Caído el Defensor del Pueblo por cuenta de su porno-chat; en vilo de anulación la elección de Ordóñez por la fuerza que se hace desde palacio, según él mismo ha denunciado y terminado el nefasto periodo de Montealegre; el que se queda con los ases en la mano, es Santos.
Trio de Ases Para Santos
Caído el Defensor del Pueblo por cuenta de su porno-chat; en vilo de anulación la elección de Ordóñez por la fuerza que se hace desde palacio, según él mismo ha denunciado y terminado el nefasto periodo de Montealegre; el que se queda con los ases en la mano, es Santos.
En medio del desgaste de imagen del Presidente, cuyo fondo tocó la semana pasada, con un 70 por ciento de imagen negativa. Cuando la crisis económica inicia su camino hacia los peores momentos. Ad portas de un apagón, cuyas causas van mas allá de las climáticas porque deriva de la torpeza en el manejo de la política energética y con todas las encuestas en contra del proceso de Paz.
Ese es el panorama que vive el País, cuando le llega al Presidente un respiro: el juego político con la repartija de tres joyas de la corona de los organismos de control.
Hasta la semana pasada se venía jugando un juego de cartas tapadas entre el Gobierno y la Corte Suprema, en el que Santos mandaba el claro mensaje de que si la Suprema no era capaz de escoger las siete vacantes para auto conformarse, no enviaría terna para nombrar reemplazo de Fiscal y se daría por bien servido con el Vicefiscal como fiscal interino.
Como la Corte no había sido capaz de elegir reemplazos de sus magistrados en algunas vacantes -algunas ya se contaban en años-, era difícil creer que siete cargos pudieran llenarse en el corto plazo y se daba por sentado un largo periodo de encargo para el Vicefiscal.
En un golpe que sorprendió al País y vaya uno a saber si al propio Santos, en una sola sala se completaron los nombramientos y a partir de ese momento, el Presidente tiene en sus manos la decisión sobre quién detentará los miles de cargos, el millonario presupuesto y sobretodo, el inmenso poder que ejercerá la Fiscalía en la implementación de la justicia del post-conflicto, la libertad de los miembros de la oposición y las investigaciones en contra de los funcionarios del gobierno que ya empieza a acabar.
¿Cómo jugará Santos? ¿Armará una terna en la que le dé juego a los partidos políticos, a los empresarios, al poder judicial, a las FARC, a los activistas de la justicia, a todos los anteriores? ¿O simplemente será práctico y mandará una terna que tenga en cuenta que está a dos años de terminar su período y se inclinará por un fiscal que le cuide las espaldas, una vez que el efímero poder se haya ido ?
Esta terna es toda del presidente y la Corte, que le dio una ágil respuesta a Santos, demostrando que las vacantes se demoran años solo por la politiquería judicial, esperará para elegir.
Menos estratégica y poderosa pero muy importante en materia presupuestal y burocrática, es la Defensoría del Pueblo; bastión del liberalismo gavirista desde que le fuera entregado ese fortín a Simón Gaviria en cabeza del defenestrado abusador del puesto, quien expuesto por Daniel Coronell puso pies en polvorosa cuando Ordoñez ordenó la suspensión de su cargo, quedando este ente vacante y listo para un proceso de elección de quien será el nuevo Defensor del Pueblo.
Ahora que a Simón le dieron el manejo de la chequera en Planeación Nacional y hasta ha vuelto a sonar para Ministro, hay otros partidos que suspiran por ser tenidos en cuenta en la repartija de la Defensoría. Los conservadores fieles al gobierno y algunos de los que jugaron con Oscar Iván Zuloaga, hacen guiños para ser tenidos nuevamente en cuenta y miran hacia la Defensoría como un coto de caza al que pueden acceder.
Esa terna esta en manos del presidente y la Cámara de Representantes elegirá al ejecutor del juego político que decida Santos.
¿Le entregará Santos la Defensoría a los conservadores que, sin ser parte fundamental de su bancada en el congreso para gobernar, son parte fundamental del caudal electoral regional que jugará un papel importante las elecciones del 2018 para elegir su reemplazó? ¿O nos sorprenderá con una terna que le dé nivel a un cargo que se inspiró en la figura del Ombudsman escandinavo y cuyo verdadero valor radica en que, al frente del ente se designe un ciudadano, cuya sola voz pueda hacer temblar a los poderosos en representación de toda una nación?
