Desde mediados del año anterior soy parte del Grupo Memoria Histórica. Por eso mismo esta entrada no pretende ser objetiva. El texto “Memorias por construir” de mi muy apreciada Claudia merece varios comentarios, los cuales hago a título personal y sin haberlos consultado con ninguno de los otros miembros de Memoria Histórica.
El grupo tiene una ruta metodológica que implica la publicación de informes sobre casos emblemáticos, seis a la fecha, que serán complementados por otros tantos y algunas lecturas transversales. Con ellos, como insumo, a finales del año entrante se deberá tener un informe general que intentará presentar una visión de conjunto donde, efectivamente, se “trace una hoja de ruta y se reconstruya el conjunto de hechos, actores, factores y periodos” y así presentar una versión sobre la memoria histórica; en otras palabras, el trabajo no está culminado, por lo cual me parece impreciso decir que “la tarea de memoria histórica está prácticamente por hacer”.
Varios informes emblemáticos están en su discusión final y serán presentados en la Semana por la Memoria en el segundo semestre de este año. Los otros están programados para el 2012, y el informe final deberá entregarse al Presidente Santos al final del mismo año. Pero eso no quiere decir que no se haya avanzado y no existan insumos para ese propósito.
La fecha escogida como punto de partida, siempre será una decisión discutible y abierta a críticas y debates. La fórmula del proyecto de Ley de víctimas busca contemporizar y con eso reunir el suficiente volumen de votos necesario para ser aprobada. Por eso se dejan tres fechas con consecuencias distintas: antes del 84 para reparación simbólica, desde allí para la económica por vía administrativa y desde el 91 para restitución de tierras. Estoy seguro de que al interior del grupo, con miras al informe final, el tema de la fecha no es visto como un debate cerrado y volveremos a reflexionar sobre el mismo. Allí la propuesta de Claudia de tomar 1946 podrá ser vista como referente.
Del texto aprobado en la Comisión Primera de Senado, rescato la creación de un Centro de Memoria, en cuyo marco, el grupo deberá culminar sus labores y entregarle al país sus resultados.
Cuando estén publicados como conjunto serán discutidos, debatidos y controvertidos. De eso se trata, de poder contar no con “la verdad”, sino con una versión seria, rigurosa, debatida y documentada sobre lo que nos sigue pasando como sociedad.
Por lo pronto, bienvenido el debate público sobre la memoria histórica.