OPINIÓN

¡A la izquierda le quedó grande Bogotá!

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Pérdida de ingresos y pésima ejecución del gasto es todos lo que hemos visto. 

Por Oskar Nupia

Y no es solo por el caos institucional en el que sus alcaldes han sumido a la ciudad durante los últimos seis años (alcaldes destituidos, en la cárcel, restituidos, salpicados, etc.). La cuestión es más de fondo. El distrito ha disminuido su generación de ingresos de forma dramática durante los últimos tres gobiernos (Garzón, Moreno y Petro). Durante el último gobierno de Mockus (2001-2003) estos ingresos (en términos reales) crecieron un 8% promedio anual. Sin embargo, entre 2004 y 2013 (los 3 últimos gobiernos) los ingresos tan solo han crecido a una tasa anual promedio del 3.9%. Si contamos solo los últimos 2 gobiernos (2008-2013) la cosa es peor, estos ingresos han caído a una tasa anual promedio de 1%. Durante estos años la economía de la ciudad ha crecido en promedio 4.7% anual. Esta pérdida de ingresos junto con la pésima ejecución del gasto que todos hemos visto y la falta de una estrategia adecuada del gobierno distrital para aprovechar los recursos disponibles de la nación, ha hecho que Bogotá haya perdido la oportunidad de estar donde podría estar. 

¿Y dónde podría estar? A día de hoy deberíamos tener toda la infraestructura que se han robado políticos y contratistas durante los últimos gobiernos y aquella que han sido incapaces de hacer (la ALO, todas las fases de Transmilenio terminadas y en buen estado, por lo menos una línea de metro y alguna de cable, la carrera séptima totalmente organizada, los colegios y jardines públicos terminados y hasta algunos adelantos en el sistema de trenes de cercanías). Deberíamos tener un sistema de transporte acorde con esta infraestructura y no buses viejos reconvertidos y conducidos con las mañas de siempre, y un sector de taxistas mal regulado y con incentivos perversos (hasta que Uber, una iniciativa privada, les hará mejorar). Deberíamos tener colegios públicos competitivos con un grado de bilingüismo así fuera incipiente (y no comerciales de TV que muestran colegios públicos de fantasía que nadie sabe dónde están). Deberíamos tener una ciudad con un alto porcentaje de personas que saben vivir en comunidad, más respetuosas y tolerantes (esta es una de las principales causas de violencia en la ciudad). Deberíamos haber sacado todos los buses, camiones y carros viejos que contaminan. Deberíamos tener un déficit de vivienda menor. Deberíamos tener una corrupción que no fuera la protagonista de la ciudad sino algo que pasa imperceptible (saber que roban pero que por lo menos se hacen las cosas).  Todo esto, entre muchas otras cosas, hubiera podido tener la ciudad hoy en día.

Sin embargo, nada de eso se tiene. Por el contrario, hemos visto alcaldes que viven del pasado y que firman contratos al final de su periodo para desentenderse de estos, alcaldes voraces de corrupción y alcaldes con baja capacidad de ejecución que se preocupan por los toros, la rumba y en quitarle y dejarle negocios a los privados de forma caprichosa. Todos ellos parapetados en el desarrollo social que ha tenido la ciudad durante los últimos años: Disminución de la pobreza y del desempleo, y mejores indicadores de salud. Resultados que no se sabe con claridad si adjudicársele a los alcaldes del distrito o al gobierno central. Qué coincidencia ¿no?

P.D.  Si en los últimos 10 años a Bogotá la hubieran gobernado diferentes partidos políticos o un solo partido de cualquier posición ideológica y se hubieran observado los mismos resultados que hemos tenido que ver, entonces hubiera titulado “a los políticos (o al partido X) les quedó grande Bogotá”. Pero no, ha sido la izquierda la que ha ganado las últimas tres elecciones, con porcentajes de votación de 46.29% (Garzón), 43.94% (Moreno y López), 32.22% (Petro),  la que ha gobernado la ciudad. 

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