El otro premio mayor que está en juego, es la Procuraduría General de La Nación; si le creemos a Ordóñez, desde Palacio se ha hecho un lobby soterrado para que su elección sea anulada.
El comentario en los pasillos del poder es que el Procurador se va a caer y si no se cae, parece que él mismo está que se va a hacer campaña presidencial; la cual ya parece haber iniciado en sus encuentros regionales, en su cuenta de twitter y sobre todo, en su inocultable agenda política -disfrazada del cumplimiento de sus funciones- que recoge el descontento mas extremista en contra del proceso de Paz.
La Procuraduría es uno de los monstruos burocráticos y presupuestales con mayor peso en el Estado, unido a su fundamental papel en las movidas políticas regionales y nacionales, ha sido en la era Ordóñez, un fortín del partido y la ideología conservadora.
El vacío en la cabeza de la procuraduría es aún incierto; sin embargo, el partido de la U tiene sus esperanzas puestas en esa poderosa institución, en la cual encontraría una representación que siente que por derecho propio debería tener por ser la U el partido del Presidente y no haber tenido representación en los órganos de control durante los dos gobiernos de Santos.
La Procuraduría es un monstruo de mil cabezas que reparte la milimetría política regional entre los senadores poderosos de cada Departamento para cuidar o defenestrar a gobernadores y alcaldes, según se alineen o no bajo la égida de los detentadores del poder disciplinario. Los recursos que maneja son cuantiosos y la contratación es una de las mas grandes de los entes autónomos y depende exclusivamente de quien esté a la cabeza de éste órgano de control.
Pero el poder verdadero de la Procuraduría radica en el uso que del cargo se haga con fines políticos; tal como lo ha hecho Ordóñez, quien basado en las amplias funciones que se pueden derivar de su representación de la sociedad como ministerio público, se ha convertido en un actor político que opina de todos los temas y echa mano de sus funciones disciplinarias o de control, para intervenir, desde temas personalísimos, como el aborto, hasta los macro estatales, como la paz.
Pero uno de sus mayores poderes, es el de tener investigados, suspender o destituir y sacar del juego político por años, a todos los funcionarios públicos: desde un alcalde del municipio mas alejado, hasta el mas encumbrado ministro, pasando por los propios rivales políticos de aquel que esté sentado en la silla del procurador o de aquel a quien le deba lealtad -si es que esta existiere en estos juegos de poder-.
El Presidente interviene en esta terna en dos momentos, la primera es enviando uno de los tres nombres que conforman la terna, al Senado de la República. Los otros provienen del Consejo de Estado y de la Corte Suprema. En un segundo momento, ya en el senado, el guiño presidencial a su bancada será definitivo para elegir procurador.
La pregunta es si Santos, en la eventualidad de que se caiga Ordóñez en el Consejo de Estado, decidirá darle juego a su partido, el de la U o buscará un aliado suyo, incondicional, que le de un vuelco al dolor de cabeza en que se ha convertido la Procuraduría como el principal bastión de la oposición.
Están en juego, tanto los temas gruesos de alta política -la paz-, así como los mas terrenales, que son tal vez los mas importantes: los procesos disciplinarios en los que se involucra al alto gobierno o a sus aliados: desde el de la comunidad del anillo, hasta los de Reficar, Isagen, etc, pasando por los que se han abierto en contra de los ministros; entre ellos, el de su candidato in péctore, Mauricio Cárdenas.
Con este panorama, nos encontramos frente a la realidad innegable de que en el peor momento político y de imagen, Santos tiene tres ases en la mano. Ya veremos si los juega para refugiarse en las entrañas políticas de la repartija que le permita oxigenarse con los partidos, si piensa un poco en poner al frente de los destinos del País a los mas idóneos o si jugará, ya de salida, a dejar a quienes le guarden las espaldas a su gobierno en lo penal y en lo disciplinario. Presidente: llegó el momento de mostrar las cartas!