OPINIÓN

Las madres de las Farc y el nirvana de Instagram

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Están saliendo de las cuatro paredes de la selva a encontrarse con nuevos horizontes, para ellas y sus hijos, algunos de ellos virtuales. Pero sin los mínimos "offline" no hay "online" que sirva.

 

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De la historia del baby boom de las FARC me quedó grabada esta foto de AFP. Una mamá uniformada cargando a su bebé vestido de blanco mira hacia adelante. Deja atrás la montonera, las armas y ese río oscuro; como caminando hacia la tierra prometida. Así es, las zonas veredales son una oportunidad histórica para un grupo de mujeres que quieren darle un vuelco a su destino.

Las madres de las Farc están saliendo de las cuatro paredes de la selva a encontrarse con nuevos horizontes, para ellas y sus hijos, algunos de ellos virtuales.

Hace poco la BluRadio contó que las 26 zonas veredales ya tienen conexión a internet y que tendrán bibliotecas con lectores de libros digitales y tabletas. Según este medio, el Gobierno busca que los desmovilizados “se vayan uniendo a la sociedad civil por medio de la tecnología”. La nota cierra con un lugar común “(esto) ayudará a los guerrilleros a entrar a la era digital”.

Suena como el nirvana, pero no. Especialmente para las mujeres excombatientes, internet es una trocha larga y pedregosa. ¿Por qué? Ellas clasifican en todas las brechas que el Banco Mundial  muestra en su informe “Dividendos Digitales” (2016): son mujeres, madres, que viven en zonas rurales, con bajos ingresos y barreras a nivel educativo. Esto sube y muy alto la vara de acceso a la red. Pero digamos que logran hacer el clic, ahí apenas empieza el camino.

Un Google y un Facebook repleto tanto de calidad como de basura es un mar difícil de navegar. Para encontrar las ofertas educativas y laborales, ayuda tener guía, desarrollar habilidades, criterio y tener un norte claro.

“Si faltan los complementos analógicos de las inversiones digitales, el impacto en el desarrollo con frecuencia será decepcionante”, es lo que concluye el  Banco Mundial en su informe, criticando la creencia de que feriando tabletas se cambian vidas.

Una cosa es pasar la tarde oyendo salsa o metal en Youtube y otra es usar esta herramienta para saldar vacíos en matemáticas con Julioprofe. ¿Cómo a punta de política pública se puede acompañar a las mujeres que quieran subir este escalón? El Gobierno ya se dio cuenta de que el primer paso es construir guarderías en las zonas veredales, así van a tener un tiempo mínimo para ellas. El clic debe ir acompañado de un impulso a nivel de derechos reproductivos, cultura ciudadana y emprendimiento, pues siguiendo a Martha Nussbaum en “Las mujeres y el desarrollo humano” la libertad de verdad se basa en el desarrollo de capacidades.

El famoso físico Stephen Hawking en su última columna en The Guardian hace un alarmante aporte a este debate, que les dejo para cerrar.

“Otra consecuencia involuntaria de la propagación global de Internet y de las redes sociales es que la naturaleza absoluta de la inequidad es mucho más evidente (...) Las vidas de las personas más ricas en las partes más prósperas del mundo son agonizantemente visibles para cualquier persona solo con tener un celular (...)”

Este desenlace se traduce para Hawking en una obsesión de migrar a tierras nuevas, prometidas. Pero cuando descubren que el “nirvana de Instagram”, como él lo llama, no es para ellos, el ciberespacio se vuelve una fuente de desencantos y de nuevos radicalismos.

Sin unos mínimos offline no hay online que sirva.

 

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