El fantasma de Samuel Moreno planea desde hace dos semanas, más fuerte que nunca, sobre la campaña electoral de Clara López, su ex secretaria de Gobierno y sucesora en el Palacio de Liévano que es una de las favoritas para llegar a la Alcaldía de Bogotá. Adonde va Clara, llegan las preguntas sobre el cartel que se robó a Bogotá, una realidad política que en la campaña de Clara describen como “una persecución”, “un matoneo”, “una campaña sucia de la derecha” y “un caso claro de machismo” que busca enlodarla.
El 'factor Samuel', visto desde la orilla de Clara
El fantasma de Samuel Moreno planea desde hace dos semanas, más fuerte que nunca, sobre la campaña electoral de Clara López, su ex secretaria de Gobierno y sucesora en el Palacio de Liévano que es una de las favoritas para llegar a la Alcaldía de Bogotá.
Desde la entrevista de la candidata del Polo con Camila Zuluaga en La W y las preguntas que le hizo su ex colega en el gabinete Juan Ricardo Ortega, el 'factor Samuel' se ha convertido en uno de los temas de la campaña. Adonde va Clara, llegan las preguntas sobre el cartel que se robó a Bogotá: desde su charla con María Isabel Rueda el lunes pasado hasta la reunión privada que tuvo ayer con la junta directiva de la Andi, el gremio de los empresarios.
Esa es una realidad política que en la campaña de Clara describen como “una persecución”, “un matoneo”, “una campaña sucia de la derecha” y “un caso claro de machismo” que busca enlodarla. Tanto que esta mañana Clara hará una conferencia de prensa en el Club de Ejecutivos para protestar por el hecho.
“Es un disco rayado que ponen a sonar una y otra vez. Y es parte de una ofensiva mediática para tratar de bajar a Clara, que está punteando en todas las encuestas”, le dijo a La Silla el ex concejal Carlos Romero, su esposo y asesor de cabecera. (En la campaña lopista cuestionan la credibilidad de la encuesta que reveló Ipsos ayer, en donde se desploma hasta el tercer lugar, y están pensando enviar sus reparos al Consejo Nacional Electoral).
Eso es lo mismo que piensa la bancada polista en el Congreso, que hoy escribió un mensaje conjunto denunciando que hay “una campaña propiciada por algunos comunicadores que desde posturas políticas e ideológicas desvirtúan la imparcialidad”.
“Pretenden los neoliberales, en gavilla con mediocres y perversos ex funcionarios privatizadores, armar falsos positivos periodísticos con el torvo propósito de impedir el triunfo electoral de Clara”, añaden siete de los ocho congresistas del Polo (todos menos el senador Alexander López).
Clara y los medios
En la campaña de Clara eran conscientes que el tema del cartel que se robó Bogotá durante el gobierno de Samuel Moreno despegaría tarde o temprano en estas elecciones.
Por eso no los sorprendió. Han venido anticipándolo y discutiéndolo en el comité político desde hace semanas, sin diseñar -según dijeron a La Silla- ninguna 'estrategia de crisis' distinta a -en palabras de un cercano consejero- “responder, responder y responder”.
Las respuestas de todos van en la misma línea que las que ha dado Clara públicamente.
“Una secretaría es como un ministerio, cada uno está en su mundo. Es como responsabilizar al Ministro de Agricultura por lo que ocurre en Invías. No hay forma de enterarse y no son cosas que cuentan en la mesa”, dice Francisco Javier Mejía, el director programático de la campaña que fue asesor de despacho de Clara en la secretaría de Gobierno. “Ella lleva cinco años respondiendo lo mismo”.
Por eso en la campaña de López sienten que hay una vara para medirla a ella y otra distinta para los otros candidatos.
