¿“Se necesita visa” o “no pase”?
Por: Eliana Kaimowitz
Imagínese que usted es defensor de derechos humanos en un pueblo pequeño en Sudamérica que está tratando de evitar que las practicas de una compañía minera europea contamine la fuente de agua potable de su comunidad. Escuchó recientemente que un activista de derechos humanos en África pudo detener a la misma compañía y salvar la pureza de las fuentes de agua de su pueblo. Lo ideal sería conectarse con esta persona, llamarla, enviarle un correo electrónico o, mejor aún, conocerla en persona. No hay nada como una conexión personal para facilitar el intercambio de información.
Uno pensaría que si estos dos defensores quieren reunirse para tener un intercambio personal que podría salvar la fuente de agua de una población y generaciones futuras, ellos podrían subirse a un avión, encontrarse y participar en una lluvia de ideas que resulte en un intercambio de conocimiento y posiblemente una estrategia de protección para una comunidad y sus recurso. Sin embargo, la realidad es otra. Es mucho más probable que este tipo de encuentro ocurra si ambos son de Norteamérica o Europa (el “Norte Global”), pero no es tan probable que se de entre personas de Latinoamérica, África o Asia (el “Sur Global”).
Es sorprendente que en esta era de globalización y de fuentes infinitas de información, lograr que dos personas del Sur Global se reúnan requiere de tanto tiempo, dinero y esfuerzo emocional para sobrevivir el procesos burocráticos que llega el momento en que resulta ser un reto insuperable.
Incluso cuando se cubre el costo del viaje, la gente del Sur Global necesita visas de tránsito en el Norte, dado que muchas de las rutas de vuelo pasan por Europa y EEUU, además de la visa requerida para entrar al país de destino. Para personas que buscan compartir la riqueza de conocimiento que se cultiva en el Sur Global en el aviso entre las fronteras que dice “se necesita visa” termina significado “no pase”.
La búsqueda de espacios para encuentros Sur-Sur muchas veces se ven frustrados por la crueldad de los procesos de visas que no consideran el costo emocional, el tiempo y el dinero que conllevan los formularios, el viaje y las horas de espera por permisos que contribuyan al intercambio global de información. Termina siendo una situación donde el participante termina desmoralizado y sintiéndose discriminado, como lo describió Mauricio García en su columna relatando su experiencia de solicitar una visa.
Los intercambios entre personas de Sur Global son particularmente fructíferos porque varios de estos países comparten historias similares de violencia, luchas étnicas y políticas, y de pobreza. Hoy día un colombiano puede tener más en común con keniata que con un estadounidense. Sin embargo, un estadounidense puede viajar directamente de Miami a Bogotá y si tiene que hacer escala lo más probable es que no necesite visa de tránsito, mientras que un keniata debe viajar por la Unión Europea o Estados Unidos y necesita visa de tránsito para ambos lugares, además de su visa colombiana.
Habrá muchas explicaciones de por qué el mundo funciona de esta forma, como por ejemplo las escasas relaciones económicas, la falta de flujos migratorios e intercambio cultural entre los países del Sur Global. Pero el Sur Global ya no puede permitir que estas sean escusas para fortalecer el acercamiento Sur-Sur entre personas. Tenemos que empezar a pensar colectivamente cómo podemos derribar estas barreras entre nosotros y el resto del mundo, que nos impiden un acercamiento personal y necesario. De otro modo, perderemos grandes oportunidades para aprender y compartir con personas que pueden ayudarnos a resolver problemas de importancia local y nacional. Y para ello, podemos empezar por eliminar las visas entre nuestros países, para al menos quitar una carga más en estos largos y tediosos tránsitos. Para Colombia, un primero paso hacia el mundo sería exigir que le quiten a sus ciudadanos el requisito de la visa para la mayor parte de países del mundo, como lo escribió César Rodríguez. Comenzando por el requisito de visa de tránsito europeo, ya que podría empezar a abrir el paso para llegar a países de África y Asia.