Alejandro Ordoñez se ve preocupado, suena angustiado y está frente a varias encrucijadas. Señalo algunas de las más notoria.
Las sin salidas del Procurador
Alejandro Ordoñez se ve preocupado, suena angustiado y está frente a varias encrucijadas. Señalo algunas de las más notorias:
Primero, ha dicho tener pruebas de un complot entre el alto gobierno y las Farc para sacarlo de su puesto. Esto fue hace quince días y no ha presentado ninguna prueba, ni se ha retractado. Sus dilemas aquí son varios: Si no presenta pruebas ni pide actuaciones incurrirá en el delito de “abuso de autoridad por omisión de denuncia”, el cual da destitución. Si vuelve a insistir en el tema y señala a personas concretas del gobierno, se arriesga a incurrir en prevaricato.
Además al señalar al “alto gobierno” posiblemente se ha inhabilitado para cualquier actuación disciplinaria frente a algún funcionario con fuero. Como dice tener pruebas de un complot del alto gobierno, la Ministra de Comercio puede argumentar, con algo de razón, que el inicio de la investigación en contra de ella, es una retaliación del Procurador por considerarla a ella parte de la conspiración. Si no señala en concreto a los participes del complot, todos los miembros del alto gobierno con fuero podrán argumentar sus prejuicios para que no pueda actuar sobre ellos.
Segunda, está viendo hoy delitos, en actuaciones que el mismo ha realizado durante su ejercicio como Procurador, con lo cual se está auto incriminando en varias conductas punibles. La Silla Vacía, ya ha demostrado con creces esta contradicción: el nombró familiares de muchas personas que participaron en decisiones sobre su permanencia en el cargo. Eso afirma ahora, es indebido.
Tercero, ha confundido sus posturas religiosas y morales, las cuales tiene derecho a tener, con las posiciones jurídicas de su cargo y la institución que dirige. Por ello en temas como la eutanasia, el aborto, la inseminación in vitro, la dosis mínima de Marihuana y el matrimonio de parejas del mismo sexo, la Procuraduría, como institución ha asumido posiciones jurídicas contrarias a decisiones de las altas cortes, las cuales ya la han merecido severas admoniciones de parte de la Corte Constitucional.
Sus imprudencias verbales de los últimos días, su poca coherencia en cuestiones de nombramientos de familiares de políticos y magistrados y su confusión entre las creencias religiosas y las posiciones jurídicas, lo han llevado a una situación donde no es agradable ver a un Procurador General: Imprudente, Incoherente y Confuso.