“Es como echarle la culpa a Pacho Santos de que en el gobierno de Uribe se chuzara. O a Rafael Pardo porque Pablo Escobar se voló de La Catedral [cuando era ministro de Defensa de Gaviria]. O a Peñalosa por las losas [de Transmilenio]. ¿Acaso ellos sabían lo que estaba pasando? Ellos son honrados e igual respeto se merece Clara”, dice el ex congresista Jaime Dussán, que es uno de los asesores más cercanos a Clara, integrante de su comité político y uno de los que apoyó a Samuel Moreno dentro del Polo hasta el final.
“Lo que manda el equilibrio informativo entonces es que le pregunten a Pacho -año por año- por todo el gobierno de Uribe. Y a Rafael Pardo hacerlo responsable, año por año, del gobierno Santos. No le pedimos a los medios un trato preferencial, pero sí apelamos a una igualdad de rasero”, dice Alberto Cienfuegos, el principal estratega político de Clara.
Ellos sienten que la entrevista con Camila Zuluaga fue, en palabras de uno, “una encerrona”. Que es curioso el timing con el que aparecieron cuestionándola en medios el ex director de la Dian Juan Ricardo Ortega (que fue Secretario de Hacienda al tiempo suyo) y Beatriz Arbeláez (quien lo reemplazó), a quienes Clara señaló de haber querido privatizar la ETB.
O que cuando entrevistan a Clara son comunes frases como la de Darío Arizmendi este viernes, cuando dijo -hablando de las declaraciones de Arbeláez- que algo “olía a podrido” en la Alcaldía y López le corrigió que la ex secretaria de Gobierno nunca había pronunciado esas palabras.
Es por eso que, por ahora, la estrategia de Clara es concentarse en los eventos con sus bases en las localidades, que -según dos asesores- no son tan influenciables por las encuestas. El domingo hizo dos recorridos en Suba, el sábado en Engativá y el Siete de Agosto.
Al mismo tiempo, muchos asesores y seguidores han venido cerrando filas en torno suya y defendiéndola también en medios.
Miguel Samper Strouss, el hijo del ex presidente Ernesto Samper y ex viceministro de Justicia que es pieza central de su campaña, escribió una columna en El Tiempo diciendo que “si no existen investigaciones o pronunciamientos judiciales formular acusaciones temerarias y sin fundamento para estigmatizar a una candidata no solo envilece el debate, sino que constituye en sí mismo un acto criminal”. (Samper es, de hecho, el autor del eje de lucha contra la corrupción del plan de gobierno de Clara, que tiene como ejes la veeduría ciudadana, un convenio que permita el escrutinio constante de funcionarios por parte de la Dirección Nacional de Inteligencia y la vinculación de las ías en todas las etapas de un contrato). Una polista replicó en Las 2 Orillas a la columna de Camila Zuluaga sobre Clara, criticando “la estigmatización a la izquierda”.
“Nos preocupa que los medios en general están creando en la opinión pública una asociación de ideas entre el tema de corrupción, el carrusel de la contratación y Samuel Moreno con Clara”, dice Jorge Bernal Conde, el gerente de la campaña de Clara, que fue su secretario de Salud y también subsecretario de Salud con Moreno. “No hay encuesta, entrevista, columna en la que se hable de ella como la alcaldesa designada por el presidente Santos durante siete meses, sino solo como la Secretaria de Gobierno de Samuel. Y ni siquiera hablan de su gestión”, añade.
Clara, el Polo y los Moreno
Dentro de la campaña de Clara insisten en que los Moreno actuaron solos y que el Polo no puede terminar siendo el único responsable político del desfalco.
“Samuel no gobernó con el Polo, sino con el samperismo, los liberales y La U. Pero hay un macartismo de mala leche para descalificar al Polo y mermar el crecimiento de la candidata”, dice Gustavo Triana, el secretario general del Polo que viene del Moir que lidera el senador Jorge Robledo y que en los últimos años ha sido la tendencia opuesta a la de Clara.
