¿Dónde están los resultados?
Pasó el gran día y aquí estamos, sin saber todavía muy bien que fue lo que pasó. El registrador, quien es la persona indicada para informarnos, andaba anoche con sonrisa alicorada intentándonos explicar porque todo había salido mal. Que era culpa de los tarjetones, de los jurados, del conteo, de los sistemas y de los duendes traviesos; como si en Colombia no se hubieran celebrado elecciones ininterrumpidas y sin sobresaltos durante 50 años, particularmente la de hace 4 años que se llevó a cabo bajo idénticas circunstancias.
El coitus interruptus electoral se verificó exactamente a las 6:23 a.m. de la madrugada de hoy con el boletín No.42 que contiene los resultados del 93.82% de las mesas escrutados. Ojo, de las mesas escrutadas, no de los votos. ¿Qué tal que el 6.18% de las mesas que falten estén en Bogotá? Eso por lo menos, lo parecía insinuar Germán Vargas esta mañana cuando dijo que todavía faltaba el 10% de los resultados de la capital. ¿Podrían faltar por contar digamos que 300,000 votos bogotanos?
No sabemos. Lo que sí sabemos es que tenemos un resultado provisional, que varía y variará más porque sin tener la cifra total de votos es imposible determinar la cifra repartidora y sin esta y sin saber la cifra total de votos por cada partido es imposible saber qué número exacto de curules le tocó a cada partido y quien las ocupará en su nombre.
Por ahora (según el modelo de El Tiempo) la U tiene 28 senadores, lo que ha dado a toda suerte de comentarios dependiendo de los intereses políticos del comentarista respectivo. Unos dicen perdió por que tenía 31 después del transfugismo, otros que ganó porque tenía 21 en 2006, yo digo que la cifra solo importa en el contexto de la composición total del congreso y si esta es lo suficientemente alta como para formar mayorías.
Lo que me lleva al conservatismo, al cual se le esfumaron misteriosamente tres curules entre la hora en que me acosté el domingo (11:30 p.m.) y el coitus interruptus del registrador. Dicen que gana 22 curules, que es un buen resultado de todas formas y que le permite junto con la U una mayoría precaria del Senado.
Luego viene el liberalismo con 17 aunque al ver a Ramiro Bejarano celebrar anoche pensé por un instante que había leído mal y que no eran 17 sino 77. Son 17, Ramiro. Solo 17. Una menos que en 2006 y sí, si lo que uno esperaba era una masacre electoral, pues esta no ocurrió, lo cual no quiere decir que Rafael Pardo sea hoy día la reencarnación de Jorge Eliécer Gaitán.
Los cálculos más apocalípticos sobre el PIN no se cumplieron, aunque casi. Lo que resulta el colmo es que el Consejo Nacional Electoral no se hubiera dado el lapo cuando eliminó a ADN. Ahora tendremos parapolítica II, aunque las segundas partes nunca sean tan buenas.
Sigue Cambio Radical, que lo pintan como debacle y no lo es. En absoluto. Sacaba 10, va en 8, lo cual se explica por la baja votación de Char y Leonor Serrano, ahogada sorpresivamente, por echarse a las petacas. Me salto al Polo, por ahora, y felicitó a los Verdes. Yo pensaba que se quedaban enredados en el umbral pero la consulta interna y el referendo de los pedófilos los sacaron adelante. Se lo merecen aunque tampoco es para magnificar 4 (no creo que 5) curules en el Senado, lo cual no corresponde a su peso político ni moral.
La lista de Fajardo por su parte sigue apareciendo en los registros con 1 curul, lo cual es imposible porque cruzar el umbral da automáticamente 2 curules y la lista de Fajardo no lo va a cruzar a no ser que las mesas que falten sean todas las del Parque Lleras, que no lo son. O sea que la curul que le asignan a la señora White será de otro partido, tal vez una más para los godos.
El Polo por su parte vivió su pequeño Waterloo. Hay varias lecturas, la mía en particular es el voto castigo a la nefasta gestión de Samuel. Esto le costó la curul a Dussán, a Borja, a Bernal Amorocho, a Venus y a Carlos Romero (esposo de la señora López Obregón, hoy vice de Petro). Justicia divina diría yo, aunque no sé si le sirva de mucho consuelo al bogotano promedio que pasa 3 horas de su vida metido en bus por cuenta de los señoritos Nule. Obviamente, siguiendo la noble tradición de la izquierda colombiana la culpa de este descalabro será de alguien más, nunca de ellos mismos, por supuesto. Aventuro como chivo expiatorio al Presidente Uribe.
En fin, el que si no es un chivo expiatorio sino un verdadero culpable es el registrador que por primera vez en décadas ha dejado al país políticamente en ascuas sin que podamos saber cuál fue el Senado y la Cámara que eligimos.