El senador conservador Hernán Andrade está empleándose a fondo para que su hermana Esperanza Andrade de Osso sea la próxima gobernadora del Huila. El problema es que mientras él es un santista 1A y consentido por el gobierno, ella se la jugó por el uribismo en las pasadas elecciones presidenciales.
El Gran Hermano santista y la candidata uribista
El senador conservador Hernán Andrade está empleándose a fondo para que su hermana Esperanza Andrade de Osso sea la próxima gobernadora del Huila. El problema es que mientras él es un santista 1A y consentido por el gobierno, ella se la jugó por el uribismo en las pasadas elecciones presidenciales.
Desde hace más de un año Esperanza -ex concejal de Neiva, ex secretaria de Gobierno del gobernador Juan de Jesús Cárdenas y precandidata en 2011- ha dicho que quiere ser gobernadora. Para eso necesita el aval del Partido Conservador, donde ha hecho toda su carrera política, y en donde también podría terminar aspirando el hasta hace poco senador Carlos Ramiro Chávarro (que se quemó y viene del grupo rival de José Antonio Gómez Hermida).
A diferencia de su hermano santista, en las últimas elecciones Esperanza le hizo campaña a Marta Lucía Ramírez , por lo que en el Huila se comentaba que -igual que el grupo de Chávarro- el de Andrade podía estar jugando a dos bandas.
En segunda vuelta la hoy precandidata se sumó a Óscar Iván Zuluaga (quien barrió en el Huila), explicando que “mi respaldo al doctor Zuluaga no es con cálculo político ni electoral. Me identifico con sus tesis y propuestas”. Tanto que algunos medios regionales, pasadas las presidenciales, la daban como segura precandidata del Centro Democrático.
Andrade -quien ha dicho en entrevistas que está “con la esperanza de que gane Esperanza”- ha sido uno de los senadores más consentidos por Santos, quien le dejó recomendar a Rey Borbón como gerente en el Incoder y luego encontrarle puesto allí a fichas de su grupo político, como su fórmula en las elecciones al Congreso Gladys Canacué.
Por eso, el apoyo a su hermana pone al senador en una situación tan difícil que, según el periódico opita La Nación, ya le dijo a su equipo cercano que es consciente que eso le puede costar el manejo del Incoder. Mejor dicho, gobernación mata gobierno.