El zar del café, ¿tostado?

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A pesar de que el café pasa por su mejor precio internacional, que el país está produciendo más y que la revaluación del peso les permite ganar mejor, durante el Congreso cafetero de la próxima semana en Bogotá los caficultores quieren sacar a la Luis Genaro Muñoz de la presidencia de Federación Nacional de Cafeteros. Estas son las cuatro razones por las que Muñoz podría estar de salida.

A pesar de que el café pasa por su mejor precio internacional, que el país está produciendo más y que la depreciación del peso les permite ganar mejor, durante el Congreso cafetero de la próxima semana en Bogotá los caficultores quieren sacar a Luis Genaro Muñoz de la presidencia de Federación Nacional de Cafeteros.

Muñoz llegará políticamente debilitado y sin un apoyo claro del gobierno Santos II, por lo que ya comenzó el sonajero para su posible reemplazo, liderado por el embajador en Londres y ex zar internacional del café Néstor Osorio (ex cuñado del presidente), el director de Corpoica Juan Lucas Restrepo y el presidente de Finagro Luis Eduardo Gómez.

Estas son las cuatro razones por las que Muñoz podría estar de salida.

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Tiene en contra a medio país productor

Este fin de semana, cinco comités departamentales cafeteros le pidieron la renuncia a Muñoz: Huila y Antioquia (los dos mayores productores nacionales en ese orden), Caldas, Risaralda y Cundinamarca. Entre ellos suman el 53 por ciento de la producción nacional y cerca del 51 por ciento de los caficultores, por lo que -de entrada- Muñoz llega al Congreso con medio mundo cafetero en contra.

Este hecho debilita la gerente, quien no llegó a ese cargo gremial por consenso. Como contó La Silla, su nombre genera división desde que fue escogido para reemplazar en 2009 a Gabriel Silva (quien lo apoyó) y tras el veto presidencial de Álvaro Uribe al ex ministro Juan Camilo Restrepo, que venía respaldado por Caldas y Antioquia.

Estos dos departamentos ya le habían pedido dar un paso al costado hace un año, pero Muñoz se mantuvo gracias al apoyo de los nuevos departamentos (como Huila, Nariño y su natal Cauca). Con la llegada de Huila cambió una dinámica fundamental: el emergente más grande se sumó a los tradicionales, lo que rompe el balance de poderes.

Los opositores a Muñoz llegan al Congreso cafetero con mucha más fuerza que al de hace un año. Por el complejo sistema de votos, no les alcanza para dar por segura su salida pero sí para que arranque debilitado. En total, los que le pidieron la renuncia reúnen 26 de los 60 votos, que se distribuyen según el volumen de producción: seis votos para los grandes productores, cuatro para los intermedios y dos para los pequeños.

Eso significa que necesitan sumar un departamento mediano o dos pequeñas para llegar a la mitad, algo que por ahora no parece probable, y -aunque los votos no aseguran que Muñoz vaya a salir- dos personas que trabajaron en la Federación en cargos directivos coinciden en que es difícil sostenerse con ese bajo nivel de respaldo.

“Más allá de la votación, hay mucho malestar en la base. Como cabeza de la Federación [Muñoz] no une al gremio cafetero y debe entender que es evidente la división”, dice el cafetero risaraldense Alejandro Corrales, quien -como los otros líderes de las cinco regiones que buscan un cambio- resaltan que hay una “mayoría numérica, aunque no estatutaria” en contra de su continuidad.

Ascienden las Dignidades

El factor que más influyó en el cambio en la correlación de fuerzas fueron las recientes elecciones cafeteras, en las que Dignidad Cafetera logró una veintena de asientos en ocho comités departamentales.

Esto es decisivo porque uno de los mayores reclamos del paro el año pasado -que lideró Dignidad, cercana al Polo Democrático y al senador Jorge Robledo- es que el gremio que lidera Muñoz no representa los intereses de los caficultores. Sienten que la Federación no tiene en su radar temas cruciales para los campesinos, como el alto precio de los insumos y fertilizantes que produce el oligopolio de Yara y Monómeros.

El resultado además se vio legitimado por el índice más alto de participación en la historia de las elecciones cafeteras, después de que votaran 245 mil cafeteros (el 65 por ciento de los cedulados).

El mayor éxito de los 'indignados' fue en el Huila, donde los cafeteros liderados por el ex congresista Orlando Beltrán lograron los seis asientos. Un éxito similar lograron en Risaralda (donde tienen 4 de 6 delegados) y Antioquia (donde también suman cuatro). Eso les dio la voz cantante en los comités de tres de los seis departamentos de mayor producción y en la posición de éstos en el Congreso, ya que allí cada comité departamental vota primero internamente y esa posición mayoritaria se queda con todos los votos del comité. En todos tres forzaron hace una semana la salida de sus directores ejecutivos.

En otras regiones no lograron una mayoría (y por lo tanto no pueden decidir el voto del comité), pero su presencia muestra que -aún en los departamentos que apoyarán a Muñoz- ese respaldo no será pleno a nivel municipal. De los seis representantes en los comités, Dignidad tiene tres en Valle (aunque sin el voto de desempate que pone el director ejecutivo), dos en Cesar / La Guajira y uno en Caldas, Cauca y Magdalena.

