OPINIÓN

La Resistencia de Uribe: El arranque de las presidenciales 2018.

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La insatisfacción en el País real, es generalizada; basta con ver las encuestas de opinión en las que se mide la aprobación presidencial y por ende, la de los diálogos de paz, única propuesta de este gobierno monotemático y abúlico. Uribe aprovecha ese estado de opinión, sale a los medios, arma la oposición para acaparar ese sentimiento e intentar canalizarlo.

El Senador Uribe, de quien he estado en las antípodas ideológicas, está encarnando una realidad que, principalmente en las regiones, se está viviendo y sintiendo.

Un inconformismo real con los anuncios de paz que se celebran en unas élites urbanas y académicas pero que saben amargos en la vida real de los colombianos.

La desazón con el proceso de paz permea transversalmente a grandes sectores de la sociedad, sin hacer distingo de estratos, ocupación, nivel educativo o incluso espectros ideológicos.

La insatisfacción en el país real, es generalizada; basta ver las encuestas de opinión en las que se mide la aprobación presidencial y por ende, la de los diálogos de paz, única propuesta de este gobierno monotemático y abúlico.

Los empresarios regionales y muchos de los cacaos bogocentristas; los dueños de tierras y grandes negocios, ven con suma desconfianza lo que se pueda estar negociando en la Habana, el nuevo país que de ahí surja y la consecuencia lógica en repartición de la riqueza, modelo económico, estructura y diseño territorial, modelo electoral y sobre todo, el incierto tribunal de justicia transicional, que podrá juzgar a todos los colombianos y no solamente al grupo insurgente que está negociando.

En esos sectores hay mucha gente de quienes en otrora fueron los patrocinadores obligados o convencidos de la autodefensa y que ideológicamente están en el espectro opuesto de quienes pretenden vender la firma de la paz con las FARC, como la panacea para el futuro del País.

Pero no son los únicos inconformes, existe una gran parte de la población que añora tener un jefe natural porque desconfía de Santos y su obstinada condescendencia con el otrora grupo terrorista; personas que no militan ideológicamente en la derecha y que no se alinean por intereses económicos. Aquellos  que caminan en contra del gobierno -más por el odio que le profesan a las FARC, sumado al  inconformismo con Santos- y que nunca verán los diálogos de La Habana como un camino democrático y legítimo para acabar con la guerrilla.

De otro lado, encarnando un sector influyente en la población colombiana, hallamos gran parte de las fuerzas armadas: militares, policías, fuerza aérea, armada, sus familias, su personal civil, etc; que no pueden ver con buenos ojos, como se le entrega todo a las farc en una mesa de negociación en la que consiguen lo que nunca ganaron en la guerra y que ve su estabilidad laboral, política, jurídica; en fin....su papel en la sociedad, amenazado de manera grave, en ese nuevo País que surja de las negociaciones en La Habana.

Volvemos a ver lo que tanto he machacado; por un lado va Bogotá; los grandes medios, la prensa del centro del País y por otro, va el País real, el de la gente.

Uribe aprovecha ese estado de opinión, sale a los medios, arma la oposición para acaparar ese sentimiento e intentar canalizarlo.

Su objetivo real, no parece estar claro aún. A veces parece que busca posicionar un mejor espectro para todos a quienes representa y lograr una mejor posición jurídica una vez que se venga la justicia Transicional. No hay que olvidar que ese nuevo modelo va a terminar juzgando a todos los que participaron en el conflicto, entre ellos, al propio URIBE, según lo dijera en su momento el ex fiscal Montealegre y su familia, como ya lo afronta su hermano Santiago y no sólo a las FARC, como debería ser.

Sea como sea, esta es la cuota inicial del Centro Democrático para el 2018; ya Cambio Radical está jugado con Germán Vargas Lleras, de la mesa de la Habana saldrá otro candidato y la extrema derecha calienta motores para demostrar con esta oposición civil, que también está presente y jugará, bien para poner candidato, bien para inclinar la balanza. De manera que, la resistencia civil del Senador Uribe es el inicio en plaza pública de la campaña presidencial del 2018.

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