmado con un celular, una producción modesta y económica, algo importante, sobre todo cuando se trata de un político que se ha autoincriminado en delitos de corrupción. Sin embargo, llama la atención la locación y el vestuario de los actores que evidencian un planeado ejercicio de preproducción: la pared de fondo es blanca, como el vestido de la mujer y las camisetas de la pareja de niños y el adolescente, y esa carencia de color evita distracciones para que emerjan dos acentos de color local: el hijo menor del político, que cierra el cuadro hacia la derecha, tiene estampada sobre su camisa, en todo su pecho, el retrato de la Virgen, un ícono religioso cuya mirada piadosa apunta justo a la izquierda, a su vecino, el patriarca cabizbajo que nunca levanta la mirada, vestido de negro y con una gorra de excursión oscura que proyecta sombra sobre su apesadumbrado rostro.

A comienzos de septiembre de este año, el político Germán Vargas Lleras lanzó su candidatura con otro casero en el que también usó la estética de este género cinematográfico: la película parece filmada en el apartamento del político, con su familia, su hija adolescente de un anterior matrimonio y su esposa actual. Atrás se ven unas persianas entreabiertas por donde se cuela tenue la luz diurna de la ciudad y se asoman las esquinas de un par de marcos pequeños que podrían tener fotos de recuerdos familiares.

 

En comparación con el video de la familia Besaile, el video de la familia Vargas Lleras es producto de un ejercicio más elaborado de producción, es un video casero “intervenido”: la imagen es estable, está filmado con trípode, la iluminación es plena y la voz del político se oye firme. El hombre está en la mitad de la imagen y las mujeres lo adornan a ambos lados. Su corbata es opaca y luce un traje oscuro sin coloratura partidista. Su llamado a la oscuridad se extiende a las mujeres, ambas vestidas de negro, incluido el esmalte de las uñas de la hija. Las mujeres permanecen sentadas, quietas, con las manos amarradas con sus propios dedos como si la instrucción del director hubiera sido no soltarlas, solo la hija lo hace por un momento para tocar el hombro del padre y hacer la mímica de un abrazo. La orden de permanecer inmóviles parece extenderse a la línea apretada de los labios, las efigies femeninas apenas sonríen, y asienten con la cabeza en un rictus de cordialidad que parece durar una eternidad para los tres minutos de la filmación. El par de mujeres posa con cara de foto para documento ante el frío lente de una cámara que filma y registra los gestos mínimos de impaciencia de este par de estatuas vivas. Las dos figuras femeninas parecen atrapadas en un rodaje tedioso que posiblemente se tuvo que repetir varias veces para lograr un registro cercano a los parámetros estéticos del video casero.
 
Claro, hay más diferencias entre estas dos obras. En una, la de la familia Vargas Lleras, las mujeres no hablan, solo el hombre habla, y en la otra, la de la familia Musa Besaile, solo la mujer habla, como si ella fuera la voz en off para esa otra mujer, la de mirada compasiva, que se apareció en la camiseta del hijo menor. La mujer recita un parlamento hilado pero su actuación tiene un registro espontáneo, repentista, mezcla de súplica, rezo, indignación y pedido articulado de clemencia. La mujer, en un brevísimo instante, a mitad de la filmación, deja de mirar la cámara y mira a su esposo de forma amorosa y decidida. En el video de la familia Musa Besaile el hombre nunca habla ni mira a la cámara, solo al vacío, con los ojos hinchados y la cabeza inclinada, pero con su brazo derecho abraza a su esposa y a su hija que se le cuelga al cuello mientras la madre abraza a su hijo adolescente. Son el ícono de una familia unida.
 
En el video de la familia Vargas Lleras solo el hombre habla y lo hace concentrado ante la cámara o ante el telepronter que le dicta un texto que recita con pausas marcadas y entradas de gestos enfáticos y practicados. El político parece estar muy concentrado en no perder el hilo de lo que está diciendo, solo por un brevísimo instante hace la finta de mirarlas, cuando habla del “entusiasmo de mi señora y de mi hija” y las repasa con una rápida volea de cabeza, de resto no las determina, ni en lo que dice ni en cómo lo dice. Ellas podrían haber sido puestas ahí por un truco de efectos especiales o reemplazadas por muñecas, nada cambiaría.

En el video de la familia Musa Besaile la cámara apunta hacia abajo, una toma mendicante porque nos pone arriba, en un plano aéreo y superior. En el video de la familia Vargas Lleras la cámara está ligeramente más abajo a la mirada del político, y esta pequeña variación de altura, sumada a que todos están sentados en un sillón bajo, le permite al político apoyar sus codos sobre sus rodillas, ser más enfático y poder inclinarse hacia adelante para romper el plano visual y a la vez producir un efecto extraño: como si esta familia le estuviera hablando a un niño, como si nosotros, sus espectadores, fuéramos un infante de media altura en medio de la intervención familiar de nuestros superiores. La toma, a la luz del ángulo en que fue grabada, es cómica, si se trata de una decisión involuntaria es fruto de las torpezas propias del género del video casero. De no ser así, si esta decisión técnica fue un acto voluntario, es una muestra perversa del carácter del director, de su talante político, de su mesianismo patriarcal que infantiliza a todos —pueblo—, o a todo —política—, para mantener una pretendida superioridad —impunidad­, inmunidad—.

El video de la familia Musa Besaile alarmó por el uso que hicieron los padres de los niños. Algunos medios lo reprodujeron con las caras de los infantes borrosas, un borrado que también se extiende a otras noticias, por ejemplo, la muerte de niños en la alta Guajira, una tragedia sin rostro que contrasta con el proselitismo infantil en ceremonias militares de paz y homilías papales donde los actos con niños son los favoritos, incluso la Familia Musa Besaile ya había hecho un antes con el tema de la paz. El video de la familia Vargas Lleras apenas recibió una atención predecible, pero su análisis, y en especial el pacto de silencio de las mujeres ante el discursivo del patriarca pasaron casi desapercibidos (apenas recibieron una y una ).

El juego de similitudes y diferencias podría ahondar aún más en esta práctica del “video casero” comparado, pero también hay que ser propositivos y puede ser provechoso un ejercicio creativo: editar un tercer video casero que cruce a ambas familias y las hermane como nación más allá de las diferencias partidistas o artísticas. Se trata de ver toda la película, la maquinaria completa, una obra total de convivialismo donde alterna el lanzamiento de la candidatura de un miembro de la élite centralista del país, con la caída de un gamonal de la política zonal cuyo reinado fluctúa de acuerdo a los vaivenes y la necesidad de votos que demanda la politiquería del país central.

Ante una crítica, un meme que se le hizo a la obra de la familia Vargas Lleras, el candidato trinó: “¿No me digan que esto no es muy chistoso? !Ojalá conservemos el buen humor durante toda la campaña!”. Esperemos que esta obra de arte total, el video completo y sin cortes de la familia Germán “Musa Besaile” Lleras, también despierte los humores del próximo presidente de Colombia:

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