OPINIÓN

Por qué votaría por Petro

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Digo que votaría hipotéticamente por que los lectores habituales de este blog ya a estas alturas sabrán que su servidor no tiene esas inclinaciones. Sin embargo, si fuera de izquierda y fuera simpatizante del Polo y tuviera la mañana del domingo 27 de septiembre libre no dudaría en votar por Gustavo Petro como candidato del partido para la presidencia.

 

Digo que votaría hipotéticamente por que los lectores habituales de este blog ya a estas alturas sabrán que su servidor no tiene esas inclinaciones. Sin embargo, si fuera de izquierda y fuera simpatizante del Polo y tuviera la mañana del domingo 27 de septiembre libre no dudaría en votar por Gustavo Petro como candidato del partido para la presidencia.

 

Petro no va a ganar o sea que mi hipotético voto no va a servir de mucho. Pero debería. Conocí a Petro cuando estaba en la guerrilla del M-19, en medio de los diálogos de paz que llevaron a la desmovilización de esa guerrilla. Debo decir que mi primera impresión no fue particularmente buena. Fue fatal, tal vez el resultado de la pinta que lucia. Mientras los demás comandantes del movimiento hacían esfuerzos por parecer los intelectuales de clase media que en efecto eran, Petro en cambio lucía un sombrero aguadeño que le caía sobre la cara y le tapaba los ojos. Además cargaba un revolver 38 recortado en el cinto que daba miedo mirar, no porque resultara particularmente intimidatorio sino porque parecía que en cualquier momento se iba a volar las pelotas.

 

No había en ese entonces ninguna indicación que Petro se convertiría en la estrella ascendente del movimiento. Si mal no recuerdo ni siquiera fue constituyente y se hundió aparatosamente en su primera aspiración al Senado. Cesar Gaviria en un muy frentenacionalista gesto lo nombró en algún cargo diplomático en Europa de donde regreso para lanzarse a la Cámara en llave con su antiguo comandante y cercano confidente Antonio Navarro.

 

Conozco de cerca la gestión de Petro como parlamentario y puedo decir que es sobresaliente. A diferencia de la imagen de radicalismo que proyecta, Petro en realidad es un hombre pragmático y conciliador. En sus debates, sin embargo, suele dejarse llevar por el titular, lo que en algunos casos lo lleva a equivocaciones y a polarizaciones innecesarias. No obstante a nadie se le puede olvidar que fue Petro quien destapó por primera vez lo que se conocería como el escándalo de la parapolítica.

 

La gran paradoja de la elección interna del Polo es que la imagen pública de ambos candidatos es inversamente proporcional a la realidad. Mientras que la imagen negativa de Petro según la última encuesta de Gallup, es de las más altas de cualquier político colombiano la imagen de su contradictor, Carlos Gaviria sigue siendo aceptable.

 

Como ya dije, Petro en un hombre pragmático y conciliador por lo cual, creo, acepta las imperfecciones de la democracia liberal. Así como es rápido para destapar a los parapolíticos ha sido de los pocos personajes de la izquierda que han sido intransigentes frente a las FARC. En cuanto al chavismo, a pesar de haber sido un muy temprano mecenas del Teniente Coronel no le tembló la mano para romper con él cuando se evidencio su talante dictatorial.

 

Gaviria es cambio es un lobo con piel de oveja. El “maestro” como lo describen en la página del Polo esconde detrás de la cara de abuelo bonachón el espíritu de un comisario estalinista. A Gaviria la democracia liberal le repugna, la propiedad privada le estorba, la globalización le aterra y los derechos individuales no los entiende como inalienables del ser sino como un privilegio del Estado. Por eso le rinde pleitesía a Chávez, con quien se identifica plenamente, y le ofrece a las FARC una cuasi criminal condescendencia. Ha sido además instrumental en la captura del Polo por parte del Partido Comunista, de quien fue Senador, y en buen estilo bolchevique logró expulsar a Lucho al partido Opción Verde, el Gulag de la política colombiana.

 

Oigo con frecuencia decir a la gente que “nunca votarían por alguien que fue guerrillero”. Yo en cambio prefiero votar por un guerrillero arrepentido que por un arrepentido que quisiera ser guerrillero.

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