OPINIÓN

Juntos pero no revueltos

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Es una tendencia mundial, la disminución de los hogares de padres casados y el aumento de los hogares de padres solteros, divorciados y en unión libre. Colombia no es la excepción.

Por Raquel Bernal

Es una tendencia mundial, la disminución de los hogares de padres casados y el aumento de los hogares de padres solteros, divorciados y en unión libre. Colombia no es la excepción. La fracción de hogares con padres casados pasó de 57% en 1982 a 28.8% en 2006 mientras que la fracción de hogares con padres divorciados pasó de 6.5% a 11.5% y de hogares de padres en unión libre creció dramáticamente de 12% a 30%. Tal vez más interesante, es el hecho de que este cambio ha ocurrido de manera diferente a lo largo de la distribución del ingreso. Por un lado, la fracción de hogares biparentales (en matrimonio y en unión libre) ha caído y el porcentaje de hogares monoparentales (solteros y divorciados) ha aumentado significativamente más entre los hogares del primer quintil de ingresos que entre los hogares en la parte superior de la distribución del ingreso. Por otro lado, el aumento en la fracción de hogares en unión libre con respecto a la fracción de hogares en matrimonio también aumentó proporcionalmente más entre los hogares más pobres que entre los hogares más ricos. Entre los hogares con hijos del primer quintil de ingresos, 39% están en unión libre y 29% están casados; en el caso de los hogares con hijos en el quintil superior de la distribución, estos porcentajes corresponden a 19% y 67% respectivamente.

Estos datos son importantes dado que existe evidencia de que los hijos de hogares biparentales tienen mejor desempeño que los hijos de hogares monoparentales básicamente porque los primeros cuentan con dos personas que potencialmente pueden ganar un salario mientras que los segundos cuentan sólo con una. Este resultado parece, en principio, obvio. El otro resultado que no es tan evidente indica que el bienestar de adultos y niños en hogares en unión libre es inferior al bienestar en hogares en matrimonio a pesar de que ambos tipos de hogar cuentan con dos potenciales trabajadores. Amador y Bernal(2008)* reportan que una vez se controla por características observadas de los hogares como la edad, educación, nivel de ingresos del jefe del hogar, tamaño del hogar, zona de residencia, etc., los hogares en matrimonio se encuentran mejor que los hogares en unión libre en términos de tenencia de bienes durables (como televisor, computador y vivienda propia), escolaridad de los niños, salarios por hora de los adultos, desarrollo socio-emocional y desarrollo cognitivo de los niños. Es decir, al comparar dos hogares idénticos en términos de ingresos, educación y edad de los padres, y otra serie de variables observables, se encuentra que el hogar casado tiene mayor probabilidad de tener vivienda propia, hijos con mayor escolaridad y resultados cognitivos y psicosociales, que el hogar en unión libre.

Aunque es difícil establecer empíricamente las razones por las cuales existen estas diferencias, la literatura ha sugerido que pueden estar asociadas a un ambiente más incierto en la unión libre que en el matrimonio. Debido a la sensación de transitoriedad y falta de compromiso, las inversiones que hacen los adultos en ellos mismos y en sus niños pueden ser menores en hogares en unión libre que en hogares casados, quienes perciben su relación como más permanente y estable.  Este resultado es aún más intrigante si se tiene en cuenta que en Colombia la unión libre tiene los mismos derechos legales que un matrimonio civil si se puede comprobar que la convivencia ha sido de al menos dos años. Aunque hace falta profundizar esta investigación, la evidencia preliminar sugiere que el miedo al compromiso si puede tener consecuencias negativas.

*Amador, D. y R. Bernal (2009), "La brecha matrimonial y el bienestar de los hogares", mimeo Facultad de Economía, Universidad de los Andes.

 

 

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