“Hace cuatro y ocho años habíamos elegido algunos, pero fue una experiencia maluca porque ni se notaba que había oposición. Ahora sí se va a sentir esa voz discordante y habrá más debate”, le dijo a La Silla Óscar Gutiérrez, el líder caldense de Dignidad y que es tan influyente que también es uno de los voceros nacionales de la nueva súper Dignidad que agrupa a todos los sectores campesinos.

Ese ascenso de las Dignidades es visto como algo positivo incluso dentro del Gobierno, porque -como dice un ex alto funcionario agrario- llegan voces más críticas de la Federación, pero siempre debatiendo dentro de las instituciones y las reglas de juego que existen. Es decir, no en medio de vías bloqueadas.

Se peleó con la Misión Cafetera

Hace un mes Muñoz salió a fustigar las primeras recomendaciones que hizo la Misión Cafetera, un grupo de expertos económicos que convocó Santos hace un año -durante la Constituyente cafetera en Chinchiná (Caldas)- para relanzar el sector.

Aunque se trata de una misión asesora cuyos consejos el Gobierno no está obligado a acatar, muchos en el sector agrario vieron esa reacción como una muestra del desinterés de Muñoz por dar el debate sobre una reestructuración de Fedecafé y las estrategias para competir en el actual mercado global, dos puntos que el propio Gobierno le pidió abordar.

Esos insumos que recibió la Federación eran apenas un primer esbozo, no pensados para circular ni discutir públicamente, pero Muñoz escribió una carta a sus afiliados criticando que “la imprecisión, el sesgo ideológico, el creer que al dividir una estructura se fortalece, desconoce con total impunidad la solidez y el arraigo de la institucionalidad cafetera”.

Eso lo puso en una confrontación directa con Juan José Echavarría, el director de la Misión Cafetera y ex director de investigaciones económicas de Fedecafé que fue jefe programático de la campaña de reelección de Santos y quien es -en palabras de un ex dirigente agrario- su “mayor asesor en esos temas”.

Tan duro fue el enfrentamiento que Echavarría criticó la filtración como “jugar sucio, hacer trampa”. Y, según le contó una persona a La Silla, el Ministro de Hacienda Mauricio Cárdenas los citó a ambos para que no pelearan en público y -tras llegar una hora tarde a la reunión- se los encontró en su sala de espera al borde de los golpes.

En particular Muñoz resintió la visión de la Misión de que se deberían separar las múltiples funciones públicas y privadas que tiene la Federación, que es -a la vez- un gremio, una empresa, un ente regulador y una entidad que diseña políticas públicas para el sector. Y que serían, al final, un golpe al poder que maneja, a su control de las rentas del café y su burocracia.

“Terminó descalificándola y casi ridiculizándola. Uno no tiene que estar de acuerdo con todo lo que dice, pero es una misión con gente seria y de vuelo. Torpemente intentó echarle tierra al informe”, dice una persona que conoce bien el sector.

“El problema es que es tremendamente cerrado y se niega al debate. En cinco años no hay innovaciones institucionales: él recibió las tiendas Juan Valdez, la variedad Castillo, el paisaje cultural cafetero de la Unesco. Todo eso ya estaba”, dice otro ex alto directivo cafetero. Ambos lo describen como averso al cambio y a tomar ciertos riesgos, en un momento en que -dicen los dos- el sector lo requiere.

Aún así, su postura crítica de la Misión podría ayudarle a alinear internamente a la gente de la Federación que tampoco ve esos cambios con buenos ojos antes del Congreso.

De todos modos, la pregunta del millón en el sector es cómo recibirán esas sugerencias de cambios Cárdenas y Santos, ambos cercanos al sector cafetero (al ser el ministro hijo de un histórico gerente de la Federación y el presidente su ex representante en Londres). De eso puede depender para de su decisión de mantenerle o retirarle el apoyo a Muñoz.

Ha casado otras peleas políticas

La pelea con Echavarría no es la única que ha casado Muñoz en el último año y medio con funcionarios del gabinete de Santos, algo complejo para un gerente de la Federación que -como cualquier presidente de gremio, sobre todo cuando maneja dineros públicos como Fedecafé- debe mantener buenas relaciones con el Gobierno.

Con varios ministros de Agricultura ha tenido ya rifirrafes. Tras el paro del año pasado, Juan Camilo Restrepo cuestionó la ausencia del gremio en el diálogo con los caficultores y afirmó que “salió fragmentada y lánguidamente posicionada, porque no mostró liderazgo”. También chocó varias veces con Rubén Darío Lizarralde por temas como los subsidios, al punto que el ministro le pidió que “se sacuda, que mire a su sector con perspectiva de presente y de futuro”.

Otra señal de que Muñoz ha perdido fuelle ocurrió en abril del año pasado, cuando -justo después del paro cafetero- convocó un Congreso cafetero extraordinario que lo ratificó como gerente. Esa cumbre fue organizada con tan poco tiempo de anticipación que no asistieron Santos ni sus ministros, la primera vez en muchos años que eso sucede (aunque el presidente sí inauguró el congreso anual seis meses después).

Muñoz también ha tenido varios debates duros en el Congreso en el último año, incluyendo uno tras el paro citado por el ex senador huilense Jorge Gechem y otro organizado hace tres semanas por el representante azul Luis Horacio Gallón -del cafetero suroeste antioqueño- quien le pidió la renuncia.

Esa pérdida de apoyo político podría pesar en su contra la próxima semana, cuando un guiño del Gobierno será fundamental -como dice una persona que trabajó en el sector- para que “todos agarren en esa dirección”. /p>

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