La vanidad de Aguilar rompió el saco

Silla Santandereana

Hugo Aguilar, exgobernador de Santander condenado por parapolítica.

El parapolítico Hugo Aguilar, su esposa, su suegra y un tercero deberán responder por enriquecimiento ilícito y lavado de activos.

Ayer la Fiscalía capturó al exgobernador de Santander condenado por parapolítica Hugo Aguilar, a su esposa Mónica Barrera y a Yeison Sáenz, uno de sus presuntos testaferros por su presunta participación en los delitos de enriquecimiento ilícito y lavado de activos. Además su suegra Socorro Carreño se entregó a la Fiscalía en San Gil.

Todos deberán responder por el patrimonio que está a su nombre y que no estaría justificado, tal y como reveló La Silla Santandereana en junio de 2017 tras una investigación a 17 personas del círculo familiar de Aguilar.

Con esa decisión, en el momento más álgido de la campaña legislativa, los cimientos del clan Aguilar se estremecen.

La exposición

En abril del año pasado un acto de vanidad le cambió la suerte al coronel Aguilar.

Ese mes fue fotografiado mientras conducía un Porsche Convertible por las calles del área metropolitana de Bucaramanga, y desde entonces todos los reflectores quedaron sobre su cabeza.

Por un lado, porque había convencido a la Corte Suprema de Justicia de que no tenía con qué pagarles a las víctimas la indemnización de $6.337 millones que le impusieron de multa como parte de su condena por aliarse con paramilitares para llegar a la Gobernación de Santander en 2003.

Por otro, porque se abrieron varias preguntas sobre el origen del Porsche y de la fortuna que lo rodea. 

En Santander era conocido que vivía en el mejor sector del área metropolitana, que tenía plata para financiar y poner políticos, y que a pesar de la condena y del acuerdo de pago de la multa, tenía suficiente para vivir con lujos pese a que además de haber sido Gobernador de Santander solo tenía una pensión de la Policía.

En 2016 ya se había expuesto una vez.  

Como contó La Silla, intentó ser socio del Club Campestre de Bucaramanga y logró que lo presentara, entre otros, el cacao de la salud Víctor Raúl Castillo. 

Finalmente no entró porque su nombre generó resistencia dentro del grupo social que se mueve en el Campestre; pero de todas maneras quedó constancia que estaba dispuesto a pagar una acción de $60 millones y administración mensual de $640 mil, es decir, más de lo que pagaba a las víctimas para resarcirlas.

En el lado de su familia las preguntas también empezaron a surgir. 

La Silla Santandereana investigó las propiedades de 17 personas que hacen parte del primer y segundo círculo familiar de Aguilar, y encontró que al menos cinco de las personas allegadas -la esposa, la suegra, uno de sus concuñados, una de sus hijas y una sobrina- tenían bienes a su nombre cuyo origen era difícil de explicar debido a sus ingresos.

Dos de ellos ya entraron en la mira de la Fiscalía. 

La primera fue su esposa, Mónica Barrera, quien pese a ser una administradora de empresas que ha ejercido en cargos modestos y cuyo cargo más reciente fue el de ser asesora de María Eugenia Triana, representante del viejo PIN que se eligió con la maquinaria de Aguilar, tiene propiedades a su nombre cuyo valor comercial supera los $10 mil millones.

Entre esos están dos casas en Ruitoque Condominio, dos oficinas, un apartamento, una finca y una casa en San Gil.

La segunda es su suegra Socorro Carreño, quien pasó de ser conocida en San Gil por vender almuerzos a tener en su haber dos haciendas, tres fincas pequeñas y una casa. Todas sumadas tienen una valor comercial que bordea los $6.200 millones. 

Además, hay un tercero: Yeison Sáenz, quien como reveló Daniel Coronel en su columna de Semana, es un ingeniero que vive en apartamento modesto en Cúcuta y tenía a su nombre el Porsche del paseo del Coronel

Sin embargo, según lo que ha revelado hasta ahora la Fiscalía, directamente en el capital de Aguilar también hay $2.500 millones que no estarían justificados.

La hipótesis inicial es que todos los recursos que no están soportados dentro del patrimonio del coronel y su familia fueron “obtenidos por su relación con estructuras del desmovilizado Bloque Central Bolívar de las Autodefensas”.

Pero mientras hoy se conocen en Bogotá los detalles de la imputación, en el Santander político hay un terremoto, que de anoche hasta esta mañana ha dejado varias réplicas. 

El golpe político

Los líos judiciales de Aguilar han coincidido con los momentos claves de las campañas electorales de los últimos siete años. 

