La Justicia Coja, Ciega, Sorda y Muda
En medio de la agenda mediática dedicada a cubrir la corrupción rampante que nos atiborra ha pasado de 'agache' la elección, que se hará el próximo miércoles, del noveno magistrado de la Corte Constitucional.
Esta vacante es uno de los cupos que tiene la Corte Suprema de Justicia dentro de la Constitucional, razón por la cual, la terna de la que debe elegirse fue integrada por los Honorables magistrados de la Suprema.
Dicha terna causó, como se ha vuelto costumbre, una puja de intereses politiqueros al interior de la Suprema, hasta el punto que la campaña para conformarla tardó más de nueve meses.
El 'trancón' se debió a un enfrentamiento entre los grupos de la Suprema que apoyaban a tres polémicos candidatos: Wilson Ruiz, conservador, ex magistrado del Consejo Superior de la Judicatura y mencionado en unas grabaciones que destapaban un cartel que vendía fallos en el Consejo de Estado, de las cuales no se conocen resultados definitivos; Martha CASTAÑEDA, la ex Vice procuradora de Alejandro Ordóñez y Diego Ardila, ex contralor de Bogotá, apoyado políticamente por el partido Cambio Radical en su aspiración a magistrado.
Luego de nueve meses de interinidad en la Constitucional y de las luchas intestinas en la Suprema para conformar la terna, sin que ninguno de los grupos pudiera lograr los 16 votos que requerían sus candidatos, la Corte Suprema selló un acuerdo según el cual, cada una de las tres salas que la compone debía escoger un candidato y las otras dos avalarían con sus votos al candidato de cada una, siempre y cuando fueran diferentes a los tres que terminaron vetados por los grupos de poder en la Corte Suprema.
De ese pacto político al interior de la Corte surgieron tres nombres: John Jairo Morales, José Fernando Reyes y Judith Bernal.
El nombre del candidato Morales vino de la sala laboral, el de Reyes de la Penal y la cuota femenina vino de la civil.
Esa terna fue enviada al senado antes de que estallase el escándalo que involucra a los exmagistrados de la Suprema Leónidas Bustos, Francisco Ricaurte y Camilo Tarquino, en un presunto cartel dedicado a vender fallos de competencia de la Corte.
Lo que ha pasado desapercibido es el hecho de que los grandes poderes de estos barones de la justicia están presentes en las elaboraciones de ternas o cualquier otra decisión electoral que se lleve a cabo en esa corporación, allí siguieron siendo súper poderosos aún habiendo salido de su ejercicio judicial ya que -durante ocho años Bustos y muchos más Ricaurte-, intervinieron en elegir a sus compañeros para armar un roscograma judicial que ha sido denunciado desde hace años y la conformación de esta terna no escapó a su influencia.
El principal poder de la dupla Bustos-Ricaurte, en donde según las grabaciones entregadas por la justicia Norteamericana, tenían centralizado su cartel de fallos judiciales, es la sala penal.
De esa sala salió el nombre de José Fernando Reyes, quien, según medios pertenecientes a espectros ideológicos y políticos diametralmente opuestos, como son Noticias Uno y Los Irreverentes, además del columnista Yohir Ackerman, contó con el decidido apoyo de los Super Poderosos y tristemente célebres mandamases de la justicia: Bustos y Ricaurte.
Pero ahí no para el juego político que avanza para elegir al magistrado que desempatará el nudo que hay en la Corte Constitucional en el tema más relevante que hoy y en el futuro pasará por sus manos; la legislación para la paz, que está así: cuatro magistrados muy inclinados a apoyar todo lo que el Gobierno aprueba con sus mayorías en el congreso y cuatro que no comen entero y que se han dedicado a revisar la Constitucionalidad de las normas que sobre el tema llegan a su conocimiento.
Así las cosas y con semejante situación, poner ese voto, que logrará las mayorías, es de vital importancia para el Gobierno Santos que se ha inclinado por el nombre del recomendado de Bustos y Cia para conseguirlo según lo que se escucha en los pasillos del congreso.
Normalmente el guiño presidencial ha sido una orden recibida por las bancadas que forman la Unidad Nacional; sin embargo, en estos momentos las cosas no están tan diáfanas. En las ultimas semanas las bancadas se han rebelado, están haciendo operación tortuga en temas de alto interés para el Gobierno como la reforma política y varios senadores comentan en voz baja y off the récord, que el Presidente los ha dejado solos, los ha tirado a los lobos (sienten que el tratamiento de Bernardo Elias no ha sido el mismo que se le ha dado, por ejemplo, al Ex director de la ANI, Luis Fernando Andrade).
Todo este ambiente, junto a la puja por los nombramientos claves, especialmente el del Ministerio de Agricultura, que el dividido Partido Conservador babea por recibir desde hace años como última limosna de manos de Santos, enrarece el ambiente de una elección clave para la justicia; que por estos días, no solamente cojea sino que no oye, no ve, no entiende, tal como se vio en el noticiero caracol, en donde los tres presidentes de las Cortes salieron en horario triple A a decir que la Comisión de Absoluciones del congreso si funciona y que para garantizar la transparencia van a reglamentar las visitas de abogados a sus despachos: ¡Descarados!
Después de publicada esta entrada fui contactado por el candidato José Fernando Reyes.
El Dr Reyes categóricamente desmiente lo publicado por noticias uno y por el columnista Yohir Ackerman, noticias retomadas en mi entrada.
El ternado Reyes afirma que desde el año 2010 no habla con el ex magistrado Bustos con quien departió en un encuentro de la jurisdicción ordinaria y que a Francisco Ricaurte alguna vez le pidió una cita y después de una hora y media de espera decidió no esperarlo más.
El Jurista afirma conocer "de hace bastante tiempo" al actual presidente de la Corte Suprema, el magistrado Rigoberto Echeverri, quien llegó a la Corte Suprema como magistrado auxiliar de la sala laboral en la que Francisco Ricaurte ha sido hombre de inmensa influencia durante y después de su salida de la Suprema.