Y va la primera: encuesta de los medios RCN y Semana ( IPSOS- Napoleón Franco) muestra la subida espectacular de Mockus con el 38% y la bajada, también espectacular, de Santos, con el 29 %.
Ojo a los peligros de la encuestitis
Y va la primera: encuesta de los medios RCN y Semana ( IPSOS- Napoleón Franco) muestra la subida espectacular de Mockus con el 38% y la bajada, también espectacular, de Santos, con el 29 %.
Lo que demuestra esta encuesta es la creciente polarización del país: los uribistas hacia Santos, en una tendencia que poco puede subir, después de haberse chupado los tránsfugas del conservatismo y, según se prevé, los -más escasos- liberales que presionan alianza con Santos. En la polarización, los ensanduchados son y serán Petro, Vargas Lleras y Pardo. El uribismo se desmorona, al menos si las elecciones fueran hoy, que es lo que nos dice cada encuesta y cada pregunta.
¿Alguien me las puede explicar? Hay todavía incongruencias que no logro entender: A la pregunta “¿Por quién va a votar en la segunda vuelta?” Por Antanas Mockus, contesta el 50%; por Santos, el 37% ; y no votaría 3%. En cambio, cuando se pregunta: "Independientemente de si va a votar o no ¿ quien cree que será el próximo Presidente en el 2010?” los encuestados contestan: Santos, 40% ; Mockus, 35% y No sabe, el 10%.
Pero obsesionarse con la carrera de caballos no permite ver los riesgos. El de la espuma no es el mayor, aunque existe: lo que sube puede bajar, sobre todo cuando el factor emocional es lo que más cuenta en estos momentos de efervescencia y calor, que, en muchos casos, recogen las frustraciones dejadas por el agónico Uribismo.
Pero además, si bien no hay relación directa de causalidad entre uno y otro fenómeno, una obsesión llevada a sus extremos por los medios de comunicación en relación con las encuestas puede reforzar motivaciones macabras: la guerra sucia de los perdedores desde esos fangos tenebrosos que han producido tantas muertes y tragedias en el país.
Otro riesgo, también estimulado (¿involuntariamente?) por la encuestitis es trasladar al potencial ganador todas las lógicas del caudillismo, y elevarlo a un pedestal que lo llevaría a padecer lo que precisamente quiere combatir. Es hora entonces de que empiecen a mostrarse los equipos, porque de tanta espuma que proviene de la esperanza de los admiradores puede salir ese mal latinoamericano que lo espera todo del carisma y que, en esta ocasión, contrariaría el deseo verde, incluido el de Mockus.
Es hora de bajarse de la nube y echar raíces, casi que a pesar de la encuestitis. Ojalá los medios y los periodistas, pero también todos los que aspiramos a pasar la doliente página, sepamos asumir el reto en su complejidad. Doblar la hoja implica también reconocer que, en estas vísperas electorales, Colombia no es pasión y que el excesivo amor puede fomentar el odio.