La mayoría recuenta, nombre por nombre, que la mayoría de los condenados e investigados del carrusel de la contratación, aparte de los hermanos Moreno, eran de otros partidos: Hipólito Moreno, Orlando Parada y Andrés Camacho Casado de La U, José Juan Rodríguez de Alas-Equipo Colombia (y luego verde), Jorge Salamanca del Liberal o Liliana Pardo, que venía del conservatismo.
O eran privados, como en el caso del contratista Emilio Tapia, el ex director jurídico del IDU Inocencio Meléndez o los abogados Álvaro Dávila y Manuel Sánchez. (Pocos mencionan al ex concejal Wilson Duarte, que está desde hace un año en La Picota y a la espera de su juicio).
Aún así, el Polo rodeó hasta el último minuto a los hermanos Moreno, considerados los grandes cerebros del carrusel de la contratación.
Al final de cuentas, Iván Moreno no era cualquier alfil en el Polo: era un senador que recibió el abrazo protector de las cabezas de su colectividad -incluyendo Clara, que era en ese momento la presidente del Partido- hasta después de su captura y de que la Procuraduría lo destituyera e inhabilitara por 20 años.
De hecho, en octubre de 2010, luego de que el hoy alcalde Gustavo Petro presentara un informe denunciando irregularidades en la contratación de la ciudad, fue Clara quien -como presidenta del Polo- salió a los medios a leer un comunicado en defensa de los hermanos Moreno.
Clara ha contestado asegurando que el Polo no rehuye a las investigaciones, que la suspensión de un militante es asunto de la Comisión de Ética y no de la Presidencia y que ella ha sido investigada hasta la saciedad sin que jamás le hayan encontrado nada en su contra.
Evidencia de ello -aseguran en su campaña- fueron los históricos niveles de aprobación (78 por ciento, los más altos registrados por Gallup desde 1994) con los que salió del encargo en la Alcaldía que le dio el presidente Juan Manuel Santos.
“Los pecados más grandes los cometió La U y los votos de los Moreno ni siquiera están en el Polo. Pero acá se carga con todo”, dice una persona de la campaña, aludiendo a que La U -que coavala a Rafael Pardo- tiene a un concejal condenado y a otros dos ad portas del juicio, mientras que los votos de la Anapo se fueron -según varios polistas- con la hoy representante liberal Olga Lucía Velásquez (quien fue la última Secretaria de Gobierno de Samuel).
De todos modos, más allá de quiénes fueron las cabezas, el ‘factor Samuel’ está reapareciendo de nuevo. Y con más fuerza que en la primera vuelta presidencial hace un año, cuando Clara fue la segunda candidata más votada en la capital con 500.603 votos y su pasado samuelista se mencionó solo esporádicamente. Seguramente porque las encuestas nunca la mostraron como la verdadera rival a vencer.
Por el contrario, en aquel momento Santos aspiraba a tener su apoyo en segunda vuelta (como finalmente sucedió) y Óscar Iván Zuluaga tenía la ilusión de que ella se mantuviera al margen de la contienda como lo decidió institucionalmente su partido. Ninguno de los dos tenía ningún incentivo para atacarla.
Pero ahora que se trata de una campaña sólo en Bogotá y en el que ella tiene posibilidades de ganar, ha vuelto a relucir la cercanía que tuvo con los Moreno.
En su campaña creen que es porque ella defiende un modelo de ciudad distinto, al que se oponen unos intereses económicos que están -según ellos- detrás de las presiones mediáticas.
“Esta es una campaña de economía política: estamos ante una retaliación del cartel de la privatización de la ETB y la Empresa de Acueducto y de quienes buscan recuperar el 52 por ciento del mercado del aseo [que perdieron con Petro]. Son los sectoresque buscan desmontar el modelo de inclusión social que se ha construido en Bogotá en los últimos 12 años”, dice Alberto Cienfuegos.
A tres meses de llegar a las urnas, seguramente las preguntas por los hermanos Moreno le seguirán siendo lanzadas a Clara. Queda por ver cómo continúa bateándolas.