El debate planteado por la “idea” de devolver dos estrellas conseguidas por el equipo, cuando el narcotráfico tuvo una influencia seria y directa, es necesario, oportuno y conveniente.
Las estrellas de Millonarios
El debate planteado por la “idea” de devolver dos estrellas conseguidas por el equipo, cuando el narcotráfico tuvo una influencia seria y directa, es necesario, oportuno y conveniente.
Es necesario porque ninguna sociedad puede aprender de sus errores si no los reconoce. Propiciar una autocrítica a la forma como se permitió que el fútbol fuera capturado por mafias es una manera de reconstruir la verdad y reconocer que las víctimas de este flagelo no han sido sólo personas y familias, sino también algunas instituciones.
Es oportuno porque al plantear en las negociaciones con las FARC el tema del narcotráfico, debemos recordar que este negocio ilícito incluye a muchos sectores de la economía. No son sólo cultivadores, raspachines, traquetos y sicarios, también están los lavadores de recursos, abogados, cuerpos de seguridad y políticos que facilitan el negocio. Entender la forma como los tentáculos del narcotráfico se extendieron por sectores de nuestra sociedad es muy oportuno para iniciar su desmonte.
Es conveniente porque nos invita a una reflexión sobre las cosas que valoramos y a qué elementos del prestigio le damos prioridad: ¿es a tener un premio, una estrella y valorarla sabiendo que se logró acompañada de acciones indebidas?
Soy hincha del Club Deportivo los Millonarios y me sentiré orgulloso de que su camiseta luzca 11 estrellas. Esto no debe llevar a criminalizar ni judicializar sucesos de hace 20 años. Tampoco pretendo que dicha actitud sea obligatoria para los otros equipos. El buen ejemplo de una institución y sus hinchas sería un mensaje suficiente.