Mañana nacerá oficialmente el Parque Nacional Acandí-Playón-Playona, que protege 14 kilómetros de la costa chocoana en el Golfo de Urabá y al lado de la frontera con Panamá, donde anidan las tortugas caná y carey. Este es el segundo gran éxito este año de Parques Nacionales -después de la ampliación de Chiribiquete- y apenas uno de los proyectos de parques con los que está corriendo contra el reloj porque tiene poco más de seis meses para avanzar en los procesos y así blindarlos contra la minería.
Sigue la carrera contrarreloj de Parques Nacionales vs minería
Mañana nacerá oficialmente el Santuario de Fauna Acandí-Playón-Playona, que protege 14 kilómetros de la costa chocoana en el Golfo de Urabá y al lado de la frontera con Panamá, donde anidan las tortugas caná y carey. Este es el tercer gran éxito este año de Parques Nacionales -después de la ampliación de Chiribiquete y la declaratoria de Corales de Profundidad- y apenas uno de los proyectos de parques con los que está corriendo contra el reloj porque tiene poco más de seis meses para avanzar en los procesos y así blindarlos contra la minería.
La razón se remonta al temor que despertó la reapertura de la ventanilla de títulos mineros en julio -que duró dos años congelada mientras se ordenaba el caos en el que estaba el catastro minero- de que muchas áreas naturales que están en proceso de ser protegidas pudieran ser solicitadas por empresas mineras. Y que, al avanzar al mismo tiempo el proceso de titulación y el de declaratoria de parques, pudiesen quedar problemas a futuro como el que aún existe con el título que tiene la minera canadiense Cosigo Resources dentro del Parque Yaigojé-Apaporis en el Vaupés, otorgado dos días después de creado el área natural en 2009.
La 'solución salomónica' a la que llegaron los ministros de Minas y Ambiente en mayo fue que todas las zonas que están en proceso de protección serían excluidas del área titulable para minería mientras tanto. Estas “reservas de recursos naturales”, incluyendo a Acandí, quedaron protegidas durante un año, que podría ser prorrogado en julio próximo por otro más.
Por esta razón Parques Nacionales -que dirige Julia Miranda- está corriendo con los procesos, ya que solicitar un título tarda un par de meses pero declarar un parque puede demorarse hasta cinco años por la consulta previa con los grupos étnicos de la zona, como en el caso de Chiribiquete.
Estos procesos ya no deberían demorarse tanto como antes porque, como contó La Silla, uno de los pocos efectos 'benéficos' de la caída de la reforma al código de minas es que ya no es obligatorio el concepto previo de MinMinas para las nuevas áreas, un requisito que paralizó procesos como el de la Estrella Fluvial del Inírida -que será declarado humedal Ramsar- durante dos años. Pero que en todo caso sí se demoran más de lo que le toma evaluar las solicitudes a la Agencia Nacional de Minería, que dirige María Constanza García y que ha venido negando toda solicitud que se haga dentro de áreas protegidas.
En especial, Parques Nacionales está corriendo para crear las áreas que protejan ecosistemas que no están representados en el sistema de Parques y que han sido identificados como prioritarios en el Plan de Desarrollo de Santos.
Para salvaguardar los ecosistemas marinocosteros, como el de Acandí, están Bahía Portete en La Guajira -que está terminando la fase de consulta y podría pasar al último paso en la Academia de Ciencias a comienzos del próximo año- y Cabo Manglares en Nariño.
Para preservar los ecosistemas del Orinoco están las Selvas de Lipa (Arauca), Cumaribo (Vichada) y Manacacías (Meta), cuyos procesos también están avanzados y protegerán amplias zonas de los Llanos, una de las regiones menos representadas. Y para el bosque seco tropical, los Bosques Secos del Río Patía -entre Cauca y Nariño- y el que reúne la Serranía de San Lucas y los Humedales de Nechí entre Antioquia y Bolívar.