 

En 2011 se lo llevaron preso cuando la Corte Suprema de Justicia lo condenó por sus relaciones con paramilitares y en momentos en los que estaba preparando la candidatura a la Gobernación de Richard Aguilar, quien llegó a esa aspiración en paracaídas luego de que la Procuraduría inhabilitara a su papá. 

En 2015, cuando se calentaba la campaña para las locales salió libre tras cumplir las tres cuartas partes de su condena y arrancó la campaña para lanzar a su entonces ahijado, Carlos Fernando Sánchez, a quien lanzó por firmas con su movimiento Santander en Serio. 

Ahora la historia se repite a tres semanas de las legislativas cuando su hijo Richard Aguilar está buscando el Senado por Cambio Radical, y en momentos en los que su casa se estaba reacomodando para competir en 2019 por las locales.

Sin embargo, aún no es tan claro cómo los golpee porque existen dos posibles escenarios.

El primero es que se repita lo que sucedió en 2011 cuando Aguilar fue capturado por primera vez. En ese entonces en Santander se despertó una ola de solidaridad y eso lo capitalizó la campaña para victimizar a Richard e impulsar la elección. 

El segundo, es que dado que el país está en un momento electoral muy diferente y la corrupción es uno de los ejes de la discusión, la captura termine empantanándole la aspiración a Richard. 

Si pasa lo último, este sería el inicio de la debacle del clan Aguilar en Santander.

En todo caso en algo sí le funciona a Richard que su papá quede neutralizado por ahora. 

Como contó La Silla, aunque los Aguilar se reunificaron para hacer política, internamente, las relaciones entre los dos no eran muy fluidas.

Por un lado porque aunque los dos hacen política tradicional tienen estrategias diferentes y se querían imponer decisiones mutuamente, y por otro porque  Richard estaba intentando desmarcarse de su papá, quien le terminaba restando por tener la condena a cuestas. 

Por lo primero fue que Johnny Peñaloza, que era la Cámara que llevaba el Coronel, terminó desistiendo de su aspiración  (Richard no lo quería como su fórmula); y por lo segundo fue que Germán Vargas Lleras los dejó plantados en la reunión que le prepararon en Bucaramanga.

Esas diferencias, ya habían impactado a Cambio en Santander, que sin el candidato del Coronel perdía gran parte del impulso de la lista, cuando meterle gasolina era el acuerdo con ese partido.

Sin embargo, dentro de la mecánica electoral a Richard le empieza a jugar en contra que parte de las bases que tenía para apalancarse estaban con él porque su papá estaba detrás y si lo vuelven a dejar preso, puede haber fuga de apoyos cuando en Santander se están moviendo maquinarias con plata para sumar líderes..

El que sí recibe el golpe de gracia, es el senador del viejo PIN Mauricio Aguilar, quien aún con ocho años en el Congreso, a diferencia de Richard no forjó su propio fortín y se quedó a la sombra de su papá.

Tal y como estaba planteado el escenario, la idea era que Mauricio se lanzara en 2019 a la Gobernación de Santander para recuperar a nombre de su familia el ‘Palacio Amarillo’. 

Pero ahora él queda pendiendo de cómo funcione el teflón de la imagen de su papá en Santander.

Porque en todo caso, en esta región los Aguilar han demostrado que la mala imagen que tienen fuera del departamento no los impacta significativamente al interior.

La reacomodada en Santander

Con el golpe a Hugo Aguilar, hay un nuevo bandazo para Cambio en Santander. 

Parte de los acuerdos a los que llegaron los Aguilar la semana pasada con Germán Vargas Lleras fue ponerle votos a la lista a la Cámara aún sin candidato directo en ella. 

Por eso esta semana Richard volvió a sacar publicidad conjunta, esta vez con Sthepanie Tellez, una de las inscritas que hasta ahora había pasado de agache en la carrera electoral.

Pero como con la captura Aguilar hijo tendrá que redoblar esfuerzos en la campaña para minimizar el golpe, ahora es probable que ignore por completo la lista a la Cámara y se enfoque solo en él.

Precisamente por eso, otros de los que se podrían ver afectados serían Óscar Villamizar y Edwin Ballesteros, quienes están en la lista del Centro Democrático y según las versiones que a La Silla le dieron en Cambio estaban recibiendo apoyo de Richard.

Mientras tanto la Fiscalía está solicitando que se embarguen 28 bienes, distribuidos en 17 propiedades y cuatro carros de alta gama, cuyo valor comercial supera los $15 mil millones y están en manos de allegados a Aguilar. 

Hoy nuevamente ante un Juez se sabrá si le revocan la libertad condicional y el Coronel vuelve a la cárcel.

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