Seguridad democrática ¡SI!, Política de Fecundidad ¡NO!
A pesar de que la fecundidad en Colombia ha venido disminuyendo desde 1960 (Flórez, 2000), este descenso no ha sido homogéneo ni por regiones ni por grupos. Y son justamente las regiones (por ejemplo, Chocó) y los grupos (por ejemplo, mujeres con bajos niveles de educación y adolescentes) más vulnerables los que presentan menores reducciones. Un dato alarmante: Las mujeres de menor educación tienen 1.5 hijos más de los que desearían, mientras que las mujeres de educación alta prácticamente realizan su fecundidad deseada (ENDS-2005).
¿Por qué es importante tener una política “agresiva” de fecundidad? Existen estudios que muestran dos hechos relevantes. Primero, un menor tamaño de la familia reduce la competencia de recursos al interior del hogar, lo cual permite mejorar la calidad de vida de sus integrantes, por ejemplo, a través de mayores niveles de educación para cada miembro. Segundo, a nivel individual, un menor número de hijos mejora la salud de las madres y les permite mayores oportunidades de educación y empleo. Todo esto se traduce en un mayor nivel de bienestar de la sociedad.
Recientemente el Congreso de la República aprobó un proyecto de ley que garantiza el acceso gratuito a la vasectomía y la ligadura de trompas. Sin embargo, esta semana el Gobierno objetó la iniciativa porque ésta implica un sobrecosto al Estado de 399 mil millones de pesos. Conclusión, en Colombia solo hay plata y solo se busca plata (la reforma tributaria que se avecina) para la “Seguridad Democrática”, pero no para otras políticas que son igualmente necesarias para mejorar el bienestar de la población.